Carta abierta a la Fundación "la Caixa" sobre el inminente cierre de la Sala Montcada de Barcelona

Ante la cancelación del próximo ciclo de exposiciones en la Sala Montcada de la Fundación «la Caixa» en Barcelona y el cierre definitivo de la propia Sala, los comisarios y comisarias abajo firmantes quieren manifestar su profundo desacuerdo frente a una decisión que consideran equivocada y que puede determinar graves consecuencias en la ya precaria estructura del arte contemporáneo en la ciudad y en Catalunya.


La Sala Montcada inició su andadura en 1981, y durante estos 24 años se ha convertido en una referencia tanto en España como en el extranjero. A través de sus ciclos anuales, muchos artistas y comisarios han tenido la oportunidad de experimentar con un no desdeñable grado de autonomía y profesionalidad. Al mismo tiempo, su programación, que siempre ha buscado construir modelos de intercambio tanto geográfico como disciplinar, entre los diferentes agentes que traman el complejo mundo del arte contemporáneo, ha contribuido a difundir y visibilizar prácticas muy diversas de la producción contemporánea emergente.
La Fundación «la Caixa» siempre ha arrastrado en sus programas y quehaceres un lastre importante, que ha contaminado buena parte de las expectativas, propias y ajenas. La Fundació «no puede producir» obra contemporánea: la compra, la promueve, la patrocina, y la manda hacer cuando se trata de intervenir el patrimonio propio, pero nunca la produce. La excepción ha sido y es la Sala Montcada. Y ha sido una excepción, no sólo en el ámbito de la Fundación (incluso a pesar de algunos de sus directores), sino también en el entramado de los espacios de arte contemporáneo nacionales. La desaparición de Montcada supondría un nuevo golpe a la certeza de muchos creadores de que para construir una sólida estructura artística se necesita sobre todo ayuda directa a la producción.
Este cierre se da en un momento como el actual, en el que espacios con un espíritu parecido y dirigidos a nuevas producciones y proyectos de comisarios y artistas (Espai 13 de la Fundació Miró, o La Capella del Ayuntamiento) parecen disolver sus vínculos con la ciudad. Así se incide un poco más en el debilitamiento de las estructuras artísticas de Barcelona.
La nueva dirección de la Fundación ha manifestado que «si puedo conseguir una exposición producida por un tercero, llaves en mano, a un 25% del coste de producirla yo, tengo la obligación de hacerlo» (El País, 19-10-05). Estas declaraciones presuponen el desapego con la realidad productiva del país, además de contradecir la carta de naturaleza de la propia Fundación, cuyo objetivo principal es promover el equilibrio social y asumir un compromiso cultural con la sociedad que ha hecho tan enormemente rica a la entidad. Recordemos que el presupuesto anual de la Fundación es de 255 millones de euros; todo el Ministerio de Cultura dispone, por ejemplo, de 500 millones. Frente a ese volumen de presupuesto el gasto de la Sala Montcada es irrelevante, sobre todo comparado con los beneficios que supone el ser un lugar de referencia en arte contemporaneo. Su cierre no beneficia en nada a la Fundación «la Caixa», y puesto que no responde a cuestiones presupuestarias sólo puede ser fruto del deseo expreso por eliminar el hilo de conexión que le unía a la producción contemporánea.
La dirección de la Fundación considera que la audiencia mensual de la Sala (alrededor de 5000 visitantes) es ridícula. Eso refleja una cultura del oropel y del rating más banal, que no responde ni a los sentimientos de muchos trabajadores de la Fundació ni a la diversidad de opciones culturales que existen y por la que dice luchar la propia Obra Social de la Caixa. Por otro lado, nos dicen que puede haber una nueva continuidad de Montcada en los muros de CaixaForum. Todos advertimos lo que eso significaría. La plena museización de los programas y la comunión turística harán crecer mucho el número de visitantes pero al precio previsible de la disolución del espíritu creativo y experimental vinculado directamente con la ciudad y con sus actores y productores.
El nuevo director de la Fundación «la Caixa» ha declarado también que la política de grandes infrastructuras de la entidad ya se ha acabado, toda vez que el nuevo macro CaixaForum de Madrid ha entrado ya en la última fase de su construcción. En este sentido, pedimos a la Fundació que mantenga la coherencia dando también respuesta a la demanda ciudadana sobre la necesidad de articular polos de encuentro que vayan más allá de simples estructuras espectaculares y grandes espacios arquitectónicos. También, en este sentido, manifestamos nuestra esperanza de que la apuesta de la nueva dirección por los programas sociales en detrimento de los culturales no oculte intereses populistas, financieros o propagandísticos, y menos de una entidad, que aparte de hacer dinero, también ha sabido abrir los ojos a realidades no del todo visibles.
La Sala Montcada, además, tiene per se un valor «físico» añadido que pocos espacios de arte contemporáneo de la ciudad poseen. Muchos de los visitantes que entran en la Sala no tenían previsto acercarse a ella. Sencillamente se la encuentran en esa vieja callejuela medieval, llena de gente del barrio y de turistas. Ello supone un rico elemento configurador en la experiencia de los usuarios, que no existe en ninguna otra sala de la ciudad, insertas en museos que codifican a priori la experiencia artística.
Instamos a la Fundación a que replantee seriamente su actitud y compromiso con la Sala Montcada. Son cientos los artistas y agentes que han pasado por ese pequeño espacio: para muchos y muchas, Montcada ha supuesto un punto de inflexión en sus carreras y proyecciones. No entendemos que un bagaje tan extenso como el que aporta Montcada tenga que desaparecer, sin motivo aparente alguno. No comprendemos que en un país con pocos programas consolidados y eficientes en el mundo del arte contemporáneo, la experiencia pase a ser un handicap, algo prescindible en el nombre de la cuenta final de resultados o de los (más que razonables) índices de audiencia. No alcanzamos a entender las razones últimas para dejar a la comunidad más joven de artistas y comisarios sin uno de los más contrastados espacios de producción en España.
Abogamos plenamente por el futuro de la Sala Montcada. Si la Fundación desgraciadamente no da marcha atrás, entonces también habrá que luchar por nuevos horizontes. La Sala Montcada es propiedad del Ayuntamiento de Barcelona. Probablemente retornará a manos municipales. Si esto es así, desde aquí invitamos al Ayuntamiento a mantener el programa presupuestario, creativo y productivo que ha guiado Montcada, y, de paso, corregir la errática y displicente política que el gobierno municipal ha llevado durante muchos años respecto al arte contemporáneo emergente.
Firmado: Juan Vicente Aliaga, Juan Antonio Álvarez Reyes, María José Balcells, David G. Torres, Moritz Kung, Amparo Lozano, Martí Manen, Chus Martínez, Rosa Martínez, Jorge Luis Marzo, Neus Miró, Martí Peran, Montse Romaní, Jeffrey Swartz. Con el acuerdo y apoyo del Consejo de Críticos de Artes Visuales y de l‚ÄôAssociació Catalana de Crítics d’Art.

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