El pasado año fallecía, durante la presentación de una performance en la universidad colombiana El Bosque, el estudiante de arte John Jairo Villamil, quién bien podía haber suscrito las palabras que Van Gogh remitió a su hermano: «Pues bien, en mi trabajo arriesgo mi vida, y mi razón, al borde del naufragio.» ¡Cuán difícil de saber es el alcance del daño producido, a lo largo del tiempo, por la mitificada formula del artista sufriente!