FIGHT THE POWER. Public Enemy


El grupo pionero del hip hop, Public Enemy, no solo cambió la historia de la música a nivel creativo, lo hizo con una clara conciencia de ser una «maquinaria propagandística» del Black Power y la Nación del Islam en una sociedad de monopolios comunicativos como la MTV.


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Los Public Enemy aparecían en uno de los libretos de sus discos pisando la bandera americana al mismo tiempo que eran una sensación pop.
El primer objetivo de Public Enemy era comercializar el Black Power, la vía era la música y la moda que se mueve alrededor de la industria musical. Pensaban que si a sus potenciales seguidores les gustaban las modas, al menos podrían darles modas con las que aprendieran sobre sí mismos y sobre su Historia. Guerrilla de la comunicación a gran escala, la realización del punk, el sonido que John Savage definió como «la música de la gente descubriendo su propio poder». Para poder fortalecer su proyecto, los Public Enemy crearon su propia línea de moda callejera Rapstyle, participaron en trabajos cinemátograficos de Spike Lee ampliando los espacios «secuestrados» a los monopolios de la comunicación y pusieron en marcha la asociación REACH (Raperos Educating All Curriculum trough Hip hop) para involucrar a artistas del rap a participar en programas de conferencias y reuniones itinerantes por escuelas de educación secundaria para revertir parte de los beneficios que consiguen de su propia comunidad. Es muy fácil ver aquí una puesta en práctica de las teorías clásicas de propaganda política, un claro ejemplo de que el campo de lucha es la transformación de la opinión de la sociedad civil a través de herramientas fundamentalmente ideológicas. Cuando Chuck D, el frontman de los Public Enemy declaraba que «Public Enemy somos agentes que trabajan por la preservación de la mente negra. Somos secuestradores de los medios de comunicación» o que «el rap es la CNN negra» era muy fácil detectar el rastro de las teorías de Antonio Gramsci acerca de la «contrahegemonía». De hecho cuando Chuck D añadía que «el que controla la cultura controla al pueblo» no hacía sino resumir el punto de partida de Gramsci: el poder de las clases dominantes sobre el proletariado y todas las clases sometidas en el modo de producción capitalista no está dado simplemente por el control de los aparatos represivos del Estado, dicho poder está dado fundamentalmente por la «hegemonía» cultural que las clases dominantes logran ejercer sobre las clases sometidas, a través del control del sistema educativo y de los medios de comunicación. Si la contrahegemonía suponía la creación de una fuerza capaz de transformar las conciencias subjetivas y promover una reforma intelectual y moral, planteando conflictos particulares en el seno de la sociedad civil, generando momentos discursivos que por muy marginales o puntuales que sean, mediante su acumulación pueden articular un discurso que desafíe fundamentos aparentemente indestructibles del sistema dominante. Podemos decir que la praxis de Public Enemy no era otra sino ésta misma.

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