Frente Cultural y Unión Organizativa como preámbulo de la Revolución. Perspectivas revolucionarias a principios del siglo XXI

Reproducimos este artículo de La Tarcoteca, escrito por Pablo Heraklio. Una reflexión sobre la articulación de la cultura en un proceso revolucionario desde una perspectiva anarcosindical.

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Frente Cultural y Unión Organizativa como preámbulo de la Revolución. Perspectivas revolucionarias a principios del siglo XXI
Pablo Heraklio

En el artículo «Luchamos sin Retaguardia en un Mundo sin Medios. Por un Anarcosindicalismo Cooperativista» explicamos cómo el anarcosindicalismo es el Frente de batalla contra el capital, porqué el cooperativismo es la Retaguardia del anarcosindicalismo y por qué le corresponde al anarcosindicalismo organizar sus líneas de abastecimiento económico que le permitan arrancar al capital los medios de producción. En este artículo explicamos Cómo la cultura es el medio de recabar alianzas, apoyos y sumar voluntades a los proyectos y por qué al fallar la organización Cultural aumenta el aislamiento y la dispersión y se ve afectada tanto el frente de batalla anarcosindical como su estructura económica cooperativista, haciendo que se esfumen ya no solo las aspiraciones revolucionarias, sino las de meramente de subsistencia como organización.

¿Hay posibilidades de revolución en el SXXI?

La revolución es cambio súbito y desde la raíz de un sistema político, económico o social. La pregunta es simple: ¿Hay posibilidades de revolución? Nosotros responderíamos que teóricamente sí, si ocurriera una catástrofe más que por milagro, pero en la práctica, a día de hoy, en los países occidentales no es posible. Pero ruego que sigáis leyendo.

¿Qué se necesita para hacer una revolución? Una organización, un sistema y militantes. Observando estos tres aspectos nos podemos hacer una idea de dónde estamos y las tareas pendientes.

Se tendrían que seguir entonces una serie de acontecimientos que hoy en día están lejos de producirse. De una parte se deben contar con las circunstancias propicias, y por otra de la preparación; y esa es nuestra misión ineludible. Hay que crear la posibilidad.

¿La Revolución precede al Cambio o el Cambio a la Revolución?

Es decir, ¿Es el Cambio más posible por medio de una organización dentro de una revuelta o es más factible que una organización previa impulse a la revuelta revolucionaria? La respuesta parece obvia. Si en la sociedad hay Tensiones y tendencias estas no desaparecen en las revueltas, si a caso se acentúan. Si por medio de la organización y el diálogo se liman asperezas es más posible que una revuelta pueda encauzarse hacia un objetivo concreto.

Existe una posibilidad real de Revueltas en cualquier parte del mundo, fruto del malestar insoportable y tal vez un eco de manada que de vez en cuando nos hace reaccionar. No hay que confundirlas con revoluciones por mucho que nuestras ganas o la tele nos quieran hacer creer. Las revueltas espontáneas tienen infinitamente más probabilidad de ser neutralizadas o peor aún, manipuladas, como ocurrió con las ‘Revoluciones de Color’ [1], revueltas que acabaron patrocinadas por poderes trasnacionales y servicios Secretos. Simplemente promocionaron a una de las organizaciones en liza que servía a sus propósitos [2]. Si estas organizaciones disponen de acuerdos previos será más difícil que eludan sus compromisos.

Para concluir afirmamos que las Revoluciones se organizan, a lo cual se han suscrito durante la historia las distintas organizaciones revolucionarias anarquistas [3].

La transformación precederá a la revolución: un mapa de 1936

Podemos afirmar sin ningún tipo de dudas que la Organización precede a la Revolución, y las revueltas revolucionarias son planificadas; si no son planificadas no son más que hechos si a caso fortuitos con escasa probabilidad de prosperar.
Si la transformación, cambio interno en los individuos y sus organizaciones, precede a la revolución podemos decir que jamás una revolución ha estado más lejana que en estos momentos; y parece ser que se seguirá alejando.

Nada de lo que se diga aquí es nuevo. En 1936 nos marcaron el camino como con un mapa dejando un mensaje para el futuro. Lucharon en una guerra e hicieron una revolución. Ellos Dividieron las tareas en tres partes: Frente, Retaguardia y Cultura, y nos avisaron que sin organizar esos tres elementos fracasaríamos. Salta a la vista.

Repetimos, de nada sirve tener las herramientas si no se organizan y trabajan como sistemas.
En el Frente se sitúan los sindicatos
En la Retaguardia las cooperativas
En la Cultura la educación, propaganda y campañas

La fragmentación cultural y la materialización de la voluntad social

En los lugares donde triunfó la revolución se partió de una serie de ideologías más o menos concretas sostenidas por grupos, que fueron asociadas a unas necesidades y que en un momento se unieron generando infraestructuras, un sustrato físico de sindicatos, escuelas, ateneos, mutuas, cooperativas, barricadas, cantones, autonomías, milicias… impulsaron un movimiento, no solo la idea. La idea fue materializada, y su efecto palpable. Tenían algo de lo que sentirse orgullosxs, algo que perder, algo por lo que luchar, y por lo que morir.

Partimos de una voluntad que generó un entramado social que hoy día está siendo cada vez más disuelto por los mecanismos sociales y productivos en vez de fortalecido, haciendo cada vez más difícil su recuperación: hiperindividualismo, competencia, inestabilidad laboral, estrés, migración y movilidad, entretenimiento, medios desinformativos masivos, desprotección social con polidependencias… soledad. Aislamiento. Divide et impera.

Si bien tenemos la teoría poco se ha materializado en la práctica en forma de sindicatos, ocupas, fábricas expropiadas, mutuas o cooperativas. Surgen como experiencias desarrolladas por separado, con distintas visiones y distintos objetivos, pero la mayoría alejados de la meta revolucionaria. Por lo que hoy día aunque haya un sustrato social, como hemos mencionado en merma, la sensación que da la fragmentación es de que no hay nada por lo que luchar. No hay nada preparado, nada digno de ser defendido, y nada tan importante como para iniciar un ataque. Nadie en su sano juicio se involucraría en una empresa revolucionaria con tan pocas garantías. ¿Quién va a luchar en una guerra que no existe? Si a caso corriese persecución o riesgo la vida de alguna militante esta huiría al exilio antes que ser un mártir de nada.

Frente Cultural: La desfragmentación Cultural que lleve a la Unión Organizativa, preámbulo de la revolución

La Fragmentación Cultural hace referencia a la situación en que organizaciones e individuos actúan como individualidades sin conexión con el resto. Está relacionada con el Aislamiento físico al cual nos sometemos cada día y a la fragmentación cultural impuesta por el sistema capitalista. Esto impide el que se desarrollen proyectos comunes y es uno de los objetivos de la represión institucional al servicio de las élites políticas, religiosas y económicas. Nos mantienen desunidos porque nos quieren débiles. Hacen bien en temernos.

El objetivo del Frente Cultural es disminuir el aislamiento, la fragmentación, que no la variedad, disminuir la desunión, coordinar esfuerzos individuales, potenciar alianzas en campañas concretas que enfoquen la atención e impregnen a otras organizaciones de modo que actúen voluntariamente en sinergía hasta que finalmente se organicen en Federaciones capaces de desarrollar mayores objetivos.

Impregnación y permeabilidad Ideológica

La transformación social se promueve por medio de la Impregnación ideológica, el intercambio de ideas, en las distintas capas sociales. La cultural capitalista se abrió paso entre la cultura feudal hegemónica en su tiempo. Un ejemplo de impregnación es la aceptación de la ‘horizontalidad’ como deseable por diversas organizaciones ajenas al libertarismo a lo largo del globo [4] [5] o la aceptación por parte de las multinacionales de la utilidad de la ‘transversalidad’ [6], a regañadientes, en aras de la producción.

La impregnación es bidireccional y eso también los vemos en nuestras organizaciones. Desde sindicatos subvencionados, empresas capitalistas declaradas libertarias, ONGs y partidos libertarios… Se pueden considerar elementos intermedios que portan su grado de razón a la par que sus propios problemas y exigencias. Mientras estén desconectados proseguirá la fragmentación y a veces el despropósito. Con ellos también deberemos dialogar y llegar a acuerdos si queremos progresar en la construcción de algo común. Debemos permeabilizarnos para no quedar aislados, lo cual no quiere decir renunciar a nuestros principios, sino reconocer la multiplicidad de intereses.

Por supuesto que hay ‘infiltrados’ que nada les importa los ideales anarquistas o incluso los mínimamente sociales más que para crear la confusión o sacar un provecho personal, como los anarcocapitalistas o los nacionalibertarios. Los hay desde anónimos, profesores, periodistas, ONGs e Institutos a sueldo de los Amos; chacales que acaparan focos y medios. ¿Qué enjendros son esos? No hay que perder el tiempo en diálogos de besugos. No merecen más tiempo que el que se puede gastar debatiendo con un fascista o un capitalistas reconocido. Al fascismo se le aplasta, no se le discute.

Grados de organización y Salud Revolucionaria

Podemos entender que hay distintos grados de organización y que no se puede organizar un escalón sin haber cimentado el anterior.

1- Foros y Comunicación

Necesitamos una meta común que nos una y un proyecto que nos ilusione. El objetivo es animar a que las personas se organicen en grupos y los grupos en sistemas capaces de crear circuitos que permitan el acoplamiento progresivo de más personas, grupos e iniciativas. Sobre todo mostrando los beneficios de la Unión y la Solidaridad.

Bajo la Hegemonía cultural capitalista encontramos que no dejan de elevarse voces en contra del sistema imperante en un ambiente de insatisfacción general. Los distintos medios de propaganda y contrainformación [7] van encaminados a convencer a los individuos tanto de su responsabilidad como de sus posibilidades de cambio, incidiendo en la importancia de la organización como la mejor forma de encauzar las expectativas individuales. Parece un contrasentido pero es la única forma de superar las restricciones impuestas por el Sistema de Represión de los Capitalistas: un grupo de pares que nos acepte y nos permita crecer como personas. Sin el convencimiento individual no hay revolución real.

Cada organización tiene una meta y éstas son muy heterogéneas, por lo que habría que debatirlo largo y tendido, tal vez en un foro revolucionario. Necesitamos reuniones regulares, primero informales hasta que se vuelvan formales. Algo similar ocurre hoy en día con las ‘Ferias del Libro Anarquista’ [8] que se prodigan por todo el mundo, verdaderos foros informales y viveros de ideas.

2- ‘Acerdo de Mínimos’ y Campañas

Con el grado de testarudez imperante este debate puede llevar décadas, tal vez siglos, pero hay que encontrar el ‘Acerdo de Mínimos’ que nos permita mantener una relación y enfocar las metas particulares a objetivos comunes.

El ‘Acuerdo de Mínimos’ más básico entre libertarios puede ser un pacto de Autogestión, Acción Directa y Apoyo Mutuo que nos empuje a cooperar. Con organizaciones no libertarias, como en la preguerra española fue el Pacto Antifascista [9] que dio lugar a los Comités de Defensa. Tal vez la satisfacción de nuestras necesidades en libertad, sin explotación, sin ser sometidos por el capitalismo, el Anticapitalismo pudiera acercarnos. Tampoco podemos olvidar la lucha contra el expolio natural, la predación humana, el Ecologismo. Todos estos son motivos que nos unen entre anarquistas y más allá. Son pactos a los que se pueden adherir muchas otras organizaciones.

3- Plataformas

Cuando se produce la alarma social rápidamente todo tipo de organizaciones se juntan en plataformas para encarar tareas concretas. ¿Cabe la posibilidad de insertarnos en alguna estructura social a la que podamos llevar nuestro discurso? ¿Cabe la posibilidad de participar en Plataformas? Cada plataforma es diferente así que no se puede dar una respuesta unánime sobre su conveniencia.

No se pueden despreciar sus beneficios:

-las plataformas son muy ágiles y
-abren la puerta al diálogo entre las bases que pueden ser la puerta de colaboraciones más estrechas.
Las asociaciones anarquistas forman sus propias plataformas, como últimamente hemos observado con el ‘Unificando Las Luchas’ [10], ‘Proces Embat’ [11] o ‘Bloque Unitario’ [12]. Pero también se pueden insertar en plataformas más abiertas como Antifa, Las Mareas [13] o la PAH [14].

Tampoco olvidar los problemas que suscitan:

– Absorben fuerzas y energías desviándonos de nuestro propias funciones
– En ellas las organizaciones más grandes suelen llevar la voz cantante y ocupar los cargos de responsabilidad.
-En la mayoría el comité ejecutivo plantea los cursos de acción y agendas, pasa el cepillo y evita el debate.
– Al final se transforman en trampolines políticos y nos queda la sensación de haberle hecho el trabajo sucio a alguien e habernos tomado por bobxs.
Esta es por ejemplo la experiencia del 15M en el que se acabó creando un Bloque Crítico [15] ante la deriva institucional de la organización.

La plataforma no es un peldaño necesario, pero si muy común, de ahí su relevancia. Se puede considerar la plataforma como una pre-federación, una organización informal y por un motivo concreto que puede dar lugar a una federación. Para que se produzca la federación, lo cual debería ser un objetivo, es necesario un dialogo anteriormente mencionado y acuerdos firmes. Parece ser que este plataformismo es el nuevo estadio en el que nos encontramos, pero también parece que hasta que varíen las condiciones, como la subvención a sindicatos o los modelos de representatividad, estaremos en este estadio por mucho tiempo. Si quieren frenar el avance social el punto más débil y más fácil de minar son las plataformas. Como decimos, hay que valorar cada propuesta individualmente.

4- Federaciones

Hasta ahora la plataforma es una organización popular pero no instrumento adecuado de transformación. Este es la Federación, al ser más exigente y vinculante por medio de Estatutos. Lo vemos constantemente: serán las federaciones y confederaciones las que organicen tanto las cooperativas como los anarcosindicatos y autonomías y nos lleven por el camino revolucionario. En el plano revolucionario es el sustrato social sobre el que se cimentan las cooperativistas y anarcosindicatos.

Por último y tal vez lo más difícil, coordinar todas estas federaciones. Seremos más concretos. Mientras las Federaciones de Sindicatos como la CNT, CGT o Solidaridad Obrera, de Estudiantes como la FEL, de Grupos Anarquistas como la FAI, FAGC, FAGA, estén dispersos y solo conectado por medios del las dobles y triples militancias o campañas, sin un objetivo claro, podéis despediros de la organización y de cualquier atisbo revolucionario. Seguiremos ciegos, cojos y mudos, impotentes y mecidos ante los avatares de las élites. Tal vez un congreso sea un germen, pero lo determinante será la voluntad. Hoy con los medios y posibilidades que tenemos no hay nada parecido.

Si tenemos en cuenta que son las federaciones las capaces de realizar tareas de gran envergadura como las revoluciones nos damos cuenta de que en efecto nos encontramos en una situación de incipiencia muy alejada de cualquier atisbo revolucionario.

5- Organización internacional

Si hablamos del plano internacional encontramos aún más problemas. Partimos de enormes distancias y generalmente distintos idiomas que imposibilitan físicamente un diálogo fluido, aunque ahora contamos con potentes herramientas como internet y más medios. Hay un sustrato social en todos los países en cada uno se vive una realidad distinta y se viven distintas condiciones por lo que el debate aún es más difícil. Ejemplos de esta fragmentación y diferencias son las distintas alternativas organizativas desarrolladas en los distintos países: en Sudamérica se desarollan los Autogobiernos, en Europa se desarrolla el anarcosindiccalismo y en Siria la Autonomía. También se observa que en las ciunades se desarrollan las experiencias Autónomas mientras que en las zonas rurales son más comunes las cooperativas. Es posible llegar a Acuerdos e Incluso Campañas, pero existen grandes problemas a la hora de establecer Plataformas, y ya no digamos de Federaciones.

Salud! PHkl/tctca

Publicado el 12.1.2017, última edición 14.1.2017

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