Pocas veces un evento alrededor del diseño me ha interesado tanto como éste. Seis diseñadores se reúnen alrededor de una mesa para discutir la conceptualización de la marca «latino». Quizá a causa de mi escepticismo y mala leche habitual hacia el entorno del diseño o quizá por el propio distanciamiento de Marzo, que planifica la reunión pero no participa, veo la concentración de personalidades algo más cercana a la exhibición de monos en una jaula que a la retransmisión de un debate. Es como aquellos experimentos conductistas donde el sujeto, aparente experimentador, no era sino el objeto del estudio.
Los diseñadores aparecen incapaces de hacer un planteamiento metadiscursivo preguntándose cómo opera en sociedad tal reificación del logos en ese significante visual que es la marca, limitándose a producir balbuceos acerca de cuál es la mejor manera de construirla. Lástima me da ver ahí Norberto Chaves, al que aún tengo cierto respeto y que sin duda es el único que ha dicho algo sensato acerca del proceso de ficcionalización en el que nos sumerge la marca como experiencia vital. Al final del debate, como un certero guiño, puede escucharse a los asistentes preguntarse si, quizá, no han entendido nada.
Al distanciamiento de J. L. Marzo añádase la puntilla final con que se cierra el texto de presentación:
«Finalmente, la comunicación de la exposición se desarrolló ajena a las opiniones vertidas en aquel encuentro».
En otras palabras, «a efectos de la convocatoria oficial (buscar un nombre para la exposición), nos da igual lo que tengáis que decir». En otro lugar habrá que buscar la verdadera razón del encuentro.
elemental querido