Ningún desobediente a la cárcel. Una carta abierta al poder y un nuevo proyecto colectivo

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Hace unos días informábamos del comunicado de Enric Durán ante su proceso judicial. Durán decidió no presentarse al juicio y ahora desde la clandestinidad nos llega otro comunicado suyo en el que se anuncia la creación de RADI, un espacio autónomo contra la opresión y la persecución de los desobedientes

Comunicado de Enric Duran 3/3
 
Para empezar este tercer comunicado de la triada de estos últimos días, quiero recordar que en mi declaración del 17 de septiembre de 2008, ya decía «no pienso que el sistema judicial esté legitimado para juzgarme», y lo mismo repetí en diciembre de 2011, en el comunicado titulado «La insumisión bancaria y el derecho de rebelión: un llamamiento a la desobediencia civil masiva».

Entonces, ya daba algunos argumentos para no aceptar la legitimidad del sistema judicial: su falta de respuesta ante la «desaparición» especulativa de billones de euros del mundo financiero, la reforma de la constitución española, de septiembre de 2011, para beneficiar a los bancos poniendo como «prioridad absoluta» el pago de la deuda pública, los gravísimos recortes sanitarios que en Cataluña han matado ya a unas cuantas personas y recortado el valor de la vida de todas.

Tampoco concedía legitimidad a la fiscalía: Una fiscalía del Estado que se inhibe mientras banqueros y políticos conspiran contra el pueblo, no tiene ninguna legitimidad para acusarme de nada, ni para pedir ninguna pena por una acción política como la mía.  

Las leyes en que se basan sus acusaciones no tienen ninguna validez mientras se utilicen en beneficio de los de arriba y en contra de las clases populares. Precisamente mi acción antibancaria fue un acto de recuperación y justicia social, para reequilibrar, aunque de manera muy pequeña, una parte de las injusticias que cometen los que ostentan el poder. Estoy convencido de que quien no es merecedor de mi depósito de soberanía, tampoco tiene legitimidad para acusarme o juzgarme, obviando el conflicto existente entre las clases dominantes y las clases populares.  

Por lo tanto, a nadie debería sorprender que el pasado martes 12 de febrero no me presentara al juicio farsa que me tenían preparado, pues de hecho se puede decir que ya lo había avisado. Si ya no creo a priori en el sistema judicial, ¿como me podía presentar ese día en la boca del lobo, después de las vulneraciones producidas a mis derechos?  

Cabe recordar que en este proceso judicial se me acusa de unos hechos de los que ya me responsabilicé el 17 de septiembre de 2008, (por cierto, la acusación ni siquiera tiene en cuenta el atenuante de confesión de los hechos en su petición penal), y por este motivo precisamente el elemento clave de este proceso judicial – según la legalidad de este sistema que desobedezco – es si había o no estado de necesidad como eximente de pena …  

En todo el proceso de denuncia, detención, prisión preventiva, libertad provisional, instrucción, escrito de la acusación, revocación de todos los testigos y juicio, en ningún momento ni la acusación, ni los jueces han querido reconocer la motivación de desobediencia civil a una actuación financiera ilícita y a la vez peligrosa para la mayoría de la población, en que se enmarca mi acción.

 Ante esto, un tribunal que no valora estos hechos y por lo tanto, este posible estado de necesidad, no se merece que una persona comprometida con los derechos humanos colabore; por eso la cuestión ya no es sólo que yo no participe, sino que recomendaría que nadie que mantenga su dignidad, colabore en unas circunstancias como estas .  

Nuestra crítica al sistema judicial va mucho más allá como explica el comunicado (1/3) «Ni Leyes para mantener las desigualdades ni juicios para perpetuar la opresión.» que difundí este 20 de febrero.   Sabemos que la llamada autoridad judicial no está acostumbrada a este tipo de desobediencia, que no es una consecuencia sólo de su desprecio por nuestras razones, sino que es una cuestión profunda de objeción de conciencia.  

De hecho, debo reconocer que en ningún momento en los últimos tres años se me ha pasado por la cabeza el presentarme voluntariamente al juicio penal contra mí. Lo cual no quita que los ataques al derecho de defensa que he sufrido son tal y como los hemos explicado, y por lo tanto son inadmisibles, y constituyen una pequeña demostración del poco respeto que tienen por los derechos fundamentales, los que desde los estamentos oficiales de justicia dicen defenderlos.  

Sí que me interesaba que el juicio es suspendiera, sí. Quería ganar tiempo sencillamente porque cuanto más tiempo ha ido pasando desde que salí en libertad provisional en mayo de 2009, más fuerza han tenido las acciones que hemos realizado camino de construir otra sociedad, que esté a la altura de nuestros corazones.  

Me interesaba porque siento que mi papel presencial en la Cooperativa Integral Catalana, es deseable que continúe para seguir participando de la construcción colectiva de otra salud, de otra educación, de otra economía, de otra manera de organizarnos, la construcción de experiencias profundas de Revolución Integral que están empoderando y llenando de esperanza a miles de personas.  

Ante el riesgo de ver cortada de raíz mi implicación en la actividad por el bien común, siempre he tenido claro que prefiero proteger mi militancia antes que dejarme secuestrar por un sistema corrompido.  

Así pues, ahora no puedo estar en reuniones, asambleas, jornadas, pero sigo participando activamente desde la virtualidad, lo cual es infinitamente mejor que estar sometido a un régimen de cautividad. Confinado en una institución, la cárcel, totalmente indigna de nuestro siglo. En una situación de bloqueo encarnizado de mis potencialidades, sin poderme comunicar con el mundo con libertad y limitando críticamente mis relaciones sociales y personales. Y todo ello, costando una cantidad de dinero significativa a la Generalitat de Catalunya, cuando lo que hago espontáneamente en libertad es generar riqueza, fomentando la autogestión y el empoderamiento de la gente.  

Y es que la forma de proceder del sistema judicial y penitenciario ante casos como el mío, no beneficia a nadie. Además de perjudicarme a mí, perjudica a la administración pública, perjudica a las entidades bancarias que me acusan, las cuales – aparte de que no ingresarán nunca el dinero que les pedí prestado – están gastando dinero en el propio proceso judicial y al mismo tiempo contribuyen a deteriorar su propia imagen, dado que mucha gente me apoya.  

Esto no responde a un caso aislado. En medio de un contexto de recortes sociales que están afectando a las necesidades básicas de mucha gente con la excusa del déficit económico, seguimos sosteniendo un sistema judicial y penitenciario que genera un alto volumen de gastos económicos a la administración y, por tanto, a la ciudadanía, sin que en líneas generales nadie salga beneficiado, ni tan solo las afectadas, y sin que el aislamiento y sufrimiento de las personas condenadas tenga fin.  

Bueno, nadie no, sí se benefician los funcionarios de la consejería de justicia, jueces, procuradorxs y abogadxs, que reciben ingresos estables -en algunos casos importantes- gracias la perpetuación de este funcionamiento incomprensible, y también las empresas que tienen concesiones de servicios en las cárceles. Este último es un tema bastante oscuro (del cual deberíamos hablar otro día …).   Estas personas que tienen su trabajo vinculado al departamento de Justicia, obtienen un beneficio económico sí, pero yo cuestionaría bastante que los objetivos que tienen marcados en su trabajo puedan ayudar realmente a la mayoría de trabajadorxs, a que se realicen como personas y se sientan contentas con lo que hacen.  

Ante todos estos antecedentes, circunstancias y reflexiones, no nos podemos quedar de brazos cruzados, simplemente esperando que nunca me encuentren; así que como somos un movimiento que quiere revolucionar integralmente, hemos decidido actuar para transformar también en este contexto de desobediencia, juicios y riesgos de cárcel. Por eso he redactado como parte de este comunicado, una Carta Abierta a los Sres. del tribunal que tienen el encargo de llevarme a juicio, y a toda la acusación:  

Estimados Sres. de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Barcelona, de la fiscalía del Estado y de las 14 entidades financieras (ahora ya no tantas …) que participan en el proceso penal en mi contra:   Ante todo, quiero insistir en que yo considero que la devolución a la sociedad, después de haber tomado prestados 492.000 euros, y no haberlos devuelto, ya ha quedado suficientemente cubierta con todos los destinos que tuvieron ese dinero y sobre todo por la labor de desarrollo de proyectos de autogestión que después de años de estudio y construcción han culminado en el movimiento de las cooperativas integrales, tal y como se puede encontrar explicado con detalle en este enlace; http://enricduran.cat/la-red-de-cooperativas-integrales/ y tal como muchas personas conocen de primera mano y muchísimas más apoyan.   Sin embargo, llego a comprender que una parte de la sociedad, los bancos denunciantes, la estructura de Estado y aquellos y aquellas que les apoyan o se sienten en las antípodas de mi visión de bien común, tienen un conflicto conmigo porque no están de acuerdo en que se haya producido esta relación recíproca o sencillamente no tienen ningún conocimiento de todas estas iniciativas. Lógicamente hay que abordar la cuestión de cómo gestionamos esta situación conflictiva.  

Partimos de unos condicionantes previos que son suficientemente rotundos: por un lado el tribunal y la acusación no está respetando mi argumentación basada en un sistema de valores que pone el bien común por encima de los intereses privados de la banca. Por otro lado yo, el autor de los hechos, no acepto la legitimidad de su ordenamiento jurídico, de sus leyes y de su autoridad.   Tal y como expliqué en el comunicado 2/3 «Generalicemos la desobediencia, extendamos la Revolución Integral.
 Llamamiento a la acción», formo parte de un colectivo cada vez más numeroso desde donde hemos dado por roto el contrato social en que se basa la relación entre ciudadanía y estado, y hemos otorgado nuestra cuota de soberanía popular a procesos de auto-organización social desde donde estamos construyendo prácticas concretas de Revolución Integral.  

Seguramente vosotros, los que malinterpretáis nuestra desobediencia como delincuencia, no le dais legitimidad a nuestro sistema auto-organizado, tampoco os lo hemos pedido, en este punto estamos igual: nosotras no os reconocemos legitimidad, vosotros a nosotros tampoco. La diferencia radica en que vosotros como representantes de un Estado se consideran con suficiente autoridad para obligarnos a cumplir sus leyes y sus órdenes. Si os creéis con el derecho de mandarnos es debido a que este Estado, como casi cualquier Estado del mundo a día de hoy, está concebido de forma totalitaria, en cuanto a la pertenencia, es decir que según su modelo supuestamente democrático, una persona cuando nace, en función del lugar de su nacimiento y de la nacionalidad de sus padres, es obligada a acatar un sistema de autoridades, leyes y órdenes, que no ha decidido.  

En un sistema vinculado a la Revolución Integral no es así, las personas elegimos ser parte, por ejemplo de una cooperativa integral, según un modelo de libre adhesión. En cualquier momento podemos empezar a participar, y cuando queramos podemos darnos de baja.  

Nuestro sistema de toma de decisiones es asambleario y está claro que también hay conflictos, el conflicto es connatural a la existencia humana, la principal diferencia es que la gestión del conflicto y la forma en que se llega a acuerdos incluye y tiene en cuenta las opiniones de todas las personas vinculadas al conflicto. Teniendo en cuenta los diferentes puntos de vista, las opiniones, los sentimientos de todas las personas vinculadas a cada problema, vamos generando un proceso de consenso hasta que llegamos a la situación de tomar una decisión que todas las partes afectadas aprueben.  

Yo creo profundamente en este modelo de gestión del conflicto y por eso no acepto ni aceptaré que se me imponga ninguna decisión en la que no pueda participar.  

Así pues, una vez contextualizada la situación, lo que quiero plantear al tribunal, es que antes de pretender imponerme nuevas medidas espere a que yo pueda preparar una propuesta de lo que puedo aportar como acción recíproca para toda la sociedad, de lo que sino a toda, a la mayor parte de la ciudadanía catalana le pueda parecer una buena devolución que me responsabilizaré de aportar, incluidos aquellos sectores que se sienten muy distantes de nuestros valores y forma de entender la vida.   Será una propuesta que es coherente con nuestro principio de autonomía en el marco de la Revolución Integral, y a la vez beneficia a las clases populares y a todos aquellos y aquellas que aún sintiéndose vinculadas a un Estado (ya sea el español o el futuro Estado catalán), siguen esperando ver reflejados sus ideales de libertad, justicia y equidad.  

La otra opción que tiene el tribunal, es seguir con su cuadriculada línea marcada; perseguirme y buscarme para intentar capturarme en alguno de los muchos lugares de Europa que me han ofrecido. Gastarse un montón de dinero en investigaciones policiales, en el coste de mantenerme en prisión si me detuvieran, en juicios inútiles. Y así, seguir generando indignación popular que luego conllevará más dolor y más costes policiales y de manipulación mediática. Al fin y al cabo con esta opción el tribunal escogería seguir siendo parte de la vía autoritaria y destructiva, que está llevando a la sociedad capitalista a un camino sin salida.   Así pues, la propuesta que os he hecho llegar queda sobre la mesa, una propuesta para toda la sociedad en la que nosotros seguiremos trabajando. A partir de aquí señores del tribunal, ¡ya veréis qué hacéis!

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Y bien, compañeras y compañeros, amigas y amigos, lectoras y lectores,   Por todo lo mencionado en esta carta estoy seguro que contribuiré mucho mejor a la sociedad, si me cojo un tiempo para preparar una buena propuesta en profundidad, que se pueda presentar al tribunal y a toda la ciudadanía.  

Por este motivo y actuando de manera preventiva, por lo que pueda pasar, he iniciado una nueva etapa.  

Desde unos días antes del juicio, he desaparecido sin dejar rastro, y desde entonces estoy protegiendo mi libertad en algún lugar de Europa.  

No se trata pues de un movimiento improvisado, y tampoco es sólo una decisión personal. Desde hace meses que supe que el juicio podía ser pronto, cuando después de la instrucción se designó antes del verano a la sección segunda de la Audiencia como tribunal, hemos tenido claro que la circunstancia a priori desfavorable del proceso judicial, debía convertirse en una nueva oportunidad creativa para generar una estructura que más allá de mí, beneficie a todas las personas que fruto de su acción desobediente, puedan llegar a encontrarse en riesgos similares.  

Es el momento de llevarlo adelante, independientemente de lo que suceda con el tribunal.   Lo que ahora está empezando es un proyecto colectivo, que se lleva tiempo debatiendo con profundidad y discreción. Un proyecto que teníamos decidido que empezaría cuando fuera necesario para alguien de nosotros. Ahora ha llegado el momento y tenemos ganas de explicarlo.   No se trata de una propuesta de vanguardia sino para cuidar la retaguardia. Porque lo que queremos hacer es proteger la Revolución Integral, trabajando porque ni yo, ni ningún otro activista desobediente tenga que ir a la cárcel. Una propuesta que pensamos que interesará a personas comprometidas con los derechos humanos y la transformación social de Catalunyaa y de todo el mundo.   Algunos de los principales objetivos de este nuevo proyecto que ahora empieza son:  

•Crear una estructura organizativa para proteger la integridad física de los y las activistas comprometidos con la transformación de la sociedad, la revolución integral y la libertad de expresión, que en un momento dado sean perseguidas por las estructuras judiciales y represivas del Estado y los poderes económicos, y quieran escoger la opción de la desobediencia y la protección personal.

 •Profundizar en la investigación y el desarrollo de estrategias integrales para garantizar que ninguna otra persona activista desobediente sea perseguida por ningún tipo de poder opresivo, ni amenazada de ir a la cárcel. Una de estas líneas de trabajo es la de profundizar en alternativas al sistema judicial y al también fracasado modelo penal basado en el encarcelamiento, con la que queremos beneficiar también a diversos colectivos sociales que en un momento dado pueden verse afectados por medidas penitenciarias.

 •Fomentar la libertad de expresión a través de la difusión de información y contenido silenciado, que no se esté extendiendo por la presión de los poderes establecidos. Esta estructura permitirá también la consolidación de vías de estudio y de investigación que actualmente no pueden desarrollarse o que se ven frenadas por falta de recursos económicos y diversas formas de presión. Pensamos especialmente en la liberación y difusión masiva de conocimientos censurados de algunos de los temas más claves en ámbitos como la salud, la tecnología, la energía …  

La necesidad de una estructura para protegernos de la justicia, mercenarios y otras amenazas del poder, se hace bastante evidente aprendiendo de la Historia. Muchos y muchas conocemos ejemplos de casos de investigadores perseguidos, informadores y periodistas asesinados. Sólo en México han asesinado a 71 periodistas en 12 años.  

Es bastante visible el caso de la persecución contra Julian Assange como responsable de Wikileaks.  

Hace un siglo ya del caso de Tesla, el genio de los inventos energéticos, y la miseria económica que acompañó sus últimos días, aun da que pensar.  

Más allá de casos tan conocidos, hay cientos de casos de censura y presión de los poderes fácticos, frente a los que se podrá hacer más cosas con una estructura colectiva como ésta. Sin ir más lejos, el mismo día que estoy escribiendo este comunicado, la revista «Cafe amb Llet» se ha visto obligada a sacar de internet bajo orden judicial, el video: «El robo más grande de la historia de Catalunya».  

Pero sabemos que la desobediencia no se detendrá por la acción censuradora de la «justicia», al contrario, se multiplicará, por lo que al igual que otros sitios de Internet, en el canal del Derecho de Rebelión los hemos colgado de nuevo.  

Dado que cada vez se está haciendo más arriesgado defender la libertad de expresión y el bien común, se hacen necesarias nuevas estructuras autogestionadas de protección, que sean capaces de hacernos invisibles ante los sistemas de control del poder en sus diversas caras.  

El nombre de este nuevo proyecto colectivo es RADI (Revolución, Acción, Desobediencia, Integral). El RADI ya está trabajando hoy para hacer posible el cumplimiento de estos objetivos, se puede encontrar más información en www.radi.ms  

Desde esta nueva identidad iremos comunicándonos públicamente. Así, esta primera persona del plural desde la que he estado hablando en los últimos comunicados, coge forma y nombre, a partir de ahora.  

Una nueva semilla ha germinado: es Comprometida, Resistente, Enredada, Austera, Revolucionaria, Activista, Desobediente, Integral, Creadora, Activa, Libre, Soñadora, …  Invisible a la mirada de la tormenta, respira alegre en alguno de los huertos rebeldes de nuestro mundo. Germinarán más con pasos firmes y el atajo claro, para levantar la mirada y decir:

¡No tenemos miedo!  

¡Una nueva dimensión de la Revolución Integral ha comenzado!  

Enric Duran + RADI  28 de febrero de 2013

  

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