No food, no picture

Es increíble hasta dónde extienden algunos la idea de propiedad privada. Este señor de la foto no tiene ningún recato a la hora de prohibir captar imágenes del escaparate que ha puesto en la calle. No pude evitar hcerle fotos a él, a su cartel de prohibido y a su tienda mientras me informaba, eso sí, con absoluta amabilidad, de la prohibición vigente que él mismo había instaurado en la zona.

¿Cuál es el sentido de una prohibición semejante?

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4 responses to “No food, no picture

  1. El año pasado, un camarero de una cafetería de Barcelona que tiene un mural de Labanda en su interior casi me hostia por estar grabando un video a un colega en plena calle. Por lo visto la cafetería ésta tiene fachada de cristal y -según él- el copyright me impedía pasar por delante de la puta cafetería con mi cámara. Demencial. A saber cuánto les estafó el Jordi a los tíos estos para que se crean que tienen esos derechos.

  2. Pues sí. La única razón válida que encuentro para justificar la prohibición de fotografiar tendría que estar relacionada con el derecho a la intimidad. Sin embargo el aliciente suele ser muy distinto. Se trata de revalorizar (o sobrevalorar, mejor dicho) alguna cosa por el viejo método de limitar su acceso o restringir su distribución.
    Este comportamiento viene siendo habitual en aquellas disciplinas que buscan cierto grado de mitificación y cuyas tecnologías permiten la reproducción.
    Un ejemplo típico lo encontramos en el mundo del arte. Las planchas de grabado se rompen una vez que se ha impreso un número estipulado de copias. También se limita el número de copias de una fotografía digital o de un CD con un vídeo. Este último caso es especialmente absurdo, ya que la copia se podría realizar desde otra copia, sin necesidad de recurrir al CD original porque la copia y el original son iguales.
    Me explico más. En el caso del grabado tenemos una plancha que origina la copia (la copia sola no puede generar otras copias de la misma calidad), en el caso de la foto digital tenemos un archivo que genera una impresión (desde la que no se podría obtener una copia de la misma calidad), pero en el caso del vídeo cada copia puede ser copiada a su vez con la misma eficacia que el CD original.

  3. Uno de mis viejos proyectos para cuando sea millonario es abrir una discoteca y pagar en todos los medios publicidad encubierta diciendo que allí van todos los famosos. También propagar rumores de sucesos escandalosos y divertidos supuestamente sucedidos en el local. En realidad, se trataría sólo de una fachada colosal con unos porteros que no dejasen pasar absolutamente a NADIE, porque en el interior no habría NADA (sólo efectos de sonido para que desde fuera pareciera algo). Apuesto que habría gente que juraría haber estado en su interior. Cuando unos cuantos se hubieran ya puesto en evidencia, revelaría la broma.
    Por supuesto, la acción se basa en esa revalorización absurda que da la masa a aquellos productos restringidos a la mayoría.

  4. Ay, amigo, me da la sensación de que alguien se te adelantó. El pabellón de España en la Bienal de Venecia era algo parecido. Evidentemententemente el sentido de la pieza es distinto, pero las dos tienen en común el uso de la estratificación social, la creación de jerarquías.

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