NO FUTURO. Organización Nelson Garrido, Caracas, Venezuela.

El pasado 27 de abril se presentó en la Organización Nelson Garrido de Caracas, la muestra NO FUTURO comisariada por Democracia.
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No Futuro es una muestra que se articula en dos partes, por un lado una serie de video-instalaciones y obras sonoras de artistas provenientes de Holanda (Marc Bijl), México (Teresa Margolles) y España (Santiago Sierra, Karmelo Bermejo y Democracia); por otro una selección de video español en formato monocanal, bajo el titulo de Spanish Bombs (TeGustaLoQue Ves?, Antonio Ballester, Rubén Santiago, María Cañas, Josechu Dávila, Antonio de la Rosa, Disraeli Collado)


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Advertencia. Obra Sonora
Santiago Sierra
Si bien la mayoría de los artistas son españoles, más allá de articular una muestra de «arte español», se trata de poner en contexto actitudes comunes por encima de ámbitos nacionales, una diferenciación que ya nos resulta obsoleta y artificial frente a la formación espontánea de comunidades transnacionales que comparten intereses políticos y artísticos dentro de una sociedad globalizada e interconectada… justo cuando muchos creen que la @ no es sino el trasunto tecnológico de la anarchy.gif.
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In search of the suspicious. Video
Marc Bilj
No Futuro es una muestra de propuestas artísticas comprometidas con lo real, pero que frente a la hipocresía (o la impotencia) de un arte transformador de esa propia realidad, que muchas veces se convierte en caro sucedáneo del verdadero cambio político, optan por actitudes nihilistas. Nihilismo como negación de todo principio, autoridad, dogma filosófico o religioso, negación de las posibilidades que se nos ofrecen para progresar en las sociedades contemporáneas: la seguridad (como monitorización constante de la vida cotidiana, que necesita alimentarse de continuas amenazas), la caridad (que mantiene y potencia el status de la víctima pero que no puede resolver su situación para no anularse a si misma), el trabajo (como venta de tiempo vital) o la cultura (transmutada en ocio y espectáculo)…
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Aportación de trabajo gratuito al Grupo Deutsche Bank. Los cristales
de una sucursal de Deutsche Bank fueron limpiados sin recibir a cambio
remuneración alguna.

Karmelo Bermejo
En definitiva la negación de la idea de Progreso o Futuro, que como ha señalado Agustín García Calvo no es más que la voluntad de dominación que se traduce en la administración de la Muerte: «Administrar la muerte» quiere decir… no inventarla, sino de distribuirla: de cambiar cualesquiera posibilidades de vida, de disfrute, de inteligencia, cambiarlos por el Futuro. El truco es sencillo: resulta muy melodramático llamar muerte a la «Muerte», en cambio cuela mucho mejor llamarla «Futuro».
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El sonido de la Morgue. Obra Sonora.
Sonidos de trepanaciones craneales procedentes de personas asesinadas, realizados
durante diferentes autopsias.
Teresa Margolles
Como si no pasara nada. Nihilistas en acción.
José Luis Corazón Ardura
Muerte es todo lo que despiertos vemos: todo lo que durmiendo, sopor.
HERÁCLITO
La Nada no tiene ningún centro y sus límites son la Nada.
LEONARDO DA VINCI
Quien menos conoce la época es quien no ha experimentado en sí el increíble poder de la Nada y no sucumbió a la tentación.
J√úNGER
El arte como crítica inversa
El nihilismo es la busca que, partiendo de la destrucción dialéctica propia del espíritu negativo, acaba por señalar hacia la inversión del futuro en un presente abandonado . Lo nihilista es una disposición que acaba en el escepticismo ante la realidad porque su pesimismo le ha llevado a la renuncia y al abandono, es un nuevo idealismo invertido que trata de encontrar una superación de la propia muerte. De ahí, el escepticismo surge cuando todo da igual o cuando todo da lo mismo. Este dar en lo mismo es la carencia de un futuro previsible, la proyección del futuro cancelado por la seguridad y la destrucción. Y este es el significado que para los griegos poseía la palabra krinein, de donde viene la palabra crítica: el nihilismo comparece de una manera negativa, ante el autor, el espectador, la realidad o el propio arte. Si la privación de la propia obra es otro modo de muerte, seguramente haya sido Maurice Blanchot quien haya ligado de forma exhaustiva la idea de arte a la experiencia de la negación, mediante lo que Nietzsche señalaría como un nihilismo activo, consciente de que su propia creación es destrucción, sin ignorar que el arte comparece especularmente, como una alteración donde el mundo se vacía a causa de su conciencia mortal. Como afirma, no se trata de que a través del arte lleguemos a conocer el mundo en su aspecto económico, político, ético o estético. El arte es precisamente la negación del mundo cuando se presenta. El arte deviene entonces inversión del mundo y, por extensión, de sus valores. Es la presencia afirmativa de un impulso crítico cuando el mundo viene a ausentarse: «El arte es esta pasión subjetiva que ya no quiere participar del mundo. Aquí, en el mundo, reina la subordinación a los fines, la mesura, la seriedad, el orden ‚Äìaquí la ciencia, la técnica, el Estado-, aquí la significación, la certeza de los valores, el Ideal del Bien y de la Verdad. El arte es «el mundo invertido»: la insubordinación, la desmesura, la frivolidad, la ignorancia, el mal, el sin sentido, todo esto le pertenece, extenso dominio» .
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La casa por la ventana. Video
Ruben Santiago
Aniquilación y resistencia
Claudio Magris ha señalado en sus escritos sobre literatura y nihilismo cómo el pensamiento negativo es reflejo de una totalidad social burguesa, una simulacro de su estado natural y cotidiano. El asunto que acucia es que un pensamiento negador, de lo negativo o del nihilismo ha de desconfiar también de sí mismo como ideología y como salvación. El resultado es la inversión nietzscheana de los valores platónicos, sean estos éticos o no. Precisamente, es el arte donde se hace presente la idea de la amenaza y de venganza frente al orden normal de cosas . También, en la aspiración a la nada del artista cuando, en su momento nihilista, se niega a continuar haciendo. Es la conclusión de Hofmannsthal, cuando escribe en la carta a Lord Chandos: «Mi caso es, en resumen, el siguiente: he perdido por completo la capacidad de pensar o hablar coherentemente sobre ninguna cosa». Aunque la incursión en el nihilismo sea poco proclive a radicalizar este presupuesto absolutamente despótico de la negación, ya que eso significaría estar sin hacer algo cuando lo propio del arte es mostrarse como verdad ante lo real o como algo verosímil y ficticio, es precisamente anihilatio (aniquilación) porque deviene escritura que se niega a sí misma en la experiencia del vaciamiento de los valores. Entonces, el arte descubre el umbral de los límites de la sociedad, entre la denuncia de una caridad hipócrita, hipotética e hipotecada y la presencia de una seguridad ‚Äìafirma Agustín García Calvo- solo dable como administración de la muerte. En ese caso, el arte construye el relato de una realidad donde la negación aparece como otra escritura, diciendo en su inmolación no, a pesar de su recurrencia. El nihilismo en el arte pertenece a lo imaginario y a la pretensión de alcanzar una utopía equilibrada entre lo real y lo deseable. Así, el nihilismo no pretende ser totalizador, sino total. Es consciente de las desviaciones y de la disparidad, en él convive lo extraño y lo propio. Al contrario, el totalitarismo corresponde a un sistema que rechaza la paradoja y la contradicción . Aunque el estado de la sociedad pueda enmascarar la presencia de la desvalorización de los derechos y los deberes de manera ingenua mediante los medios de comunicación de masas, es cierto que, a pesar de que la realidad supere a la ficción, el arte utiliza sus propios medios para andar enmascarado. Porque la realidad construida a partir de la educación uniforme deviene construcción de lo ficticio, vivimos en el simulacro de una seguridad kafkiana donde, como escribe en sus Diarios, «todo se resiste a ser escrito».
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Anulación de contenido pictórico. Video
Josechu Dávila
Otra seguridad democrática
¿Cuáles son los antecedentes del nihilismo actual? Tras el análisis de Jacobi, Ernst J√ºnger los ha situado en la obra de Nietzsche y Dostoievski, señalando que el nihilismo tiene un carácter procesual, vinculando su propia destrucción inherente a una superación donde se observa que, paradójicamente, el mundo capitalista es su propio cumplimiento. Además, es teleológico porque posee una finalidad poco dada al estancamiento. El nihilismo es profundamente activo, como muestra la problemática delimitación de su sentido enfermizo y viral . Como se dirige a su propia superación, J√ºnger señala que para Dostoievski el nihilismo es la salida de la comunidad, es la consecución del aislamiento porque no se puede representar nada, ni a la nada. Para J√ºnger, la vinculación del nihilismo no pertenece al tópico de la enfermedad, el mal o el caos. Su presencia desastrosa se da en un espacio de ingrata decisión, en el paso de la línea de acción y reacción donde vamos conducidos hacia el peligro del límite, traspasando la zona del vacío donde se convierte en memoria lo borrado, ahí donde la vigencia de la violencia se hace incontestable en el seno del imperio : «No hay que esperar que esos fenómenos afloren de modo sorprendente o cegador. El cruce de la línea, el paso del punto cero divide el espectáculo; indica el medio, pero no el final. La seguridad está todavía muy lejos» . J√ºnger en su consideración del nihilismo afirma que es precisamente el siglo XX el espacio donde se produce de manera rotunda, es el estado dominante y cotidiano donde la inversión de los valores se ha convertido en la norma. Como señala, es lo que le lleva a Leon Bloy a añadir en sus tarjetas de visita: «Empresario en derribos». El estado de la democracia se hace apenas imposible porque como señala Nietzsche, es el tiempo donde el Estado ya es monstruoso. En primer lugar, por la confianza en una técnica dominante y alienante. Por otro, debido a su presunto confort relativo . La situación es que el estado de la política, de la educación, de la economía, de la ética, de la expresión, es un Leviatán con varios rostros y el poder del dƒìmos se rebela ante el poder de la kratía. En esa lucha interior y exterior es donde la fuerza nihilista se hace patente, sin distinguir el estado de cada uno, pervirtiendo el concepto de igualdad, ahí donde no se puede ser neutral ni acomodarse porque esa es su victoria . Es ahí donde la libertad es cuestión política y artística frente al nihilismo circundante, es un arte que corresponde a lo que se enfrenta, al vacío de la imagen, a la presencia de un esteticismo del dolor, a una iconoclastia que resguarda y borra en su tachadura, que responde cuando se abre un cuerpo muerto e ironiza con la melancolía irónica que responde a una solución propiamente nihilista: «No puede estar el sentido del arte en ignorar el mundo en que vivimos ‚Äìy esto trae consigo el que es menos alegre-. La superación y dominación espiritual del tiempo no se reflejará en que máquinas perfectas coronen el progreso, sino en que la época gane forma en la obra de arte. Aquí será salvada» .
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Lección magistral. Video
Antonio de la Rosa
La ambigua fuerza del canalla
Martin Heidegger, menos dado a muestras de optimismo, considera que el nihilismo es un estado ambiguo, más allá de sí. Este espacio de lo inhóspito, donde el cuerpo enferma y se sostiene sin cura, no debe caer en una recuperación ingenua de la enfermedad y sus lugares. Al hablar del nihilismo en acción, se está hablando también de la repercusión terrorista por parte de los estados ‚Äìen un sentido ampliado del miedo y de la violencia-, incluyendo los conflictos entre sí y, también, por parte de sus detractores interiores: «como si no pasara nada». Pero la realidad es diferente porque pasa en formas múltiples asociadas a una separación entre lo que uno es y hace políticamente, cuando la comunidad termina por estar de sobra, superándonos en la ficción de una comunidad autárquica . Este concepto de democracia por venir ha sido desarrollado por Derrida en el último libro publicado antes de su muerte . Ahí se habla sobre este nuevo terror del Estado a ser atacado, cuando ha iniciado una defensa contra el eje del mal, contra los enemigos convenientes, siendo defensores de unos derechos democráticos atacados sistemáticamente de una manera autofágica. Para prevenir un ataque, «tiene inevitable e irrefutablemente que restringir, en su propio país, las libertades denominadas democráticas o el ejercicio del derecho, extendiendo los poderes de la inquisición policial, etc., sin que nadie, sin que ningún demócrata, pueda oponerse seriamente a ello ni hacer otra cosa que deplorar estos o aquellos abusos en el empleo a priori abusivo de la fuerza en virtud de la cual una democracia se defiende contra sus enemigos, se defiende de ella misma, de sí misma, contra sus enemigos potenciales» . Derrida vincula el ataque a la comunidad llevado a cabo el 11 de septiembre como algo que se lleva a cabo en democracia. Si Stockhausen ya afirmaba que había sido una obra de arte total, Derrida considera que el atentado fue algo permitido . En este sentido, el nihilista no es ya el antiguo terrorista romántico, ni el embozado actual. En la actualidad nihilista y destructora, son algunos estados los que llevan a cabo ese control vigilante de la salud pública, pero en realidad lo que se oculta es el poder del más fuerte. Y por sorpresa, aparece esa acusación de unos Estados a otros de ser Estados canallas (rogue States) : «Los más perversos y los más violentos, los más destructores de los rogue States serían, por consiguiente, en primer lugar, los Estados Unidos y, a veces, sus aliados» . Así se cumplió el nihilismo devuelto con los atentados posteriores de Madrid y Londres.
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Acción contra la Embajada de EE.UU. en Madrid. Video
TeGustaLoQueVes?
Como decíamos, el nihilismo que se ha cumplido en la sociedad actual se corresponde en todos sus aspectos al estado del arte, tanto en la imagen de triunfo, como en la de seguridad, cuando lo que subyace es la precariedad de la comunidad. Este porvenir tampoco ha de ser apocalíptico. El arte, si algo queda, relatará su propio fin. Donde debemos descartar la indiferencia por el riesgo, aparece la negación ante un futuro aplazado, tras un pasado impasible: «a fuerza de fracaso a fuerza de fracaso la locura se inmiscuye. A fuerza de escombros. Vistos no importa cómo dichos no importa cómo. Temor del negro. Del blanco. Del vacío. Que ella desaparezca. Y lo demás. Completamente. Y el sol. √öltimos rayos. Y la luna. Y Venus. Nada más que el cielo negro. Que tierra blanca. O a la inversa. No más cielo ni tierra. Acabados alto y bajo. Nada más que negro y blanco. No importa dónde por doquier. Que negro. Vacío. Nada más. Contemplar eso. Ni una palabra más. Regresado al fin. Tranquilidad» . Como si nada pasara, el estricto cumplimiento de un arte nihilista que sigue a la busca de un espacio de libertad, siendo conscientes de que el fracaso por ahora no se nos ha subido a la cabeza.
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VIH GAME. Video
Disraeli Collado
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Con motivo de la Exposición NO FUTURO, la Cucaracha Ilustrada (fondos editoriales de la Organización Nelson Garrido) publicó un fanzine. El fanzine se puede descargar en PDF en la web de Democracia (www.democracia.com.es) en la sección de PUBLICACIONES.

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