Politizar el consumo

Politizar el consumo.jpg
Los acontecimientos de los últimos años han demostrado, sin lugar a demasiada matización, que los gobiernos más que gobernar, administran los dominios, es decir las sociedades donde tienen competencia, que están regidos por los intereses del capitalismo global. Dos días después del ritual de legitimación que suponen las elecciones generales, el próximo presidente, Mariano Rajoy, ha sido instado por Angela Merkel, al parecer vía telegrama ―sí, todavía existe este medio tradicionalmente tan querido por administradores y burócratas y, al parecer vigente entre los de nuevo cuño―, a «poner en marcha las reformas necesarias rápidamente». O lo que es lo mismo, como ya sabemos, a someterse a las exigencias del poder económico. Merkel le ha recordado a Rajoy que «ha recibido de su pueblo un mandato claro para decidir y poner en marcha rápidamente las reformas necesarias en este periodo difícil para España y Europa». Es decir que la lectura que se hace del resultado electoral es, simple y llanamente, que los ciudadanos están deseando plegarse a las determinaciones de los mercados financieros. En este sentido, y en cierto modo, el hecho de haber votado el domingo a los representantes políticos fue equivalente a legitimar a los grupos económicos dominantes.


En relación con estos argumentos, quizá haya que no focalizar, en exclusiva, la crítica política hacia la acción, o inacción, de los partidos ante esta situación de dominio. Igualmente, y con unas perspectivas de eficacia mayor, se podría ejercitar activamente ciertas formas de resistencia y confrontación frente a la estructura económica imperante, repolitizando la economía, como ha insistido en otros términos Zizek. Teniendo en cuenta que la noción de ciudadanía ha sido desplazada por la de los consumidores ―al menos esa es la opinión mantenida, entre otros, por Arendt y, más recientemente Bauman― podríamos experimentar desde la hipótesis de una repolitización de la economía, también, a través del consumo. Es evidente que esta es una vieja estrategia de diversos colectivos de diversa índole, que fundamentalmente se dirigen a promover el boicot contra la explotación laboral de la infancia en países asiáticos por las multinacionales, el incremento abusivo en el precio de los combustibles, la destrucción ecológica asociada a la extracción de materias primas o, en menos ocasiones, debido a cuestiones político- ideológicas. Cabe recordar en relación con este asunto, además de determinados planteamientos de contrapropaganda, el caso del boicot, de características semejantes a la distribución viral, a OCB originado por la presunta vinculación de la empresa, Republic Technologies, a la que pertenecía la fábrica de papel de fumar con el fascista Jean-Marie Le Pen. A pesar de que OCB realizó una campaña para desmentir esa relación, nunca quedó demasiado claro el asunto.
Politizar el consumo 4.JPG
Politizar el consumo 2.jpg
Politizar el consumo 3.jpg
Sin embargo, y a pesar de las campañas, la imagen de las compañías, de sus marcas, siguen quedando en un territorio de cierta neutralidad ideológica y, por tanto, política. No pocos sostendrían que, en definitiva, estas empresas pertenecen a la economía productiva y nada tienen que ver, en lo que se refiere a como desde el poder económico se ha puesto en crisis la democracia, con la economía financiero-especulativa, cuyo componente de dominio político es el más evidente. Sabemos, sin embargo, que estos dos ámbitos distan mucho de ser mundos aparte.
Existen, más allá de la duda, ciertos datos públicos que vinculan ciertas marcas con el apoyo a iniciativas de marcado carácter propagandístico. Un ejemplo reciente, son todas las empresas que sostuvieron, en parte, la Jornada Mundial de la Juventud [imagen arriba], celebrada el pasado verano en Madrid. En este acontecimiento, existe el agravante del gasto del dinero público [al parecer 50 millones de euros por parte de la Comunidad Autónoma de Madrid]. En cualquier caso, aquél no esté de acuerdo con las imposiciones en el terreno de la moral, que la tarea evangelizadora de la iglesia católica pretende extender al conjunto social, podría pensarse si es conveniente seguir consumiendo las productos de las empresas que voluntaria, accediendo a beneficios fiscales, y públicamente, como forma de publicidad, han patrocinado tal evento. Se podrá decir, con razón, que este mecanismo no deja de ser de tipo reformista, afirmativo, incluso, con el sistema de dominación económica. Sin embargo, como herramienta masiva puede tener algunas aplicaciones, al menos mientras esperamos la gran transformación que parece que nunca llega…

16 responses to “Politizar el consumo

  1. Interesante que entre los patrocinadores de la Jornada Mundial de la Juventud esté la Fundación Botín, de tan gran ascendente sobre el arte contemporáneo español. Me pregunto ahora si los artistas que se presentaron a la Beca Botín tuvieron acaso una mínima duda de apoyar con su trabajo la mencionada Fundación, ahora que tan mencionado es su mayor patrono en todas las manifestaciones indignadas.
    Por otro lado, que pena tener que dejar de beber Mahou, habrá que buscar otras cervezas…

  2. Luego otra gente no tiene problemas en aceptar dinero de telefónica, caja madrid, gobierno vasco, etc para realizar sus obras, tan importantes estas que pueden saltar por encima de cualquier responsabilidad ética.
    Viva la hipocresía y el cinismo

  3. Claro, y tú no aceptas el dinero de tu amable jefe que seguro proviene de una ganancia limpia como los chorros del oro. O no compras sino la ropa que tú mismo te haces. Nunca vas a McDonalds y no dejas que los niños vean películas de Walt Disney. Estos comentarios sugieren que hay gente que vive el capitalismo como algo enfrentado y todos estamos aquí. Ni hipocresía ni cinismo. Al menos estos te dan dinero por tu propio trabajo y no por la plusvalía del trabajo que hace rico a tu empresa. Por que, ¿trabajas en alguna empresa?

  4. creo que está saliendo un tema interesante, que bien merecería una entrada propia, la cuestión de las becas/premios que otorgan empresas,fundaciones,insituciones…
    ¿Cuál debe ser la posición de los artistas hacia ellas? obviamente la que cada uno crea conveniente, pero me refiero a qué opina la gente por aquí.
    Yo tengo mis dilemas morales

  5. Algunas cosas que todos sabemos:
    0. Las becas (y el jurado que las otorga) se supone que te van a dar una legitimidad de la que careces, tu de primeras no eres nadie…(o eso deberia ser).
    1. Si te repugna una institución no trabajes con ella.
    2. Coge la pasta (si es que te la dan cuando corresponde), trabaja en serio, tu a lo tuyo, ha hacerlo bien, si mirar lo que conviene o no.
    3. En tu proyecto da trabajo a la gente que lo necesite y que lo haga bien y págales un precio justo.
    4. A la hora de mostrar las cosas intenta ser crítico con el «aparato».
    5. Tampoco te hagas el hara-kiri, los sentimientos de culpa a menudo no nos llevan a ningún lado, piensa que tu eres probablemente pobre y que ese dinero es de alguien al que le sobra, si tu lo administras bien y lo redistribuyes, pues cojonudo.
    Una entrada con esto de las becas por favor…venga…

  6. Gracias por tu respuesta paternalista. Espero conseguir la «legitimidad de la que carezco» y llegar a «ser alguien» (cosa que, al parecer, no soy).
    Ahora a lo que iba:
    El tema del que he hablado no es nuevo en este blog, y ha suscitado numerosos comentarios antes, razón por la que he propuesto lo de la entrada propia. (me estoy refiriendo por ejemplo a la renuncia a premios nacionales o a las críticas a artistas que financian su trabajo en su mayor parte con ayudas económicas de bancos,etc.)
    Bueno, pues eso, yo tengo mis dudas.
    PD:No estoy pidiendo consejos personales, sólo abrir cierto debate para que todos nos divirtamos un poquito

  7. No se yo si es tan interesante el tema de las becas a artistas, o si es relevante numéricamente, ya que de números hablamos.
    Entiendo que a los que os presentais a ese tipo de convocatorias os resulte próximo el asunto, pero creo que el texto de Daniel toca un tema más amplio y sería una pena reducir la conversación al análisis de los conflictos morales de un gremio ínfimo y perennemente empobrecido.
    Coincido con el anterior comentarista en que tal vez una entrada propia sería lo más apropiado.
    Volviendo al texto original, estoy de acuerdo en su consideración final respecto a la condición «reformista, afirmativa» de las campañas de boicot al uso, que por otro lado suelen ajustarse a conflictos nacionales, acentuando las diferencias identitarias y obviando la naturaleza supranacional de las compañías actuales.
    Acciones algo más efectivas pasarían por no solo racionalizar el consumo propio, sino imposibilitar el consumo de aquellos que tal vez no sean conscientes todavía ( o siéndolo, no les importe) del papel ideológico que estas empresas asumen con sus patrocinios.
    Estaríamos hablando de acciones contundentes. Un ejemplo: vayamos a un supermercado alejado de nuestra zona de residencia, discretamente disfrazados y abramos (sin que nos pillen) todas las botellas de Mahon que podamos.
    Abandonemos en la escena del crimen una jeringuilla con aguja resistente que contenga restos de lejía, y una pequeña nota en la que se afirme que botellas de esta marca han sido contaminadas de forma aleatoria como respuesta al apoyo de la empresa a organizaciones monoteistas responsables por el homicidio y la dominación de millones de seres humanos.
    Consigamos que esta acción se realize de forma simultánea, estudiada, y limpia en distintos puntos geográficos.
    La Once es otro objetivo asumible.

  8. Parece mentira que a estas alturas haya que aclarar que NO VOY A UN PUTO MACDONALDS. si tú vas a un puto macdonalds no tenemos ningun tema de los que hablar.
    Parece mentira tambien que me saques el tema del trabajo. yo no se que pasa con la gente. joder, no lees libros muchach@??
    a parte: soy autónomo,aunque he trabajado en fábricas como para aburrirme.
    estoy hasta los cojones, con perdón, de gente ¿crítica? ¿Combativa? a los que hay que aclararlos que ostias es el puto trabajo y que todavía preguntan si vas al macdonalds
    vete a tomar por culo tú y los artistillas que paran por aquí.
    nunca cambiaremos nada con vosotros joder

  9. Pues si eres autónomo y tanto sabes lo que es el trabajo ¿a que responde cuestionar el trabajo de los proveedores artísticos que ni siquiera tienen un marco laboral minimamente legalizado?

  10. Chavalote: a mí me importa muy poco lo que tú quieras cambiar. Si quieres ir a un sitio, ve a tomar por culo. Eso te pasa por trabajar en fábricas. Has acabado pensando en que si yo trabajo o como en MacDonald’s no tenemos nada de que hablar. Esto sí que es arte

  11. Big Mac, joder, lo tuyo si que es politizar el consumo
    no sé si eres de UPD o de la CIA…
    yo estoy de acuerdo con el sin nombre. me parece a mí que mucho leer libros y pocas ganas de ser consecuentes…

  12. eres un lince. Soy de UPD y de la CIA, sorpresas te da la vida. ¿puedes argumentar algo menos aparatoso y que sea comprensible? Gracias. No entendiste que ni se leen libros ni se es consecuente. Pero ese victimismo fácil y crítico con todo me parece, no solo detestable, sino fuertemente falso, hipócrita y llegaría al punto de decir: catolicista

  13. Chavales habéis convertido el muro en una obra de arte. Entre McDonalds y arte de guerrilla anda el juego. A ver si hacen esa entrada y otra sobre las Universidades privadas en España y su concepción del arte, ya que nos encaminamos hacía la privatización de casi todo, viene bien saber que hacen nuestros «colegas» con sus pupilos en las privadas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *