Predicciones para el 2021

Enjoy the Collapse, 2020. Acción urbana de Democracia.

Antonio Turiel Martínez es un científico y divulgador licenciado en Física y Matemáticas y doctor en Física Teórica por la Universidad Autónoma de Madrid. Trabaja como científico titular en el Institut de Ciències del Mar del CSIC. Redactor principal del blog The Oil Crash, en el cual toca temas sensibles sobre el agotamiento de los recursos convencionales de combustibles fósiles, como el pico del petróleo y sus posibles implicaciones a escala mundial. También aboga por el decrecimiento, y es crítico de posturas sobre la ideología productivista de los diversos sistemas políticos tanto de derecha como de izquierda.

Estas son sus predicciones para 2021, publicadas en The Oil Crash:

  • La CoVid que no cesa: Es mucho más lo que no conocemos sobre la CoVid que lo que conocemos, a pesar del enorme esfuerzo de investigación que se ha hecho y todo lo que se ha avanzado. En el momento actual las esperanzas se centran en las vacunas experimentales que se están suministrando de manera masiva. Sin embargo, no ha habido materialmente tiempo para experimentar en profundidad con estas vacunas, y por tanto realmente no se conoce con precisión su efectividad (particularmente, el grado de protección contra el virus y la duración de esa protección). Por desconocer, se desconoce si pueden crear efectos adversos a largo plazo (por ejemplo, el Pandemrix podía – con poca probabilidad, eso es cierto – generar narcolepsia unos ocho meses después de suministrarse). Mi previsión es que la efectividad de las vacunas será limitada (cobertura relativamente baja y/o poca duración de la protección), y que por tanto continuará habiendo restricciones significativas. Esto originará un gran descontento social en muchos países, puesto que se han creado grandes expectativas con estas vacunas; la decepción de ver que a pesar del esfuerzo y dinero invertido no se consigue parar (al menos, no del todo) la pandemia llevará a mayor inestabilidad social y, por supuesto, económica. No obstante, es bastante probable que hacia el verano boreal la pandemia se reduzca enormemente en los países del Hemisferio Norte y eso dará un cierto respiro, hasta el siguiente repunte en otoño-invierno. (Incidentalmente, si me preguntan sobre cómo creo que acabará la epidemia, yo creo que al final la CoVid se integrará en el viroma humano como un virus más, como ya lo hizo la gripe A en su momento y otros virus anteriormente. La CoVid seguirá circulando, pero con mucha menos incidencia y en general menos letalidad y morbilidad. Eso sí, dentro de un año o dos).
  • La crisis económica se agudiza: Debido al daño económico ya causado este año, la pérdida de confianza en el futuro de los consumidores (muchos de ellos, en el paro o a punto de estarlo) y que no acabaremos de salir de la crisis sanitaria de la CoVid, la crisis económica se hará más profunda y se empezarán a notar consecuencias más drásticas que las que ya se han notado: cierre de grandes fábricas, despidos masivos y los primeros grandes recortes en prestaciones sociales en muchos países, en particular en España. 
  • La calma que precede la tormenta petrolera: El consumo en general bajará, y particularmente el consumo de petróleo se mantendrá o incluso descenderá ligeramente. Eso mantendrá el precio del petróleo moderado. Las malas perspectivas económicas harán que se mantenga la tendencia a la desinversión en búsqueda y exploración de nuevos yacimientos (tendencia que, recordemos, ya tiene 6 años de duración). En el contexto actual, un año más de desinversión tiene efectos gravísimos: incluso aunque en 2022 se quisiera hacer una inversión masiva (y prácticamente a fondo perdido) en el sector petrolero, el impacto de otro año perdido no se recupera ni en dos o tres años cambiando la tendencia. Y aunque en 2021 no vamos a ver que el precio del petróleo se dispare (podría suceder, quizá, a finales de año, sobre todo si la CoVid comienza a estar bajo control), en 2022 nos vamos a estrellar contra una crisis del petróleo con todas las de la ley.
  • La crisis energética, en las discusiones: Lo que ocurre con el petróleo y el resto de materias primas no está pasando desapercibido por parte de los Gobiernos y los grandes poderes económicos. Ésa es la razón de la sobreinsistencia en el Green New Deal como elemento central de las políticas de recuperación económica. Con el GND vienen muchas falsas soluciones, como la del hidrógeno verde, pero no es la única, y durante el año que comienza veremos un verdadero aluvión de «soluciones energéticas» para la «transición ecológica». Si una cosa tienen en común todas esas «soluciones energéticas» es que detrás solo hay un esquema para que muchas empresas (sobre todo las grandes) puedan captar subvenciones: la «transición ecológica» (algo necesario en realidad, si estuviera bien planteada) va a ser aprovechada como la última estafa masiva de los fondos públicos. Lo cual es muy peligroso, porque cuando pasen los años y los milagros no lleguen, sino que, al contrario, la gente cada vez lo pase peor, se generará una reacción contra «lo verde» y «lo ecológico».
  • Inestabilidad internacional: El año 2021 va a ser un año malo en términos globales. Muchos países cuya economía depende de la exportación de materias primas lo van a pasar muy mal, y tenemos que tener en cuenta que venimos de años muy malos. La posibilidad de disturbios y revueltas es alta y generalizada. Durante este 2021 veo probable que algún productor de petróleo importante acabe con revueltas de gran magnitud, o inclusive en guerra civil.
  • Inestabilidad europea: La pésima gestión del Brexit garantiza que el arranque del año sea bastante caótico y complicado, no pudiendo descartarse que haya problemas de suministro en el Reino Unido en los primeros meses. El interés de las instituciones europeas por demostrar que una salida de la Unión Europea es algo negativo favorece que las medidas que se tomen (y cómo se tomen) sean lo más incómodas posible para los británicos, aunque quizá no todos los socios de la UE estén de acuerdo con estas represalias encubiertas. Añádase a esto que la prolongación de la crisis de la CoVid incrementará las tensiones internas de la UE, sobre todo cuando se comiencen a discutir nuevas medidas de estímulo o incluso de rescate. Es de esperar un incremento de las protestas en la calle, por estos temas y en general por el malestar de las medidas contra la CoVid.
  • Inestabilidad española: Como se ha visto este 2020, el gobierno de coalición español ha sido duramente atacado, tanto dentro como fuera del parlamento, por sus errores en la gestión de la pandemia y en general por las políticas que se han seguido. En 2021, con el panora tan complicado que se nos dibuja, estos ataques se van a recrudecer, y no es evidente que el Gobierno sea capaz de remontar todas las críticas. Dado que el Gobierno se mantiene gracias a un acuerdo con muchos partidos, algunos de ellos abiertamente independentistas, el Gobierno tendrá que ir con sumo cuidado para no causar un incidente que le quite alguno de los precarios apoyos sobre los que se asienta. Todo ello favorece la confusión y la falta de eficacia; falta ver si serán capaces de gestionarlo correctamente. No sería de extrañar ver caer a este Gobierno, aunque mi impresión es que eso no va a ocurrir en este, por lo demás turbulento, 2021.
  • Calma chicha catalana: Por contraste, no espero que pase nada relevante en el otro escenario doméstico bastante agitado en los últimos años. A pesar de las soflamas de los más ultramuntanos, lo cierto es que los dos partidos principales del independentismo catalán están en una clara actitud de desescalada del conflicto y de gestionar el momento presente. Seguramente piensan en una  oportunidad futura para volver a plantear la independencia de Cataluña, pero ahora son conscientes de que no tienen la fuerza suficiente para salirse con la suya y que necesitan alargar los tempos. Independientemente de quién gane las elecciones autonómicas convocadas para el 14 de febrero (si la CoVid lo permite) y de los discursos encendidos, sinceramente creo que en Cataluña no va a pasar nada que reseñar.

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