ZTSD IX. El diseño gráfico y la copia

Leí este texto en el Chill Laus Marid. Es un refrito de ideas que vengo barajando desde hace tiempo.
Quizá la única idea nueva es la asociación entre el ámbito de la producción y el consumo con los dos tipos de bienes escasos que existen en una economía de las ideas. Atención es un bien escaso que se genera desde el consumo mientras de acceso es un bien escaso que se genera desde la producción.
Zonas Temporalmente Sin Diseñar, una serie de comentarios sobre diseño gráfico.


ZTSD VII (IX). El diseño gráfico y la copia.

«No es justo que otras personas utilicen el producto de mi trabajo mental, mis ideas, atribuyéndose el mérito».
«Cuando alguien copia mis ideas y las utiliza en beneficio propio me las está robando».
«Impediré que ocurran estas cosas aprovechando que la LPI me ofrece un marco jurídico para ello»

         El autor
Hasta yo mismo leyendo estas afirmaciones categóricas me siento inclinado a concederles crédito porque tienen toda la pinta de lo que generalmente llamamos verdades como templos. Sin embargo, esconden una serie de trampas que conviene desvelar.
Los problemas que se plantean bajo la cuestión de la copia son muy distintos, aunque relacionados. Hablaré ahora de tres ellos que están más o menos bien representados en las sentencias iniciales:
¿Por qué me molesta ser copiado? Un problema de ego.
¿Es bueno para mi negocio ser copiado? Un problema de rentabilidad.
¿Cómo debo gestionar mis derechos de autor? Un problema legal.
Es habitual escuchar, cuando se habla de los nuevos modelos de producción en una economía de ideas, la consabida metáfora del bocadillo: si me lo quitas, me quedo sin él, al contrario que una idea. Si me la quitas, aún la conservo.
Es una de las cuestiones fundamentales que se suelen plantear al hablar del comportamiento de las ideas frente al de los materiales, la ya veterana idea de John Perry Barlow que establece una diferencia crucial en la forma de colonización de los elementos para ambos mundos: mientras los objetos materiales se distribuyen —cambiando de lugar si es preciso— los inmateriales, como las ideas o el conocimiento, se propagan —contagiando el entorno a su alrededor, como una enfermedad o como el fuego, valga una metáfora desagradable.
Además, esta idea puede ser interpretada desde el ámbito de la economía y resulta sumamente útil para establecer las bases de un comportamiento adecuado para operar en la era del capitalismo cognitivo: El precio en el mercado de los bienes materiales está regulado por la ley de la oferta y la demanda. Si hay más bocadillos, el precio baja. Si hay menos, el precio sube. El índice escasez/abundancia ha sido desde siempre un regulador fundamental en las economías.
¿Qué pasa cuando la economía no está basada en la transacción de tangibles, sino de ideas, que se pueden distribuir hasta el infinito sin desgaste? ¿donde queda el regulador de la escasez?
Lo primero que ha sucedido es que la sociedad, acostumbrada desde tiempos remotos a operar en una economía de mercancías, a regular su comercio en el paradigma de la escasez, ha creado leyes que permiten generar escasez de forma artificial.
La sociedad no posee una intuición clara sobre cómo desarrollar modelos de negocio en este nuevo contexto así que trata desesperadamente de cambiarlo dictando leyes que impiden, a voluntad propia, la libre difusión del conocimiento creando así un bien escaso donde antes no lo había.
Para que pueda existir este modelo de negocio basado en la escasez del conocimiento ha de haber, primero, una ley que lo permita, segundo, un aparato represor que haga cumplir la ley —con la consiguiente pérdida de libertades y gasto público— y tercero, menos información en circulación—con la consiguiente merma en el conocimiento. Es tal el apego a operar bajo este paradigma y tan fuerte la costumbre social heredada que su traslación al ámbito de la era digital y de la información ha resultado un proceso del todo natural. Se han creado las leyes y los aparatos represores necesarios para ello.
Precisamente, el problema central al que nos enfrentamos concierne a la libertad y el desarrollo. Está en juego la misma construcción de nuestra identidad individual. ¿Estamos dispuestos a hipotecar estos objetivos en el desarrollo de nuestra sociedad en aras de la perpetuación de un modelo de negocio obsoleto?

pérdida de libertad, identidad, embrutecimiento.

Hasta aquí hemos visto en términos generales lo que está en juego, según el modelo de gestión de las ideas por el que optemos. Veamos ahora cómo afecta a nuestra disciplina, el diseño gráfico.

‚Ä®‚Ä®»aprovecho un sustrato cultural adecuado para difundir mis ideas»
‚Ä®»difundo mis ideas para crear un sustrato cultural adecuado»

Una idea es más valiosa cuando el sistema de ideas al que pertenece está más difundido.
Ejemplos podemos encontrar en todas partes. A nadie le sorprende la idea de que un grupo musical es más demandado cuanto más conocido es pero también es aplicable al ámbito científico, filosófico o literario. Una manera de escribir genera su publico incondicional, lo mismo una manera de pensar, de pintar y, por supuesto de diseñar. Si doy a conocer mis métodos, mi filosofía de trabajo, mis criterios o mi particular sensibilidad estaré generando un caldo de cultivo para el desarrollo, confrontación y propagación de mis ideas, además de una expectación en las personas que lo han adoptado.

‚Ä®‚Ä®las ideas valen más cuanto más se difunden

Así que, al contrario de lo que ocurre en una economía de mercancías, donde la abundancia de un bien cualquiera redunda en la pérdida de su valor, las ideas valen más cuanto más extendidas están. La relación entre valor de uso y valor de cambio se ha invertido.
Bien, pero ¿qué modelo de negocio es viable en un entorno de abundancia, en el que el paradigma de la escasez no es operativo y los precios no pueden regularse por la concurrencia del mercado?
Lo importante en este punto es que lo dicho anteriormente no es del todo cierto. El paradigma de la abundancia de las ideas no lo es tanto. Aún quedan bienes escasos con los que el mercado de bienes inmateriales se regula. Es verdad que la difusión de las ideas no tiene límite ni fronteras físicas, pero sí su producción y su consumo.
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producción – economía de acceso-en timepo real (bien escaso = acceso)‚Ä®‚Ä®
consumo – economía de la atención (bien escaso = atención)

El ámbito de la producción de ideas útiles es escaso y también la capacidad de consumo de las mismas. Estos dos extremos —producción y consumo— son la «fuente de la escasez», valga la paradoja, que da lugar a las nuevas formas de economía y los nuevos modelos de negocio.
De cada uno de estos dos conceptos se desprende una perspectiva económica diferente que explica los modelos de negocio viables en un contexto de abundancia, como es el de las ideas.
Consideramos en la economía de la atención e todas aquellos modelos de negocio tratan de captar la atención de las personas —la atención es un bien escaso, porque las personas podemos prestar una cantidad limitada atención—, por ejemplo, la televisión, la radio o la prensa ofrecen contenidos con el fin de captar la atención del público, atención que luego venderán a los anunciantes.
Más recientemente hemos visto proliferar en internet todo tipo de negocios basados en ésta lógica: Google, YouTube, redes sociales y servicios de todo tipo completamente gratis, que sólo requieren de tu atención.
Consideramos en la economía de acceso a aquellos modelos de negocio que que ofrecen acceso a diversos contenidos y servicios. En la economía de acceso tenemos, por ejemplo, el modelo de producción de noticias. Las agencias de noticias ofrecen acceso a sus productos. La característica más importante de este tipo de producción, que es inmaterial, resulta la fulminante propagación del mensaje una vez que se ha provisto de acceso a una parte de la población, así que las noticias son devaluadas con rapidez, una vez puestas en circulación. El tiempo que transcurre desde su puesta en circulación determina su valor de cambio al aumentar su presencia y volverse abundante. De ahí que esta perspectiva económica se llame también, economía en tiempo real.
Hemos visto cómo producción y consumo generan dos bienes escasos, atención y acceso, de los que se derivan las dos perspectivas económicas, de acceso y atención.
Esta última noción de economía en tiempo real es la más importante a la hora de evaluar los distintos modelos de negocio posibles en la disciplina del diseño gráfico porque la economía en tiempo real es aquella que da beneficio en el momento de su producción, léase los conciertos en directo, las noticias o el modelo software libre que comercia con las modificaciones de software que se demandan en cada momento y que se hacen ex profeso para una situación concreta, pero que luego, una vez se han puesto en circulación, son de libre distribución.
En definitiva, todo aquel trabajo que se produce por encargo entra en esta manera de entender el comercio. Y ¿qué característica fundamental tiene la disciplina del diseño gráfico? Que prácticamente toda la producción se hace por encargo.
La conclusión de esta cadena de argumentaciones es la siguiente. Los modelos de producción y consumo que no son perjudiciales para la sociedad porque permiten mantener la libertad en el uso, distribución e interacción de las ideas son aquellos que operan bajo criterios de economía de la atención y de acceso. Son aquellos que no generan escasez artificial y son aquellos que buscan su rentabilidad negociando con los bienes escasos que existen de forma natural en una economía de las ideas: la atención y el acceso.
Hasta aquí he planteado un marco teórico para poder comprender el efecto de la copia en las distintas expresiones de una disciplina tan diversa como es el diseño gráfico. Nada tienen que ver el diseño tipográfico, el de identidad o el publicitario y cada uno tiene unas características diferentes que habrá que confrontar con estas argumentaciones.
Veamos ahora las preguntas iniciales a la luz de lo dicho.
La cuestión del ego queda anulada. Mi manera de diseñar o mis ideas pueden ser reproducidas por cualquier otro, lo que generará un contexto propicio y más expectación sobre este tipo de producción. Por otra parte si la producción de ideas es continua, es insustituible y no se puede copiar. Se puede copiar una idea pero no la fuente que las produce. De esta manera el mercado se autoregula dividiéndose en el mercado de ideas originales y el mercado de ideas de segunda mano, lo que anula también mi temor respecto al volumen de negocio.
Sobre la gestión del derecho de autor, para terminar, es evidente ahora que los modelos restrictivos promocionados por las entidades de gestión colectiva nos impiden las ventajas de promoción que podríamos tener con la difusión en los medios de nuestro trabajo, entendiendo que éste ya ha sido suficientemente remunerado por los acuerdos con nuestro cliente. No tiene sentido intentar entrar en un mercado de rentas que va impedir la tan beneficiosa difusión de nuestro trabajo, de nuestro nombre y de nuestras ideas.
No nos metamos en una dinámica absolutamente innecesaria. El diseño gráfico goza de muy buena salud tal como está.

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