Vuelve el Seminario Atlántico de Pensamiento con un programa de lujo. Los privilegiados que estén en Las Palmas de Gran Canaria el 18 y 19 de marzo podrán escuchar, entre otros pesos pesados de la teoría actual, a Laclau y Mouffe, autores de Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democracia. Publicamos aquí la introducción al seminario de su director Antonio G. González.
III Seminario Atlántico de Pensamiento
18 y 19 de marzo de 2010
CICCA
Alameda de Colón, 1
Las Palmas de Gran Canaria
La vida que viene. Desafíos, enigmas, cambio y repetición después de la crisis.
La primera década del siglo XXI ha concluído con el mundo inmerso en la peor crisis de los últimos cien años.
Se trata, vamos a decir, del saldo de la primera fase de la globalización, un período que se desplegó plenamente con la caída del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría hace tan sólo veinte años. Sin embargo, la dimensión económico-financiera de esta primera crisis global es apenas el síntoma de algo más profundo, de una auténtica crisis de época. El fenómeno con el que la situación actual se compara recurrentemente, sobre todo por su alcance, es el crack de 1929, movimiento tectónico que hizo crujir al período de entre-guerras hasta las entrañas. Fueron aquéllos tiempos vertiginosos, de grado cero, largos tentáculos y un brutal desenlace: el ascenso del nazismo, el fascismo y el estalinismo en Europa, con sus campos de exterminio, y finalmente la Segunda Guerra Mundial, una carnicería que dividió largamente al mundo en dos bloques.
Actualmente se entrecruzan, en un primer plano, cinco crisis de distinta naturaleza: la económico- financiera, la crisis alimentaria, la energética, la climático-medioambiental y la demográfica. Y lo hacen, por lo demás, en la era informacional, tiempo refractario a estabilidades, ajeno a rutinas y en el que las significaciones cambian todo el tiempo de sentido.
Un segundo plano, sin embargo, inscribe el sustrato material de estas crisis, sus hechos, en un contexto social y cultural inédito. Y los confronta con una quiebra ya en regla de lo que los sociólogos llaman el programa institucional. Las instituciones sociales básicas -la familia, la escuela, la política, la justicia, el trabajo, el museo, el estado-nación y, por consiguiente, el poder y el saber- aparecen inequívocamente desdibujadas aún en sus formatos menos clásicos; pero incluso en sus nuevas formas nacen fragilizadas, líquidas. La propia idea de comunidad hace aguas y al final es el propio sujeto el que está en crisis. Un desenlace inesperado toda vez que el triunfo de la democracia liberal en el mundo después de la Guerra Fría auspiciaba un nuevo domingo de la vida, un tiempo consensual, capaz de disolver los antagonismos. Al contrario, estas dos décadas de globalización han acelerado lo que resulta a todas luces el colofón de la crisis de representación surgida a finales de los años sesenta del siglo XX.
Con todo, no se cesa de intervenir en el mundo tras la era del desencanto. No se cesa de hacer política, no dejan de tener lugar, cada vez más aceleradamente, los intercambios materiales, con la economía y el comercio, de producirse ciencia, técnica, filosofía, psicoanálisis, arte, cine, literatura, música… Pero, a su vez se está todo el tiempo a la espera de un acontecimiento por venir. Es como si, de alguno modo, estas disciplinas y prácticas hubiesen perdido su peso y capacidad, una suerte de apoteosis de lo que se llamó el malestar en la cultura.
Sin embargo, este grado cero, ese desierto de lo real al que cada crisis grave remite, es también la condición de posibilidad de ésta como dispositivo de producción de vida. El objeto del III Seminario es pensar al sujeto del siglo XXI, abordar su inevitable cóctel de cambio y repetición y, en definitiva, indagar en el horizonte del saber, la creación y el poder. Se trata de producir una reflexión útil y aplicable, por lo demás, a una actualización urgente y profunda de las políticas públicas para las próximas décadas con la intención de contribuir a una política global e innovadora de cambio.
Antonio G. González