Visto en ARCO 2012

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Antoni Miralda. Como lo suyo va de «arte comestible», el slogan le viene a pedir de boca. Pero sabe un poco mal ¿no?

58 responses to “Visto en ARCO 2012

  1. Vaya, vaya con Miralda. Todo un ejemplo de explotación de la indignación popular. Ya lo decían los situacionistas: cuanta «recuperación» hay por el mundo.

  2. Pues, fíjate, en principio estoy de acuerdo contigo. Yo, personalmente, no lo hubiera hecho por los mismos motivos. Pero para empezar si bien los medios han sido fallidos no creo que las intenciones que le movieron al Miralda fueran maquiavélicas.
    El ensañamiento -no la crítica constructiva- contra la gente que en cultura intenta hacer cosas mínimamente antihegemónicas hace que a los demás nos acojone meternos en berenjenales porque nos van a llover ostias por ambos lados; desde la derecha por motivos obvios y desde la izquierda porque ha sido utilitario, porque ha sido poco contundente, porque te has olvidado de esto, porque dices esto pero va y llevas unas nike, etc…
    Y por otro lado, inmerso en el fétido ambiente arquero que tuve el placer de inhalar ayer, no creais que resulta tan cómodo y complaciente el mensaje.
    En definitiva, ensañémonos con quien hay que ensañarse y no con quien se equivoca a medias. (Esto lo aplicaría también al famoso comentario de Manuel Borja Villel, que también me pareció una cagada con buenas intenciones).
    Oye, y enhorabuena por el blog, eh.

  3. Lo del Miralda ni fú ni fá, vamos, que el oportunismo es patente, pero a un fulano que se apunta a decorar las carrozas de la boda de Colón con la estatua de la Libertad no se le deben suponer grandes escrúpulos, así que la jugadita del «no hay pan para tanto chorizo» ni duele ni sorprende aunque si, sabe mal.
    Leo que al Merino le van a meter una denuncia los de la fundación Francisco Franco por el ninot que ha sacado este año, y me extraña que a esos señores nunca les ha dado por protestar respecto a la obra del criptofascista Sanchez Castillo, a pesar de la cantidad de bustos del dictador ( o como él dice, «el caudillo») que consume el chaval.

  4. Un comentario igual de ácido sobre las chorradas de Santiago Sierra, tan promovidas en estas páginas tampoco estaría mal. Un comentario irónico de Miralda impreso sobre pan para construir hostias, tampoco me parece que da para tanto. Muy poca autocrítica amigos.

  5. Pues tengo impresiones encontradas.
    Lo primero que uno piensa es: capitalización. Capitalización de las luchas por medio del arte. Una consigna que todos hemos oído, por aquí y por allá, que se nos presenta enmarcada y acristalada, como se dice por aquí, en una feria de arte de dudoso interés artístico-político.
    Pero no se puede ir tan rápido en cuestiones de crítica.
    La experiencia de arco es muy rara en el fondo. Uno apenas ve nada. Ya no es como antes (me decían ayer, al parecer era más bestia al comienzo) pero uno tiene la impresión de que las miradas se posan más sobre los cuerpos y la gente que sobre las obras…nadie mira realmente nada. No es fácil dar con nadie viendo, mirando, atendiendo a alguna obra verdaderamente…
    No hay que olvidar que hay muchos tiempos y espacios aquí….los del artista, al crear su obra, al desplegar digamos cierta «sensibilidad» sobre el mundo, al asumir el reto de decir con las formas…pero también los tiempos y espacios del mercado del arte…que lo subsumen un poco todo… ambos paisajes trabajan el uno sobre el otro…operan el uno con el otro y se confabulan sin duda dudosas asociaciones de «interés» privado sumamente criticables…
    El contexto pareciera inhabilitar en gran parte la posibilidad de que algo de arte político pueda tener cabida aquí… no sería justo separar del todo esos dos mundos…el del trabajo del artista al servicio del gusto burgués…y el gusto burgués al servicio de… en fin…warhol lo explicaría mucho mejor creo…
    El caso, es que si uno anda por arco estos días…uno apenas puede coser ninguna obra con el mundo…con el tiempo en que vivimos, con la realidad en la que andamos…todo el rato ese raca raca del interior del artista…de lo que quiere ver o dar a ver…toda esa falsa creatividad….en fin…demasiada hermenéutica…y poco o nada de dialéctica…de pensamiento… Entonces cuando uno se encuentra la obra de Miralda….los sentidos se ajustan de otra manera…de repente, algo del mundo, algo de experiencia común o compartida, algo oído por ahí, algo real toma presencia, aparece, se cuela… esa obrita, para mi, es un agujerito…esa obra nos recuerda que algo pasó, o está pasando… esa obra acoge la posibilidad de volver al mundo…al mundo de todos, en medio de esa fiesta del yo, de la indiferencia, del mercado, en fin…de tantas cosas horribles…
    Hay un conflicto ahí claro…algo se está comprando y vendiendo…(Aunque habría que preguntar muchas cosas aquí…sería bastardo presuponer que lo que el artista va a hacer con este dinero vaya…)
    En fin. En esa feria hay obras de mucha gente que anda haciendo arte «político». Democracia, Andújar (justo al lado de Miralda…)… yo no pondría el grito en el cielo tan irracionalmente.. no nos volvamos tan cínicos….sólo por el hecho de que se esté vendiendo una consigna…
    Quizá haría la crítica de otra manera…más hacia la crítica ya que esa consigna en el fondo es más denuncia, más grito, más protesta…cuando el arte político desde hace ya un tiempo debía haber franqueado ya esa condición de denuncia para pasar a otra cosa un poco más seria…
    Otra cosa…el arte político no es patrimonio de nadie.
    Y la última: la obra de miralda no sólo va de comida, se come.
    ….
    seguimos
    Un saludo.

  6. …igual el rápido fui yo y supuse demasiado rápido tus enhorabuenas eran sinceras! Disculpa!
    Escribir comentarios en blogs no es fácil…uno trata de hablar…pero no es hablar claro…trata de referirse a cosas que se han dicho…en fin…que no es nada fácil decir algo! Lo fácil son las ironías, las chanzas, la jerigonza… pero detenerse un poco a mirar no es nada fácil….
    Simplemente quise decir que en este blog mismo se dan a ver obras de mucha gente (sin finger) de gente que también están en arco y a partir de las cuales se podría hablar de capitalización de luchas…pero no se hace…aquí se hizo sobre todo porque se trata de Miralda, alguien en principio fuera de la pandilla de artistas políticos…y eso no mola…quise decir que no pasa nada por exibir en arco…si uno ha hecho un trabajo de arte verdadero y si uno luego sabe bien a qué dedicar toda esa pasta e interrumpe que la basura se siga extendiendo al menos a su costa….
    Cuando dije que la obra de Miralda además se comía quise hacer valer una cosa que habitualmente no pasa. El interés de Miralda por la comida en este caso hacen avanzar el «qué» y el «como», que en este caso van juntos…y la política (la consigna) queda ahí en medio…muy extrañada…. muchos artistas políticos podrán hacer arte de tema político, pero no se «come», quiero decir, no lo harán políticamente…
    Un saludo

  7. al final como siempre…unos se hacen los listillos por aquí…con su ironía…sus gracietas…salís del paso con vuestro comentarios…pero de pensamiento nada de nada…ni de crítica…ni autocrítica…..bajo la pretensión de «no querer»…así, como los críos, «no vuelo porque no quiero»…pero como los críos bobos…porque hay críos muy muy listos…que vuelan, aunque no quieran.

  8. joder cualquiera, es que eres de un sufrío…
    Esa actitud de «only adult in the room» me parece encantadora, pero un poco impostada visto que la altura de vuelos con que tu pensamiento se autodefine y adorna una y otra vez no parece corresponderse con la substancia de lo que que finalmente cuentas.
    Tal vez sea cosa del formato.
    Relájate, las conversaciones surgen cuando surgen y en la multiplicidad de tonos que todos los participantes en las mismas definen.
    Solo el monóloguista se concede a si mismo las réplicas que desea.

  9. No calles, cualquiera… desde aquí se aprecia tu voz y lo que tus comentarios aportan, pero entiende que cada uno responda como más le plazca.
    Sigue…

  10. Yo por mi parte quiero agradecer la aportación de «cualquiera», entre otras cosas porque creo que mucha gente al ver esta obra le ha pasado como a mi, una especie de si pero no. Y ya que yo he empezado con el no, me parece muy bien su apuesta por el si.
    Quizás sea la biografía artística de Miralda, con aquella boda entre la estatua de la Libertad neoyorkina y el Colón de Barna, algo muy del espectáculo del 92, lo que me ha hecho ponerme en contra a priori

  11. ¿Os habéis vuelto locos? Lo de Miralda en Arco es una puta mierda y no tiene vuelta de hoja. Lo voy a explicar a mi manera y ya me decís. Esta duda sobre la cuestión política dentro del arte es inagotable por recurrente, aunque se agotó hace tiempo por reiterativa. Ese envoltorio indestructible que rodea todo discurso político desde el arte se anula a sí mismo en la medida que es aplicable a todos y cada uno de sus escenarios: al introducir en el sistema un discurso crítico o socialmente comprometido uno está, al mismo tiempo, diluyendo ese discurso en un jarabe que facilita su digestión en el mecanismo de legitimación, que a su vez está entreverado de elitismo, dominación, capitalismo, autoridad y un elevado nivel de charlatanería, pose y superficialidad, una enorme mentira compartida y alimentada por intereses particulares y privados. El arte contemporáneo, digámoslo claro, está constituido por un entramado de enfermedades sociales que son, también, fundamento de la civilización misma.
    Aún no consigo entender cómo se produce ese maremagnum de expectación y deseo con la consecuente revalorización crematística del producto (el artista) que comercializa sus residuos intelectuales convenientemente enmarcados. Esto es un misterio para mí. Ojo, que no estoy defendiendo que uno no deba producir. Yo mismo tengo obra en casa, pero son cosas que me atañen personalmente, consecuencia de las relaciones inmediatas con mi entorno, con mis amigos o representaciones de periodos de crecimiento personal, o de una red de afectos y desafectos. Ninguno de estos trabajos ha sido comprado con dinero. Son huellas de mi propia historia, no de la historia del mercado. El trabajo del artista profesional es, para mí, una gran catástrofe (equiparable a la catástrofe del diseñador profesional, por hacer alusión a mi actividad alimenticia).
    Por un lado está, como decía, esta enmienda a la totalidad, de la que uno no puede escapar y, por otra parte, está el hecho de que cualquier producción artística es, en sí, un acto de propaganda política de uno u otro signo, alimentado por unas servidumbres u otras. Dado que no hay manera de salir de ahí, la misma crítica a este proceso perece, cauterizada por la costumbre de una insistencia machacona, como si de tanto golpearse en el mismo sitio al arte le hubieran salido unas callosidades deformes.
    Por tanto, si uno está pensando en el dominio del arte, no conviene abundar en esta cuestión, estéril y esterilizadora, aunque tampoco conviene olvidarla.
    Sin embargo, sí hay un ámbito en el que (salvando y asumiendo lo anterior) cabe la crítica y el análisis. Es el territorio de la lógica interna de la obra. Ya sabemos cómo opera en el entramado social, pero ¿qué metáforas propone, qué relaciones subraya o a qué se enfrenta de forma directa cada trabajo? En este terreno, a diferencia de lo anterior expuesto que es un aglutinante homogéneo, la diversidad es enorme y, por tanto, se pueden dar confrontaciones, oposiciones, afinidades o dependencias de muy distinto calado que tengan cierta capacidad operativa en el proceso de construcción personal.
    En lo relativo a este trabajo de Miralda ¿por qué lógica interna es impulsado? Dado que apunta directamente al movimiento de indignación, más o menos espontáneo, que emerge de una precarización de la existencia en todos y cada uno de los ámbitos de nuestra vida, el sometimiento del intelecto, la comercialización del afecto o la instrumentalización del deseo, la dominación económica y un largo etcétera, dado que esto es lo que señala, parecería que es esto mismo y nada más lo que trae consigo. Pero, si atendemos a la propia lógica del movimiento de indignación, que ha tenido torrentes de sinsentidos y contradicciones, hemos de señalar, al menos, un acierto indiscutible: la voluntad férreamente consensuada de no doblegarse ante la apropiación e instrumentalización por parte de distintos poderes políticos o económicos. Intentos no han faltado. El trabajo de Miralda vulnera rotunda y unilateralmente este principio aglutinador. Su lógica interna es implacable. Lo que trae consigo es la cristalización, tan cristalina como el cristal de su marco, de la de apropiación y reintegración de la fuerza vital a los cauces del entramado enfermizo-civilizatorio. Lo que veo al enfrentarme a esto es de una perversión sobrecogedora y me repugna, me da asco, me violenta visceralmente, al margen de este esfuerzo racionalizador. No entiendo cómo el amigo Germano u otros compañeros de discusión pueden abandonarse a la contemplación de «algo del mundo, algo de experiencia común o compartida, algo oído por ahí, algo real» en esta afectación viscosa. Es una mierda como una catedral, señores, es sorprendente ver cómo algunos se arrojan a la ambigüedad, lábil y sumisa de su contemplación cínica, enmascarando una verdad tan rotundamente palmaria.

  12. por respeto (y admiración también) a aitor y al tiempo que se ha tomado en escribir vuelvo aquí (sin olvidar, para otra vez, la consigna no le des de comer al «irónico»)
    Los tres primeros párrafos que apuntas son muy muy interesantes Aitor, pero hablas en general. No sé qué significa (de verdad no lo sé, aunque parezca algo bobo) qué significa «sistema» cuando dices «introducir en el sistema un discurso crítico o socialmente comprometido uno está al mismo tiempo diluyendo ese discurso en un jarabe que facilita su digestión en el mecanismo de legitimación» Me parece, por lo menos, demasiado abstracto eso de «sistema». Arco podría ser un sistema entiendo por tus palabras, o el mercado del arte, pero a pesar de ese sistema, ahí puede haber vidas vaya…uno tiene ojos para mirar, orejas para oír…etc…quiero decir…que a pesar de cualquier sistema uno, desde lo sensible, desde la sensibilidad siempre puede emanciparse. En los campos de concentración mucha gente se dedicó a hacer arte…cositas así…más bien pobres…como pequeñas tallas de madera o metal, cancioncillas…quiero decir, que la sensibilidad no responde a fórmulas matemáticas, a lógicas sistémicas…uno puede volverse del todo extranjero con el sistema al que se le supone estar inscrito.
    A mi no me parece que la consigna «no hay pan para tanto chorizo» se privatice, de verdad, sólo por el hecho de ser lanzada en arco bajo las fórmulas que se le suponen al «sistema arco». No me parece, vaya, tan evidente que lo que en esa obra se está dando es un proceso de «comercialización». Y no me lo parece por lo que decía antes, uno tiene ojos para ver, cabeza para pensar y en medio de ese festival de basura que en «general» es arco, uno de repente encuentra algo que le lleva a otro lado, a las luchas de un movimiento real (como dirían los comunistas) a un espacio aún abierto y compartido…
    Que las obras que tienes en casa sean fruto de tu vida, de tus relaciones con artistas, no es del todo importante para eximirlas de la misma suciedad que denuncias si al final uno mantiene un tipo de relación específica con esas obras, con ellas. Por ejemplo, son tuyas, están en tu casa…ahí ya hay algo privado..la privacidad vaya es un asunto de la sensibilidad, del modo de estar en el mundo, y no un asunto del dinero, de compras o ventas.
    Lo interesante sería tratar de ver algo, así, en la experiencia de esta obra, cuando uno pasea por arco. Para evitar que los discursos ya aprendidos (las inercias, las familiaridades adquiridas en el mirar…) se cuelen demasiado rápido.
    Entonces, como creo que tú indicas, no creo que esta obra proponga ninguna metáfora, aunque sí un modo de relacionarse (esa consigna, vuelvo a decir, se come, y esto es tanto como decir que «el tema» a saber, la comida, es equivalente al acto, al procedimiento, al «cómo», a saber; comiendo…y esto no siempre pasa en el arte político, que hay muchas obras de arte de tema político cuyo proceder, su «cómo», no es político en ningún caso…entonces a mi modo de ver, juntando el comer con la consigna esta cuestión del «qué» y el «cómo» se pone directamente sobre la mesa…hay demasiado arte de tema político…y demasiado poco arte hecho políticamente…es una cita de Godard,,,que a su vez viene de Brecht….)
    En lo que discrepo profundamente es lo que indicas aitor sobre la lógica interna de la obra de miralda…no me parece en ningún caso que la obra traiga consigo justo aquello que, en principio, negaría. Tampoco creo que eso que se llama movimiento de indignación haya mostrado ningún tipo de voluntad en no doblegarse ante la apropiación e instrumentalización ante los poderes político económicos..ese movimiento se ha resistido sí, pero aún hoy es, en sí mismo, una lucha de poder tanto interna como externa entre los modos de decir, de avanzar, de estar, de hablar…no hay algo puro en el movimiento indignado que se resista a ser instrumentalizado….es en sí mismo, un instrumento, algo ya bastardo de nacimiento…un instrumento de poder (y económico) en el que subyace la búsqueda de unos decires que puedan traer algo común…
    Me parece que estamos acostumbrados a un discurso (que es en el fondo el verdadero callo mental) en el cual si uno vende algo (o participa de estas cosas) está inhabilitado para decir nada político…yo ya indiqué que quizá no era capaz de lograr dar a ver cómo esto no me parecía un problema para permanecer, resistir, en una sensibilidad…fue por lo que pensé que Warhol explicaría mucho mejor todo eso (y aunque lo pareciera, sin la más mínima pizca de ironía) Brecht estuvo trabajando en Hollywood, Courbet montó su propio Arco, etc…etc…
    La obra cuesta 6000 pavos. Sólo hay una. Quién sabe lo que Miralda hará con ese dinero. Para mi ahí estaría la cuestión importante.Y me parecería una cochinada suponerlo. Lo cochino sería dedicar ese dinero no sé…Quien sabe si Miralda tiene un nieto detenido y esa pasta va para su multa o su abogado….No sé…no quiero contarme el mejor de los cuentos pero tampoco el peor. 😉
    Entonces a yo no iría tan rápido con lo en principio asqueroso de este asunto… a mi, ya me parece un logro enorme, una barbaridad, una separación, una disidencia real, que haya un artista que no nos presente de una manera más o menos molona lo que tiene en su cabecita…con mil truquitos…. y que traiga a esa feria algo que pueda pertener a alguien más que a él…por muy bastardo que parezca al principio ponerle precio a esta obra…
    Y puede que te olvidaras de todo ello en tu crítica pero su tu crítica es una enmienda a la totalidad que implica inscribir una obra política en el sistema arte…qué pasa con las obras «políticas» de los demás? me refiero Democracia, Andújar, etc…Obras que nos traen citas de Iglesias o de tumbas de cenetistas…que igualmente tienen precio…yo quiero pensar que es posible crear separaciones, divisiones…que es posible sustraerse de los atributos que se le suponen siempre a las cosas (eres artista=eres un vendido, eres maricón=eres mujer, eres inmigrante=eres delincuente…) si no somos capaces de imaginar (para pasar a verla en un movimiento real) la más mínima separación…estamos, del todo, perdidos…
    La contemplación, si está emancipada de todo esto que viene ya dado, de todas las cosas supuestas que no sé qué realidad impone, nunca es cínica sino que prueba de una libertad verdadera (a ver lo que uno desee ver) esta vez sí, rotundamente palmaria…

  13. Y lo repito porque me parece fundamental, lo que me parece sumamente criticable de esta obrita es que es, en parte, más de lo mismo, más denuncia más protesta, más grito…en fin…esto ya sí que cansa…todo el rato diciendo no al capitalismo, a los chorizos, a los políticos…y apenas sabemos a qué podríamos decir sí… puede el arte hacer algo aquí? traer un sí, una afirmación, un lugar, un tiempo, una idea a la que merezca la pena de decir sí?
    Ahí es cuando la obra de Miralda pierde todo su interés para mí, incluso a pesar de todo lo que dije anteriormente…

  14. El análisis sistémico de Aitor me parece acertado, al igual que su valoración respecto al caso concreto del producto que Miralda ofrece.
    Del mismo modo, es difícil no compartir su estupefacción ante la meandrosa y blanda aproximación al debate palpable en anteriores comentarios.
    En ese orden de cosas, resulta muy escamante la insistencia de «cualquiera» por obviar la demostrada naturaleza política de toda produccion artística.
    Sus repetidas afirmaciones reservan esa condición de «lo político» apenas a ciertas obras, artistas y aproximaciones que son canónicamente definidas como tales por múltiples elementos cuyo sesgo sería reiterativo evidenciar y entre los cuales apenas mencionaré categorías como la creación de marca e inserción en el mercado.
    Esta fijación tan pobre y desinformada (o desinformante) de «cualquiera» en los ticts y recursos estilísticos más obvios desplegados por algunos productores para hacer evidente que operan desde la consciencia de lo político (o su apariencia), y por contra el elocuente silencio de este comentarista al ignorar la enorme eficacia política e ideológica del arte «autónomo» (?), a mi entender invalidan sus dubitativas afirmaciones, que considero focalizadas en la tendencia y generadas desde una nebulosa comprensión del medio.
    Respecto al colofón que «cualquiera» enuncia al abogar por esa «libertad verdadera» brindada por una contemplación que opere como mecanismo mediante el cual vemos lo que deseamos, poco hay que decir.
    Aun así, y corriendo el riesgo de ofender, no sería honesto dejar semejante dislate sin respuesta.
    Y es que ese argumento falaz al que «cualquiera» se aferra, lleva irremediablemente a reducir toda la cuestión a un artículo de fe.
    Por muy personal que se nos plantee esta epifanía del ver lo que no existe simplemente porque esa ensoñación nos proporcione una reconfortante evasión, no estamos en una situación que permita argumentar ese éxtasis individual como posicionamiento neutro.
    «cualquiera» plantea una emancipación aberrante en su maniqueísmo e inversión de conceptos, un recurso retórico reafirmante de modelos que no por caducos dejan de aparecer hoy más hegemónicos que nunca, unos modelos en cuya apología renqueante y no carente de mala consciencia según se intuye por lo escrito, anhela encontrar su particular y sedante «SI».

  15. ¿Que aporta esta obra a esta frase?
    No veo que le añada nada más que convertirla en un producto con la etiqueta «arte».
    Inquieta pensar que seguramente la acabará comprando un chorizo.
    Sin duda, todo el arte es político.

  16. Hay varias cosas nuevas que introduces y ninguna que yo haya dicho he visto que se entendiera. En especial, el binomio lógica global/lógica interna que he tratado de explicar y su relación con la capacidad crítica, argumento que ha sido sobrepasado como si no existiese: ni se acepta ni se niega, simplemente se ignora. Esto de «Me parece que estamos acostumbrados a un discurso (que es en el fondo el verdadero callo mental) en el cual si uno vende algo (o participa de estas cosas) está inhabilitado para decir nada político» es una evidencia de que no se ha entendido, puesto que he tratado de ofrecer un marco en el que la posición política es posible dentro del arte y otro en el que no. Es decir, mi crítica no es una enmienda a la totalidad, sino una enmienda a la lógica interna de esta pieza concreta de Miralda (que también cuestionas). ¿Culpa mía por no saberlo explicar? No lo sé, lo he hecho lo mejor que he podido. El caso es que, a este desencuentro, añades varias cuestiones discutibles que, sin haber avanzado en lo anterior, francamente, se me hace muy cuesta arriba abordar.
    Voy a enumerar las cuestiones pendientes, a ver si así se me hace más fácil:
    SOBRE EL SISTEMA: sí, con esto me refiero al «sistema arte», tal como has interpretado. Seguidamente me señalas que en este sistema sí hay rasgos de humanidad («ahí puede haber vidas»), con la intención de expresar que la autonomía, aquí, dentro de este «sistema arte» también hace posible la construcción de una experiencia alternativa a esa desactivación del posicionamiento político que yo describo. Esto no lo voy a negar, cada uno es muy dueño de sufrir las visiones que le parezcan oportunas en su intimidad, pero la dinámica que yo señalaba es la otra, en dirección opuesta, la que es capaz de envasar un posicionamiento político, distribuyéndolo para su consumo como producto cultural. Típicamente las estrategias de control social adoptan hoy formas de reivindicación. Así, por ejemplo, la sostenibilidad ambiental o la defensa de los animales, cuestiones ellas ampliamente distribuidas en los sistemas de valores a lo largo y ancho del mundo, sirven de coartada para ocultar las relaciones de dominación y, en este caso que nos ocupa, el proceso es exactamente el mismo: que un coleccionista privado sea capaz de albergar en su casa un mensaje del 15M sólo prueba una cosa, que el 15M es una revolución domesticada producida o, por lo menos, condicionada por el ámbito del poder. Aquí se revela en toda su crudeza cómo el poder financiero y las protestas contra el poder financiero forman un tandem en perfecta sincronía, tal como se ha demostrado recientemente.
    SOBRE LA APROPIACIÓN DEL DISCURSO. Niegas el proceso de comercialización o de privatización de la consigna, usando tus palabras, por que pones en juego una capacidad cognitiva propia que te permite sustraerte a todo esto y construir esa experiencia alternativa. Bien, desde ese punto de vista, uno puede hacer eso mismo en un genocidio, buscando los rasgos de humanidad de los represores o de los reprimidos pero ese tipo de proceso personal no es relevante para la construcción social, lo que cuenta es el grado en que uno es capaz de hacer patente un conflicto y adherirse a él, ser consecuente con él. Si tú, tras contemplar los cuadros de Miralda, has tenido una evocación personal del mundo real dentro de la perversión generalizada de una feria de arte, me parece perfecto, pero eso no tiene nada que ver con el posicionamiento político de la obra ni con su capacidad de subrayar un conflicto.
    SOBRE LAS «OBRAS» QUE TENGO EN CASA. Quiero matizar, para que no se me malinterprete. No se trata de obras fruto de mis relaciones con «artistas», son huellas de mis relaciones con «personas» a las que quiero, sean artistas u otra cosas, son fruto de discusiones, de compartir experiencias o momentos de crecimiento personal. Me parece irrelevante si son obras de arte o no y lo mismo puedo clasificarlas al lado de una buena conversación o de otra experiencia cualquiera. Lo importante de esta «colección» es que me ayuda a construirme a mí mismo como fruto de las relaciones interpersonales y no como espejo de las tendencias estéticas o las industrias culturales.
    SOBRE LA LÓGICA INTERNA. Aquí «discrepas profundamente» conmigo, al contrario que en anteriores ocasiones donde la discrepancia era más de andar por casa y te explicas con una contradicción: dices que el 15M «no ha mostrado voluntad en no doblegarse» y, en la misma frase, que «se ha resistido». Ante esto no he sabido abordar tu argumento. En todo caso, sin entrar en definiciones sobre el 15M, sólo hay dos opciones: o el 15M se resiste y Miralda vulnera esa resistencia o el 15M no se resiste y Mirada transporta un sistema domesticado a la feria de arte.
    SOBRE LA REMUNERACIÓN DE MIRALDA. ¿En serio, te parece que en el destino del dinero que cobra por la pieza está lo importante? ¿Estás de broma, verdad? O sea, que estamos hablando de una transferencia de capital simbólico y de una desactivación de un potencial político masivo autoorganizado y, caramba, si se cobra bien, ¿¿¿no pasa nada??? ¿si se invierte en una buena causa, en un «buen escenario» la cosa se puede tolerar? ¿Estamos vendiendo, por 6000 euros, la indignación de aquellos que se oponen a la especulación financiera, de aquellos que reclaman que sus vidas no estén vertebradas por el negocio y el capital? Vamos, vamos…
    FINALMENTE, SOBRE LA POSIBILIDAD DEL ARTE POLÍTICO. Brevemente, que ya he explicado mi modelo: hay una imposibilidad estructural, de carácter general, de alimentar una sociedad honesta y saludable desde la integración profesional en el arte, aunque sí existe un margen de actuación en ámbitos parciales y locales. Hay que ver, en cada caso, cómo opera cada trabajo en relación con su propia lógica y ponerlo en relación con los límites que uno mismo es capaz de tolerar, que varían según los intereses y las personas.
    Un saludo.

  17. Bueno…seguimos…qué suerte que encontremos tiempo para seguir polemizando con esto:
    – En el análisis de Aitor sólo se dice una cosa: la obra de Miralda es una mierda, da asco, es indignante bajo la acusación de mercantilización de una lucha. Todo esto dicho por mi muy brevemente claro, porque su comentario está acompañado de un rico análisis más general.
    – El problema principal de pretender hacer una crítica partiendo de la imposibilidad del propio sistema es simple: un robot podría hacerlo. Un robot o un programita informático podría hacer crítica en este caso y decidir qué obra es política y cual no valorando simplemente las condiciones del sistema. No haría falta, vaya, ni pizca de sensibilidad, no haría falta mirar nada, pensar nada…no haría falta estar vivo….daría igual vaya esta obra de Miralda o cualquier otra que intentara hablar del 15M en Arco…porque el sistema, en principio, lo imposibilitaría. Entonces no hay nada más siniestro que eso, que un pensamiento que no implique ninguna sensibilidad.
    – La política es una cuestión de sensibilidad. No se trata de por quién voy a votar, ni de advertir quiénes son los cabrones en todo esto o lo que nos está matando o robando sino de preguntarse si es compatible nuestra vida con todo eso. Entonces la política es una cuestión estética, porque es un desafío del mirar, del decir…
    – Me gustaría saber dónde está lo «blando», lo «escamante», porque al final resultan esto también ironías un poco más trabajadas. Pero igualmente inoperantes: esta obra es una mierda, un asco, este comentario es escamante o blando…en fin…eso no dice nada.
    – Por qué estoy desinformado? Hay que estar informado de algo? Vaya! Si estar informado implica volver a la inoperancia de la conversación entre arte autónomo y arte político pues mal vamos. No es muy pertinente entrar a valorar la cosa en términos de todo o nada. El todo de la resolución de cualquier utopía política o arte revolucionario y la nada del artista «autónomo» retraído sobre sí… Traigo aquí el trabajo de alguien no muy querido tampoco por aquí (por mucho que admiremos su trabajo en secreto, y aunque no tengamos ni idea de cómo hacerlo mejor) el trabajo a partir del textito de Mallarme, la acción restringida… ya sabéis de quién hablo.
    – Recursos estilísticos obvios? Dónde está la obviedad? De verdad, me gustaría saberlo. Lo que me parece obvio y simplón son los argumentos que se despliegan aquí para decir lo que es político y lo que no lo es…
    – Es un poco sucio que se me diga que no entiendo el «medio» sin aclarar exactamente qué habría que entender. Sin aclarar tampoco qué quiere decir «medio» aquí…como si alguien, fuera del medio (una madre, un niño, un no-iniciado…) no estuviera en condiciones de hablar o pensar…menuda manera de rescatar a la política…como hacen los comunistas…a base de llamar ignorantes a los demás…
    – Lo que tú llamas «colofón» y a lo que añades que no hay nada que decir a mi me parece fundamental: qué vemos cuando vemos algo…yo creo, que aquí lo que se han visto es una cosa: clichés.
    – Yo no reduzco la cosa a una cuestión de fe: la fe está en lo dudoso. (igual que la superstición en lo cierto, diría Bergamin). Tampoco es un éxtasis individual. Cualquiera puede alegrarse, o enfadarse, de que esa obra esté ahí. Yo no trato de qué esta impresión se vuelva pública. Es pública ya de antemano si partimos de los «ingredientes» de la obra. Esa frase ha sido enunciada por muchas gargantas. Si uno consigue ver algo, cualquiera lo puede ver también…el mundo existe.
    – Al final del comentario, de nuevo más abismos de la crítica y del pensamiento: esto es «aberrante». esto es «maniqueo» esto es «caduco» esto es «renqueante» sin decir en ninguno de los casos por qué.
    – Lo peor encima es que se me quiera psicoanálizar y decir que tengo «mala conciencia». A mi, por esto, tu comentario sí que me parece caduco. Porque el psicoanálisis es el gran fraude del siglo.
    – El sí que desearía encontrar, no es particular y sedante. Sería una afirmación (ante la machacona negatividad nihilista) de algo que podría valerse para todos. Creo que quedó claro, todos somos anticapitalistas pero no sabemos a favor de qué estaríamos… Y habría que pensarlo. Es lo que hicieron por ejemplo en la revolución social, que no sólo eran antifascistas, sino comunistas libertarios.
    – Creo que se ha perdido un poco el hilo. Estos comentarios se abrían con un post que de algún modo «denunciaba» el uso bastardo (comercial, etc..:) de una consigna del 15M. Aquí quise aportar la idea de que a mi me parecía que esa obra hablaba más del tiempo compartido, común que todas las demás, por muy políticas que se nos presentaran. He intentado argumentar por qué. Mientras otros insistían en la imposibilidad sistémica o en el asco en el estilo o lo que fuera.
    También animaba a transferir muchos de los comentarios que aquí se hacen a otras obras en la misma situación sistémica: obras con voluntad política en las mismas condiciones materiales. (Arco). Obras de artistas bien poco criticados quizá porque ostentan el patrimonio del arte político en españa y no pueden aceptar (los que no los critican) que otros lo estén haciendo también. Insisto. Democracia. (Fijaros, alguien ha aprovechado una obra de Democracia de este año como photocall http://tinyurl.com/7ur5pp5 )
    Aunque se trate de un viejo (que en cada obra se ha vuelto cada vez más loco sí, con esas bodas imposibles, con esos altares vudú…) que no ha hecho nada muy distinto de lo que tanta gente anda haciendo por ahí…
    Siento mucho decirlo, otra vez. Pero poco pensamiento, Poca argumentación. Y demasiado corporativismo.
    Un saludo.

  18. Aitor, creo que andábamos contestando a la vez…mi comentario final no acoge nada en relación en lo que dices…
    Habría muchas cosas que decir de lo que comentas. Siento como comunes muchas cosas de las que comentas. Otras no. Eso hace interesante la conversación. Gracias.
    Quizá encuentre el tiempo para seguir en otro momento… Ahora el tiempo se me escurre entre los dedos…
    Un saludo.

  19. Cualquiera, es realmente sorprendente tu posición de superioridad en relación con el discurso. Acusas a los demás de carecer del suficiente alcance de su pensamiento, crítica o argumentación a pesar de existir ejemplos, como el de Aitor, en los que desarrolla claramente una postura que, podrás estar de acuerdo con ella o no, resulta claramente solvente. La verdad parece que te pones a ti mismo como medida de seriedad y rigor intelectual y, claro está, nadie ha estado a la altura de cualquiera y, por lo que se deduce del final de tu comentario, sus planteamientos resultan descartables.
    Creo que nadie quería psicoanalizarte, pero está claro que lo tuyo es un claro ejemplo de solipsismo. Digo esto no sólo por tu autoubicación como escala, tal como señalaba antes, sino también por una cierta actitud autista en relación con determinados aspectos que se indicaban en la discusión. Como ejemplo de tal postura puede citarse tu insistencia en la cuestión del arte político. Es decir, la acusación que haces a los otros participantes en el debate de querer ostentar el monopolio para la certificación de que arte es o no es político. Parece que con anterioridad a tu comentario se había planteado, claramente, que todo arte es, lo quiera o no quien lo realiza, político.
    Para finalizar, me parece un tanto tramposa tu actitud para intentar que Aitor, y otros, se definan globalmente sobre el trabajo de determinados artistas, como es el caso del colectivo Democracia, de quienes presumes que son intocables en este entorno para, sospecho, desenmascarar a quienes critican un trabajo concreto de Miralda. La verdad debes pensar que los demás somos bastante estúpidos ― lo que no deja de ser irónico [en su sentido más cínico que no quinico] teniendo en cuenta tu defensa de la sensibilidad autónoma del espectador o del lector, en este caso― si crees que se pueden admitir como equivalentes la pieza de Miralda y el de Democracia, que involuntariamente se convierte en escenario de la promoción de un libro. Esa, quizá, sea la cuestión: el problema aquí no es que Miralda trabaje con determinados asuntos políticos y, además, tenga intereses mercantiles [cuestión ésta que podríamos debatir en otro momento] sino que transforma conscientemente el capital simbólico [advierto que si uso este término que aborrezco, es por usar la jerga al uso] en capital crematístico. Operar en estas condiciones creo que es obvio que forma parte del ámbito de las decisiones personales, es decir que a Miralda nadie le obliga a trabajar de este modo [podría habérselo ahorrado] y, en esto creo coincidir contigo, haciéndolo, desde luego, distrae del verdadero debate de si desde el arte se puede operar políticamente, más allá del hecho de que cualquier trabajo artístico está atravesado por determinaciones ideológicas, y por tanto es político.

  20. Dejad de focalizar en mi nada por favor. No sé por qué me tengo que convertirme yo en tema de discusión. No sé por qué se ataca al interlocutor.
    Yo he tratado de ceñirme al tema. No he hablado de «Aitor» nunca, de hecho le agradecido que quisiera conversar por aquí con un mínimo de seriedad. Si hablé de los trabajos o las cosas que él tenía fue para entender por qué eso le valía como ejemplo.
    Tampoco he pedido que nadie se defina hablando de obras de Democracia o de otros. De verdad, lo dije con sinceridad, no entiendo qué diferencia hay entre esa obra y otras que están en la misma feria.
    Yo no me he presentado como nadie superior. Ahí queda todo escrito, es evidente cuando hay algo de pensamiento o no lo hay. A pesar de mi, de los demás y de lo que sea. El pensamiento, la razón es una cosa que nos excede un poco a todos. Yo no pienso que seais estúpidos, pienso que aquí, ocurre como en general en el resto de las cosas, que no se piensa, que no pensamos o que creemos que pensamos cuando sólo «opinamos» o seguimos extendiendo clichés, estereotipos, suposiciones…a mi también me pasa vaya..
    Está siendo muy difícil conversar por aquí, de verdad, sin que a uno le llamen de todo. Es algo doloroso incluso.
    Yo esto no lo suelo hacer. Escribir y escribir tanto de una cosa que es bastante inútil por otro lado. (Es lo bueno del arte, que es completamente inútil) Me tocó quizá el día tonto o no sé. Pero me lo pensaré dos veces la próxima vez…si al final pensar no vale para nada más que derribarnos unos a otros. Cuando se da el pensamiento, el pensamiento no es de nadie, ni si quiera mío o de tal o de cual. Es una razón que se vuelve común… Siento que no se quiera participar de eso.
    Es un poco como en las asambleas, cuando uno trata de hablar y de repente alguien replica «es que tú…» entonces la conversación común se vuelve imposible…
    Bueno. Esta vez sí, chao de verdad.

  21. Eso sí que no, el victimismo condescendiente es patético. Perdona, pero aquí se ha pensado y se han planteado dudas razonables respecto a tu peculiar sentido de la política. Has caído en los peores tics de las conversaciones: no atender a los argumentos, pasarlos por alto, contradecirte, pasar sin ton ni son de un tema a otro o relacionar cuestiones de forma arbitraria. Cuando se te dicen las cosas, son los demás quienes carecen de pensamiento y se dedican al corporativismo. Dices que no te presentas como superior y seguidamente te descuelgas conque no pensamos… vamos, sólo me faltaba esto con la tarde que me he pasado despellejando tu retórica.

  22. En fin Aitor. No eran victimismos…era lo más sincero que podía decir. Se me está atacando y cualquiera lo puede ver.
    Yo no dije que no pensabais. Y menos a ti.
    Aquí hay una violencia enorme.
    Adiós.

  23. En fin Aitor. No eran victimismos…era lo más sincero que podía decir. Se me está atacando y cualquiera lo puede ver. Se personaliza una y otra vez y me parece completamente fuera de lugar.
    Aquí hay una violencia enorme.
    Adiós.

  24. Si hay aquí alguien que no piensa, ese eres tu, o por lo menos no lo has hecho antes de ponerte a escribir semejante mezcolanza de argumentos inconexos, mientras intentas menospreciar el disenso con estrategias burdas y cansinas.
    Me parece que has podido debatir con interlocutores lúcidos y de una agudeza de discurso que para nada merecen tu desprecio o estúpida superioridad.
    ¿Querías pensamiento? ¿Querías crítica? ¿Porqué no tratas de razonar los argumentos que se presentaron y que has decidido obviar?
    Entonces, podremos volver a discutir arte y política, o cualquier otra cosa, que no sea la inconsistencia de tu planteamiento, ahora reducido a un victimismo escapista, que tampoco se puede tragar.

  25. A mi me parece que lo que aquí lo que mas os gusta es chuparos las pollas. Gran parte del arte político que manejais es aún mas ineficiente que el de Miralda.En fin, autocomplacencia, colegueo…

  26. Cizaña, esa es una conversación que se ha tratado de abordar aquí, aunque sin mucho éxito. Se ha conseguido, meramente, articular alguna consigna simplona como la que tú mencionas. La tuya mola más porque incluye una expresión de desprecio personal que desautoriza de golpe todo el argumentario de varios folios que se ha expuesto.
    Si quieres entrar seriamente la cuestión, te agradecería que explicases tu posición con cuidado y, si es posible, sencillez, pero haciendo un esfuerzo de higiene mental, con ideas claras y definidas. A mí me interesa el tema y me interesa pensar en ello.
    Para rematar, si me dices tu nombre de verdad, ya podríamos discutir en igualdad de condiciones y podríamos, también, ser amiguitos. ¿Qué dices?

  27. Un poco de humor.
    Escribir tres páginas sobre la obra de Miralda me parece excesivo, es mas, creo que ya me estoy pasando. No creo que las argumentaciones se midan por palabras, y no tengo ganas ni tiempo de argumentar nada mas sobre ésta pieza. Me parece lo peor, esa es mi posición. Igual otro día hago un intento mas sesudo, pero con un motivo mejor, que los he visto mejores por aquí.
    Reivindico el comentario facilón sobre la obra facilona, que abunda, y no estamos para perder el tiempo. Unas cañitas otro día.
    Enhorabuena por vuestro programa.

  28. O sea, que lo de la autocomplacencia y el colegueo era de broma. Usted perdone, don Manuel, que me tomo todo por la tremenda. Mis latigazos, por favor. Pues mira, voy a ser ser breve y frugal, siguiendo tu ejemplo, que lo de pensar no es trendy: a los imbéciles como tú debían darles su propio blog para que puedan decir las gilipolleces que quieran sin que nadie les chiste. Harto me tenéis.

  29. Por lo visto en este blog y sobre todo con don Aitor siempre se termina asi, es como el niño que tiene que tener la última palabra, Aitor eres un pedante sistémico.
    Le hablas a si a tus vecinos, porque eres insoportable, «vamos, sólo me faltaba esto con la tarde que me he pasado despellejando tu retórica».

  30. Huy, ¡que se ha ofendido…! ¿qué pasa, ya no quieres proponer más bonitas ocurrencias? Con lo divertido que resultaba… Anímate, hombre, sólo una más.

  31. ¿Ya, entonces? Pues sí que era poco lo de «un poco de humor». Cachis… Ahora ya nos tenemos que poner serios (como verás, ya no digo «sistémico» para no resultar pedante, espero que sepas valorar mi esfuerzo).

  32. Don anónimo, cualquiera diría que te mueve algún tipo de herida mal curada… en este blog «por lo visto» se acaba de muchas maneras y el «siempre» tiene más bien poca cabida.
    Cualquier lector asiduo sabe que si hay alguien dispuesto a modificar su opinión cuando se aportan argumentos sólidos, ese es Aitor, así que menos rabietas, por favor.

  33. Cizaña, ¿estabas tú en la misa realizada enfrente de la Fresh Gallery? Necesitas bastantes folios para decir lo que a uno se le ocurriría en un par de frases. Este es un argumento, no sólo político y artístico, si no poético. Si quieres, en lugar de mandar a chupar a los otros, lame tu propio cipote. En realidad, parece que es a eso a lo que te dedicas. Una sugerencia: escribe un libro, sistémico, proxémico o viral. Seguro que encontraremos la luz que ilumine nuestros caminos.

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