Al hilo de la peli de Banksy, Luis Martín Cabrera ha escrito una reseña que bien merece un poco de atención. Plantea su relato describiendo un distanciamiento de facto entre el propio Banksy y el mercado de tal suerte que su Banksy aparece sin relación alguna con los acontecimientos que lo envuelven, ninguna responsabilidad en la perversión de su relación con el mercado, ninguna intención en el cultivo del doble rasero y la mitomanía. Es como si Banksy, harto de su instrumentalización, hubiera decidido tomar el camino de la denuncia.
Es difícil entenderlo conociendo las recientes maniobras de su productora para promocionar la película además de las prácticas habituales en el mercado del street art en donde se copan estratégicamente distintos circuitos de venta con diferentes precios para las mismas obras, se produce de forma anónima mientras se alimenta el culto a la persona y se rentabiliza en la galería el trabajo aparentemente libre hecho en las calles.
El artículo entero se puede leer aquí
Al artículo de Luis Martín-Cabrera en Rebelión:
En el título: ¿Saltar los puentes entre el mercado y el museo?, acaso sea una forma de tenderlos de un modo mas estrecho para que el museo funcione como autoridad legitimadora de la industria cultural.
Párrafo 1: tergiversación de conceptos.- Benjamin asociaba el aura de una obra de arte con su unicidad, no con su autenticidad. La interpretosis -que diría FCF- o una mala lectura de una figura de autoridad (del modo que es visible en el artículo de LM-C), es un procedimiento que violenta la teoría, pervirtiendo su utilidad crítica y contaminándola de conceptos de aluvión hasta hacerla irreconocible.
Párrafo 2: El batido de conceptos diversos con el que nos ameniza LM-C en este párrafo, convierte el texto en pura farfolla y lo vuelve intransitivo e inservible para apuntalar cualquier argumentación posterior.
Párrafo 3: Identificar «documental» con verosimilitud en una crítica artística, resulta ridículo y enuncia la ignorancia del crítico. «Fake» es ya de los años setenta y a nadie se le escapa que abrió una linea cinematográfica que dejaba al descubierto la pretendida veracidad del documental clásico.
Párrafo 4: La abstracción es un comportamiento intelectual del ser humano, no una forma de sociedad, y la mercantilización no ha sido generada por las sociedades occidentales, sino por el capitalismo como ideología social y como práctica de poder. Si contempláramos la posibilidad de que las «relaciones humanas» siempre hayan sido una forma de práctica de poder, podríamos entender que a cada época le corresponde una forma-imagen de estas relaciones de poder. No obstante, el problema no es el lugar que ocupan los objetos o si el mundo es puro espectáculo (Guy Debord lo definió perfectamente), sino la invisibilidad de las operaciones de poder (inclúyase la práctica de pseudoanonimato del propio Bansky) en el trasiego de la industria cultural.
Párrafo 5: Si das por sentado que los dueños del espacio público son ¿X?¿Y?¿Z?, es que estás sosteniendo la misma mentira sobre la que tiene lugar esa práctica de privatización. Date una vuelta por las periferias de las grandes urbes para describir con fundamento lo de la «asepsia espectacularizada…». Lo abyecto de la violencia social ha sido ya asimilado a través de los telenoticiarios en forma de ideología (invisible); no nos vendas la moto de que Bansky subvierte el sistema poniendo al descubierto la obscenidad del torturador.
y etc.etc.etc. hasta resultar una crítica babosamente entusiasta de un documental fake con rever.