COMUNICADO SOBRE EL PROYECTO MUSEOLÓGICO DEL MNCARS

El Proyecto Museológico del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía ha sido estudiado y analizado por el Consejo de Críticos de Artes Visuales, las conclusiones las podemos leer en este comunicado.


COMUNICADO SOBRE EL PROYECTO MUSEOLÓGICO DEL MNCARS
Consejo de Críticos de Artes Visuales
El Proyecto Museológico del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía ha sido estudiado y analizado por el Consejo de Críticos de Artes Visuales con la atención e interés que merece un escrito que anuncia cambios fundamentales que afectan desde el mismo nombre de la institución hasta su filosofía museológica, la política de exposiciones y adquisiciones, y su destino para muchos años.
               
El Consejo expone sus objeciones a la vez que las razones que las sustentan, con el fin de abrir y fomentar un debate imprescindible para la política cultural y el arte contemporáneo en nuestro país.
 
El Consejo de Críticos de Artes Visuales considera que el Proyecto Museológico es:
1 – Pretencioso y despectivo en su redacción respecto de la comunidad artística en su conjunto.
2 – Conservador en su prospectiva y en su acción política.
3 – Pobre en su desarrollo historiográfico y crítico, contradictorio en sus términos e irrelevante internacionalmente.
4 ‚Äì Y que renuncia implícitamente al arte del presente.
 
1 – Pretencioso y despectivo en su redacción respecto de la comunidad artística en su conjunto
 
El Consejo rechaza en primer término, y antes de valorar las propuestas concretas que presenta, el tono pretencioso, beligerante y despectivo que sus redactores emplean para referirse a los profesionales españoles dedicados al arte contemporáneo.
 
De sus afirmaciones, puros juicios de valor, se deduce que ni los historiadores del arte, ni los conservadores de museos y comisarios, ni los críticos, ni los galeristas, ni siquiera sus colegas en la dirección de museos y centros de arte, incluidos quiénes les han antecedido en el MNCARS, poseen otros conocimientos que no sean los de una supuesta «historia oficial del arte contemporáneo», que no nos dicen quien ha dictado ni impuesto como única, pero cuyo apócrifo texto se nos comunica fragmentaria e interesadamente, sin otra ilación que la imprescindible para justificar los cambios y decisiones de la Dirección.
 
Resulta insidiosa e indignante la sospecha que siembra y extiende hacia esos mismos profesionales, como siervos del mercado y voceros de la propaganda cultural, al tiempo que, sin rubor ninguno, afirma su excepcional independencia del mercado del arte y su dedicación exclusiva al mundo ideal del conocimiento.
 
A este respecto, los hechos contradicen a la Dirección: de las aproximadamente 25 exposiciones individuales que se señalan en el proyecto que realizará el Museo Reina Sofía en los próximos años, SIETE corresponden a artistas representados por una galería multinacional, que tiene una de sus varias sedes en Madrid, la Galería Marlborough, que hará pues casi un 30% de las mismas en ese periodo. Un dato que, a juicio de esa Dirección, parece no interferir en el mercado ni procurar dirigismo alguno.
 
2 – Conservador en su prospectiva y en su acción política
 
El Consejo califica algunas de sus consideraciones y propuestas de muy conservadoras, e incluso reaccionarias. Para empezar, de las 25 exposiciones individuales que se citan en sus páginas, únicamente dos estarán dedicadas a artistas mujeres: a Eulàlia Valldosera y a Paula Rego; es decir, un 8% del total, cifra alarmante, que es lógico blanco de críticas y está completamente alejada tanto de la realidad social del país como de las políticas de paridad defendidas en otros ámbitos
Por otro lado, la concepción del museo que se desprende de sus páginas, como ese lugar inmaculado donde residiría «la verdad de la obra de arte», resulta casi religiosa y anacrónica con la realidad contemporánea.
La huida del presente, de su arte y de sus debates, y el refugio en el pasado, que se declara tanto en los apartados dedicados a la colección permanente como a la política de exposiciones, manifiestan un espíritu francamente conservador, poco acorde con el que se correspondería con un museo de arte contemporáneo. En este sentido, es muy llamativo que gran parte de los esfuerzos del Proyecto se dediquen a fijar el punto de arranque temporal de la colección y a la discusión de si todavía debe situarse más atrás y hundir sus raíces con mayor profundidad en el siglo XIX, olvidando que su ámbito de acción no debería ser sólo la primera mitad del siglo XX, sino el siglo XX al completo y también el siglo XXI, período éste que no se cita en ningún momento.
 
 
3 – Pobre en su desarrollo historiográfico y crítico, contradictorio en sus términos e irrelevante internacionalmente
 
En cuanto al Proyecto propiamente dicho, el Consejo señala, en primer término, la dificultad que para emitir un juicio categórico y completo supone el hecho de que éste cierre su arco cronológico en el año 1950. Aunque resulte extraño que después de un año de trabajo se haya sido incapaz de estudiar y analizar los fondos existentes hasta el día de hoy, cabe entender por qué se limita a ese periodo. porque acentúa su carácter historicista, a la vez que le dispensa de aproximarse a las complejidades del presente.
 
La pobreza historiográfica y crítica resulta palpable tanto en una visión basada en un postmodernismo de primera época o de reacción, utilizando el calificativo de Hal Foster ‚Äìen cuanto a oposición neoconservadora a las ideas de progreso, historia y a los antagonismos centro-periferia‚Äì, como al reclamar justo ahora, cuando la obra artística es cada vez más inmaterial, «situar en primer plano la realidad material de la obra de arte».
Y todo esto sólo para justificar el cambio en el montaje de la colección. Algo ciertamente necesario y que cada dirección suele realizar en sus museos correspondientes, debiéndose procurar el concebir esa presentación como una exposición temporal de largo alcance, sujeta a cambios y reinterpretaciones, y no como el lugar de expresión de «la verdad», ni histórica, ni crítica.
 
Más aún, no concluidas todavía las obras de ampliación del espacio Nouvel, el Proyecto anuncia, para esa nueva instalación, nuevas obras e inversiones multimillonarias en el ala Sabatini (30 millones de euros más, a los que hay que sumar los casi 100 del edificio Nouvel). La cuantía económica resulta discutible, aunque sólo sea por la diferencia que establece con otras instituciones, más aún cuando se pretende suprimir el carácter nacional del Museo, unas reformas que, sin embargo, pagarán de nuevo todos los españoles. Pero, más importante es el hecho de que con éstas y hasta su conclusión, el Museo habrá permanecido los treinta años de su existencia en obras y planes de ampliación.
Unas inversiones que suponen, además, y como no podría ser de otra manera, un detrimento en la cuantía dedicada a las adquisiciones, sobre las que nada se dice explícitamente en el Proyecto, salvo que su política, que califica de nueva, se basará en «la revisión histórica» y en el «compromiso con el presente».
 
Más preocupante es la desaparición del concepto y actividades del «Centro de Arte» sin que el proyecto aporte solución sustitutoria alguna. Según el Proyecto el problema principal que aqueja al Museo es la contemporaneidad, cómo compaginar su carácter de Museo con el de Arte Contemporáneo. De ahí que sea sobre el Centro de Arte sobre quien hagan recaer todas las dificultades y descalificaciones posibles: «Emite propaganda cultural», es «dirigista» en sus actuaciones, transforma el Museo en una «meta-galería», «sus exigencias de rentabilidad e inmediatez condicionan negativamente el desarrollo del Museo» y «su modelo ha quedado marcado por la vulgarización y crisis de sus propios paradigmas». Mientras que el Museo es ideal e ingenuamente considerado «el lugar de disfrute no alienado y de conocimiento no dirigido» y allí donde se asiste a «la larga duración de la obra y del saber».
Al margen de que los autores parecen desconocer la crisis que experimenta el concepto mismo de museo y el debate abierto sobre el discurso museológico, lo cierto es que el rechazo a la idea de Centro de Arte oculta un repudio abierto y sistemático al arte del presente. Resolver el compromiso del Museo con la actualidad, haciendo ésta «rotatoria», es un modo académico de escurrir el bulto.
               
Conviene resaltar, además, que el Estado tiene la obligación de cubrir esta importante labor y que en ningún caso puede hacer dejación de ella. En este sentido, reclamamos que el Reina Sofía debe continuar con su función de Centro de Arte hasta el mismo día en que el Ministerio de Cultura decida inaugurar otro espacio que compense las carencias de éste. Como se podrá comprender fácilmente, los ciudadanos no permitiríamos que el Estado no se ocupara de ciertos aspectos sanitarios o educativos con la excusa de que se está pensando en cómo hacerlo en un futuro no concretado.
 
Asistimos, igualmente, al solapamiento entre el proyecto y programación del MNCARS y la de los museos Prado y Thyssen. Y, también, a un «intercambio» de artistas entre Prado y MNCARS, que sólo puede entenderse desde las exigencias económicas. El Museo Reina Sofía será así el museo de la pureza y la verdad, y el Prado el del gran espectáculo y las altas cifras de visitantes.
               
4 – Renuncia implícitamente al arte del presente¬†¬†¬†¬†¬†¬†¬†¬†¬†¬†¬†¬†¬†¬†¬†
 
A la negativa a reconocer el pasado, calificando por ejemplo de pura leyenda la historia de la vanguardia española, se corresponde la negación del presente. Y, lo que es más importante, al clausurarlo condena al Museo a una «transversalidad» permanente. Como volveremos a perder el tren de nuestro propio tiempo, tendremos que seguir década tras década explicando la ausencia de la contemporaneidad por nuestras peculiaridades.
Del mismo modo, que al cifrar en los «puntos de densidad» de la colección lo que denomina «sistemática de las exposiciones a celebrar en los próximos años», las condena a asumir sus carencias y, sobre todo, el desinterés por la actualidad, que denunciamos, ese sí que sistemáticamente, desde hace años y años. Este programa resulta del todo incompatible con la reincorporación del Museo a la escena internacional.
Nuestra decepción es completa. Para empezar, en el apartado «Compromiso con el presente», únicamente una artista tiene menos de 45 años. Cuando no han fallecido, la media de edad ronda o supera los 60 años. Además, el «Espacio 1» no sólo no se mejora y potencia, sino que desaparecerá al menos hasta el año 2010. Estos datos contradicen flagrantemente ese «compromiso», siendo éste únicamente un lema que intenta ocultar la deriva conservadora que emprende la Dirección.
 
***
 
Para terminar, no se comprende, en modo alguno, la posición del Patronato, que es capaz de aprobar una actuación determinada durante años y de firmar unánimemente un Proyecto que cuando no discute, niega todos los aspectos de esa labor. Es hora de abordar en profundidad y profesionalmente los cambios ineludibles en la idea y composición del Patronato mismo.
 
No se entienda esta posición del Consejo de Críticos de Artes Visuales como un apoyo a las actuaciones precedentes en la dirección del MNCARS, sino que si aquellos retrasaron la incorporación de la institución al día de hoy, ésta lo impide definitivamente.¬†¬†
 
 
La Junta Directiva del Consejo de Críticos de Artes Visuales

2 responses to “COMUNICADO SOBRE EL PROYECTO MUSEOLÓGICO DEL MNCARS

  1. Ana Martínez de Aguilar, directora del Reina Sofía, respondió a los críticos de arte que arremetieron contra su plan museológico. Dijo que el informe no es ¬´conservador ni reaccionario¬ª, tal y como expresaba un comunicado del Consejo de Críticos de Artes Visuales. En él se denunciaba que un 30 por ciento de las exposiciones temporales programadas son de artistas de la galería Marlborough y sólo dos de las exposiciones corresponden a mujeres. Martínez de Aguilar contestó que ¬´un museo no programa en función de galerías sino de artistas¬ª y elevó de dos a cuatro la cifra de muestras de mujeres. Negó, además, que el Espacio Uno (dedicado al arte más joven) vaya a desaparecer. ¬´En todo caso se va a reforzar¬ª, añadió. La directora, que reconoció ¬´errores de forma¬ª en su polémico plan, dijo que no se ve ¬´reflejada¬ª en ninguna de las objeciones que plantean ¬´algunos críticos de arte¬ª.

  2. Esta claro porque han quitado lo de «Centro de aRte» y han dejado solo el MUSEO no? En ese sentidolas exposiciones no estan tan mal, entiendo que dejan el espacio vacio a Caja Madrid y a su Casa Encendida. Esperemos que no cunda el ejemplo en el resto de la peninsula porque excepto en barcelona, el resto de urbes no serían capaces de soportar que sus museos se dedicasen exclusivamente al arte del S.XX, una tendencia que parece va a ir en aumento. ¿Sera que quieren mostrarnos como ganaron sus guerras y como nos lo cuentan?
    salu2

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