¿Se acuerdan de la polémica sobre el tapiz que reproducia el Gernika de Picasso en la sede de la ONU en visperas de la guerra de Irak? Situado justo en el tramo que da acceso al Consejo de Seguridad allí se colocaron los micrófonos para las ruedas de prensa.
Algún alto funcionario decidió ocultarlo tras un telón azul con la excusa de que era lo más adecuado para las retransmisiones televisivas…
Por supuesto, al común de los mortales no se nos escapaba la razón más profunda: no resultaba nada adecuado hablar de guerra con una imagen al fondo que refleja el sufrimiento de la población civil en un bombardeo.
La ONU debería de aprender de la OTAN, y decorar sus salas con arte más trascendental y menos literal. Pedro Morales nos envía ésta foto de un encuentro ente el Secretario General de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer y el Secretario de Estado americano Colin Powell, en la sede de la OTAN en Bruselas.
En el fondo podemos apreciar una pintura de William de Kooning, seguramente de mediados de los años ochenta. El expresionismo abstracto, mucho más neutro y decorativo, resulta más apropiado para las apariciones ante la prensa del poder militar, además como podemos observar permite vestir unas corbatas a juego con la composición pictórica.
No es que el expresionismo abstracto se haya convertido en arte decorativo gracias al irremediable vaciado de sentido que conlleva la asimilación cultural ( o como decía Roland Bartes definiendo el mito: cuando el sentido deviene forma), sino que la sombra del estampado acechaba ya en su propia génesis.
El gran héroe de la escuela de Nueva York, Jackson Pollock, sufrió muy pronto el ataque de la moda y las exigencias de lo decorativo. Thomas Crow dedica el segundo capítulo de su libro «El arte moderno en la cultura de lo cotidiano» a la bajada de pantalones continua de Pollock. En 1951 sus obras sirvieron de «fondos» fotográficos en un reportaje de moda que realizó el fotógrafo Cecil Beaton para la revista Vogue. Por no nombrar la humillante decisión del señor Duchamp, asesor de Peggy Guggenheim, de cortar un trozo del mural que Pollock pintó para el apartamento de la galerista en N.Y.
Desde luego el místico Rothko, jamás hubiera permitido tal escalabro y pérdida de aura, aunque como todos sabemos ahora podemos encontrar sus profundas composiciones en cualquier pasillo. ¡Que se jodan!
que se joda el expresionismo abstracto…si son como cuadros de ciervos…menuda …solo falta que salga algun julai defendiendo a Mozart…
Asi me gusta que los subyugados por la Alta Cultura ¿o era Costura? saquen a relucir a Mozart en cuanto se sientan ofendidos