El motín y la historia

El medio ultraderechista y ultramontano por excelencia está realizando, de consuno con determinadas posiciones políticas [especialmente en el contexto de la Comunidad de Madrid], una interpretación de los hechos, que se están desarrollando en la Puerta del Sol, en clave de contubernio socio-comunista, que no duda en denominar como motín.

Dejando de lado la línea discursiva de la conspiración política, resulta paradójico que desde estas posiciones, tan proclives a la utilización de la historia y a la celebración de determinados hitos del pasado en términos de refuerzo del sentimiento patriótico, no se hayan dado cuenta de las conexiones entre lo que llaman motín hoy ―que representa una firme protesta frente a los antidemocráticos dueños del mundo y sus lacayos― y el motín que se produjo allá por 1808 contra las tropas napoleónicas, y que Goya reflejó en su pintura La carga de los mamelucos en la Puerta del Sol, cuya acción se desarrollaba precisamente en la propia Puerta del Sol.
Efectivamente, la comparación entre ambas situaciones no deja de ser una pirueta interpretativa, pero no menos que la que se suele realizar en relación con la vinculación de los hechos decimonónicos con los intereses políticos del presente. Esto sucedió, por ejemplo, en las celebraciones que tuvieron lugar en 2008, especialmente en Madrid, para conmemorar el bicentenario de la Guerra de la Independencia. En ocasiones la historia resulta incomoda, fundamentalmente para aquellos que están acostumbrados a visitarla como si de un burdel se tratara, como sostenía Benjamin, para instrumentalizarla con la finalidad de garantizar el mantenimiento de los privilegios de la clase dominante.