Extarigo algunas citas, aunque dan ganas de citarlo todo.
«La psiquiatría es el coche-escoba que va recogiendo y aliviando mínimamente todo lo que no se trata de verdad en otros lugares: familia, barrio, trabajo o escuela. Por ejemplo, en Gijón hay más de 600 críos tomando anfetaminas para «el síndrome de déficit de atención: se descontextualiza el malestar y ya no se trata en su sitio, en el aula, donde se puede hacer un análisis de esos malestares e intervenir eficazmente, sino fuera de lugar y con medicinas que a lo sumo sólo pueden paliar algo.»
«En todos los casos se trata de desubicar, descontextualizar y despolitizar el sufrimiento reduciéndolo a lo íntimo y llevándolo al despacho del psicólogo. ¿Qué se dice a alguien que tiene estrés laboral? Individualízate más, defiéndete más, no te metas en nada, no te comprometas, protégete en tu pequeño mundo, tus pastillas, tus consejos psicológicos… La psiquiatría produce impotencia.»
«Últimamente, la función represiva aumenta, en parte por la presión de los familiares. En mi centro de salud puede haber 50 o 60 personas en tratamiento obligatorio: si no van a tomar la medicación hay que avisar al juez. Está en germen pero creo que vamos camino de una nueva ley de tratamiento obligatorio, un nuevo panóptico ambulatorio.»
«Si se lograra colectivizar ese sufrimiento, que no parte de lo íntimo como dicen, sino de las relaciones sociales, desde luego sería un motor de transformación social. Porque el único remedio real consiste en crear redes seguras, estables, serenas.»
«La psiquiatría es la práctica que más se ha extendido y que más población trata, pero con el mínimo saber. Se trata de una derrota política, no de que se hayan elaborado de un tiempo a esta parte nuevos argumentos científicos. Los neurolépticos son la mercancía ideal, porque no necesitan probarse científicamente como un antibiótico o un anticanceroso. Y la psiquiatría de izquierda ha sido colonizada también enteramente por los laboratorios, que pagan los congresos con todo su boato.»
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