La actualidad nos ha brindado una imagen, a priori insólita, unos guardias civiles encapuchados denunciando la «represión laboral del Gobierno» («Nos tratan como a terroristas» han dicho los picoletos)
Este acto simbólico por el que los agentes de la ley y los terroristas a los que combaten quedan igualados, ha resultado chocante para más de uno que ha creido ver el mundo al revés.
Sin embargo, esta imagen no hace más que responder a una realidad profunda, una y otra cosa son, en realidad, lo mismo…
Y aqui me vais a permitir que me ponga situacionista, pues como nos contaba Gian Franco Sanguinetti, ya en el lejano año de 1979 en su texto «Sobre el terrorismo y el Estado»:
«Todos los grupúsculos terroristas secretos están organizados y dirigidos según una jerarquía clandestina incluso para los militantes de la clandestinidad, jerarquía que respeta perfectamente la división del trabajo y de funciones propias de la actual organización social: arriba se decide, abajo se ejecuta. La ideología y la disciplina militar preservan a la cúspide de todo riesgo, y a la base de cualquier sospecha. Cada servicio secreto puede inventarse una sigla «revolucionaria» y ejecutar cierto número de atentados, bien difundidos por la prensa, a los que se asignará hábilmente un pequeño grupo de militantes ingenuos, a los que dirigirá con la máxima desenvoltura.
En el caso de un grupúsculo terrorista aparecido espontáneamente, no hay nada más fácil, para los servicios secretos del estado, que infiltrarse en él, gracias a los medios de que disponen y a la extrema libertad de maniobra de la que disfrutan, destacarse entre la cúspide inicial, y sustituirles, ayudados sea por detenciones selectivas realizadas en el momento adecuado, o por la ejecución de los jefes originales, lo que ocurre en general en un enfrentamiento armado con las «fuerzas del orden», avisadas oportunamente por sus elementos infiltrados.
Desde entonces, los servicios paralelos del Estado disponen a su antojo de un organismo perfectamente eficaz, formado por militantes ingenuos o fanáticos, que no pide nada más que ser dirigido. El grupúsculo terrorista de origen, nacido de los espejismos de sus militantes sobre las posibilidades de concebir una ofensiva estratégica eficaz, cambia de estrategas y se convierte en un apéndice defensivo del Estado, que lo manipula con agilidad y desenvoltura, según las necesidades del momento, o según lo que él cree que son sus necesidades.
Desde piazza Fontana hasta el secuestro de Aldo Moro, sólo han cambiado los objetivos contingentes que el terrorismo defensivo ha alcanzado, pero lo que en la defensiva, no puede cambiar nunca, es la meta. Y la meta desde el 12 de diciembre de 1969 al 16 de marzo de 1978 y todavía hoy, sigue siendo la misma, es decir, hacer creer a toda la población, desde entonces intolerante o en lucha contra el Estado, que tiene al menos un enemigo en común con él, enemigo contra el que el Estado la protege, a condición de no ser cuestionado por nadie. La población que es generalmente hostil al terrorismo, y no sin razón, debe pues reconocer que, al menos en esto necesita al estado, en el que en consecuencia debe delegar los más amplios poderes, con el fin de que pueda afrontar con energía la ardua tarea que constituye la defensa común contra un enemigo oscuro, misterioso, pérfido, despiadado y, en una palabra, quimérico. Frente a un terrorismo presentado siempre como el mal absoluto, el mal en sí y para sí, todos los males, mucho más reales, pasan a segundo plano, y sobre todo deben ser olvidados: ya que la lucha contra el terrorismo coincide con el interés común, es ya el bien general, y el estado que la lleva generosamente es el bien en sí y para sí. Sin la maldad del diablo, la infinita bondad de Dios no podría aparecer y ser apreciada como se debe. »
¡Qué placer [ideológico] leer a Sanguinetti! Gracias.
Sobre la foto [y la noticia] se podría decir que pocas veces como esta una imagen vale más que mil palabras.
Un saludo.
Esto tenía que pasar.
Cuidadín, cuidadin Germano… te van a fusilar por desvelar estrategias de alto nivel. Genial… la foto y tu «situacionismo».
Según esta teoría, entonces ¿Cómo habría que entender a wikileaks?
A mi todo este rollo espectacular me huele a chamusquina. Un hombre sólo frente al sistema, el elegido, el fugitivo… Ahora perseguido por unas más que extrañas violaciones… Se está construyendo un nuevo mito.
Me da la sensación que wikileaks es una nueva estrategia del sistema para sacar sus trapos sucios sin que tenga consecuencias.
¿Ha habido alguna reacción ante estos «desvelamientos»?
Ninguna. Wikileaks es el enemigo.
Lo dicho por Carlos me hace callar. Voy a rumiarlo.
Apoyando la teoria de carlos:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=117694
Carlos, eres el culpable de la entrada que he escrito aquí:
http://palabradepezabisal.blogspot.com/2010/12/julian-assange-el-llanero-solitario.html
Un saludo,
http://www.youtube.com/watch?v=rq16nX4U2nA
http://agenciamarienbad.wordpress.com/2010/12/01/la-conspiracion-como-gobierno/