José Luis Brea hace balance de la década que dejamos atrás:
«Acaso esperábamos demasiado de ellos: transformaciones tan profundas en todos los órdenes de la producción y sus agenciamientos que a su paso nada quedara intocado -en los mundos de vida, en las formas de la experiencia, en las formaciones culturales y críticas: una nueva égida para toda la axiomática del conocimiento. Y sin embargo, la década se ha descolgado anodina, apagada en su tibieza, consumida en una deriva paralizada».
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