Cuentan, en los más oscuros mentideros, la historia de un gran odio. El odio de un profesional de la crispación radiada contra Cataluña y sus deseos de constituirse ámbito de decisión, de ser una nación diferencia de España. Cuentan la historia de cómo nació ese odio, y cuentan que nació en al ámbito académico del arte…
Federico tenía entonces una melena digna del indio Jerónimo, y era profesor de estética en una universidad de Barcelona. En aquel entonces la poderosa galería Maeght de París, tenía una franquicia en la Ciudad Condal, con la que nuestro personaje mantenía buenas relaciones, cosa que le otorgaba un cierto poder en el mundo de la crítica que gestionaba con manifiesta chulería. La misma feria de las vanidades que se repite aquí y allá, antes y ahora. Pero en esas que llegaron las leyes de inmersión ling√ºística, la recuperación del catalán, y demás. Movido por su carácter ácrata de entonces, Federico, se avino a firmar, junto a muchos otros intelectuales vinculados a la universidad, el llamado manifiesto de los «Nosecuantosmil», en contra de tales leyes linguísticas. No me acuerdo cuantos miles eran los firmantes, pero desde luego eran miles, una lista larga.
Visto aquello, unos muchachos que usaban capuchas y pistolas y se juntaban bajo la denominación genérica de Terra Lliure, decidieron que había que hacer algo con el tema. Dar un aviso. Así que cogieron la larga lista de firmantes, y bien al azar bien inducidos por algún artista agraviado por la crítica, eligieron a Federico.
Le secuestraron, se le llevaron a un descampado y le metieron un tiro en la rodilla.
Federico se fue entonces a Marid, y empezó a defender la nueva figuración madrileña, aquella que ensalzaron Bonet y otros, mediante exposiciones como «Madrid DF» y a fustigar a los que él llamaba «videorojos», contracción que magistralmente recogía la ideología y la técnica expresiva de aquellos artistas que detestaba…
Luego, no se sabe muy bien cómo, dejó la crítica de arte y llegó a la radio, lo demás no sólo es historia sino rabiosa (y muy rabiosa) actualidad. Y de aquellos polvos estos lodos… que razones hay, para que luego digan.
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El autor quiere dejar claro que cualquier parecido con la realidad es mera coincidiencia.
Que tiempos aquellos del tirito en la pierna….
Ahora los tiritos se los meten en los lavabos !!
Me parece que en el «cuentan que cuentan» hay algunas imprecisiones.
Creo que Jiménez Losantos era profesor de instituto, no de universidad y formaba parte de un grupo de artistas y críticos (Javier Rubio, Broto, Tena, etc.), muchos de los cuales eran de origen aragonés, que a mediados de los setenta defendían el retorno a la pintura siguiendo una moda francesa que enlazaba con los planteamientos de Clement Greenberg.
Este grupo castizo fue promovido y utilitzado por Tàpies para erosionar lo que quedaba del movimiento conceptual en Cataluña.
Jiménez Losantos no era anarquista sino que su grupo se reclamaba del maoísmo -un maoísmo retórico claro-, básicamente porque su modelo estético seguía las pautas del grupo francés de Pleynet y compañía, supuestos seguidores del Gran Timonel y su «modélica» revolución cultural.
Si no voy equivocado, Jiménez Losantos provocó una crisis en la revista izquierdista El Viejo Topo, donde colaboraba. Hizo un libro en que trataba la cuestión nacional y defendía planteamientos filofranquistas y nostálgicos. El título en si ya es significativo, «Lo que queda de España», que parece del PP, los obispos y los militares golpistas actuales. El director editorial era un militante de la izquierda internacionalista y lógicamente se negó a publicar un libro fascistizante. Aquí empezó, creo yo, el victimismo de Jiménez. Creo recordar que al final el libro se publicó gracias a que el novelista y hoy independentista Biel Mesquida defendió a Jiménez Losantos.
Todo esto fue anterior a la acción de Terra Lliure que parece que su objetivo primero no era atentar contra Jiménez Losantos, considerado poco relevante -a pesar de tener un cierto protagonismo público- dentro de la estructura burocrática estatal contraria a los traspasos de la Enseñanza a la Generalitat.
Y cuando se largó a Madrid ya hacía tiempo que venía defendiendo la tradición pictórica y la neofiguración.
Pido disculpas si he cometido alguna inexactitud en mi explicación, pero a mi me ha llegado así.
Hasta ahora pensaba que había pocas cosas más repugnantes que Jiménez Losantos, ahora creo que el autor de este post le ha superado con creces al defender con tanto humor y gracejo que a alguien le peguen un tiro. Felicidades
Si te parece nos ponemos a llorar…
No creo que el autor celebre semejante cosa, otro asunto es que, habiendo sucedido y hace tanto ya, el choteo, que en mi caso si que adivinarías, se hace inevitable cuando el protagonista resulta ser un personaje tan patéticamente repugnante. Salvando distancias, de Franco también me chotearía si no fuera porque, aún hoy y gracias a Fedeguico y otros, me sigue dando miedo y poca risa.
«Visto aquello, unos muchachos que usaban capuchas y pistolas y se juntaban bajo la denominación genérica de Terra Lliure, decidieron que había que hacer algo con el tema. Dar un aviso. Así que cogieron la larga lista de firmantes, y bien al azar bien inducidos por algún artista agraviado por la crítica, eligieron a Federico».
En fin,lo que hace repugnantes a Franco o a Losantos es que escriban, hagan o defiendan alegremente cosas como estas. Es lo que se llama deshumanización del enemigo, método conocido y aplicado por todos los ejércitos y por los fascistas del mundo.
Al comentarista que me felicita por superar a Federico y a éste último.
Si creeis que defiendo los tiros en la rodilla es que os habeís equivocado de medio a medio…
Por si la indignación no os ha permitido leer hasta el final, os aviso de que he escrito que llego a entender las razones de su odio a las nacionalidades periféricas, a pesar de lo abyecta que me resulta su ideología.
Asi que menos tirarse de los pelos…
Declaraciones del actor que se cagó en España (con un par, si señor, yo no me senti ofendido para nada):
En una entrevista con Julia Otero, Pepe Rubianes habló esta mañana de los tiempos en que hacía teatro con Federico Jiménez Losantos y cómo reaccionó cuando los independentistas de Terra Lliure le pegaron un tiro en la pierna:
«Me cago en la puta madre de quien hizo esto».
Dice que dijo en aquel momento. Y añade que le advirtieron de la inconveniencia de decir estas palabras en público
«Porque ahora te van a pegar el tiro a ti también»
De esta forma zanja Rubianes los posibles ‘malentendidos’ que hayan podido suscitar sus palabras:
«Que lo sepa Jiménez Losantos».
Por si quedaban dudas, y de paso, también le lanzó un piropo a Carlos Herrera, diariamente crítico con los independentistas catalanes:
«Carlos Herrera es un excelente locutor, además de un gran amigo mío».
Pero no quiere figurar como un santo:
«No quiero aparecer ahora como el arrepentido. (…) Yo nunca he pedido que cierren la Cope, se puede discutir lo que dicen pero cerrarla no, y de mí que digan lo que quieran.»
En cuanto a las polémicas palabras que dijo la semana pasada en el programa de TV3, más de lo mismo: disculpas a la España que se haya sentido ofendida.
Y es la última vez que habal del asunto, zanjó.
No os parece más repugnante Carod-Rovira?
Por cierto, otro aragonés…
A mí ciento por uno!
Pobre diablo
que fome son
En fin, teniendo en cuenta que el ente que ha escrito este «artículo» comete errores como «se le llevaron», creo que no «la debemos» de hacer mucho caso.
OH dios Relf tiene razon el que escribe ha cometido la imprudenciua, la desverguenza que marcara toda su vida, ha caido en un leismo!!!!
Señor Relf vaya vd. a tomar, exactamente, por culo