Retóricas del trabajo

La semana pasada viajamos a Málaga y tuvimos la ocasión de visitar en el Centro de Arte Contemporáneo la exposición «Retóricas del Trabajo».

Esta exposición es un claro ejemplo de como usar el arte para lavar la imagen de las peores «retóricas» del capitalismo. Pero quizás lo peor de todo sea el silencio de la crítica especializada ante esta maniobra.

En sí la exposición se trata de fotografía holandesa y el tema es el trabajo. Es una muestra de perfil bajo, no muy ambiciosa, en la que destacan nombres como Erwin Olaf o Rineke Dijkstra.
Las fotografías son retratos de trabajadores en su mayor parte. «A menudo los retratos de una persona individual tiene un significado simbólico que sobrepasa a esa persona. (…) Ahora también puede ser un espejo en el que podemos ver reflejado tanto la luminosidad como la pesadez de nuestra propia existencia», explica Frits Giertsberg en el catálogo de la exposición.
Ahora bien, entre tanta palabra existencialista, lo que destaca por encima de todo es que la exposición está formada por fotos de la colección Randstad. Randstad es una empresa de trabajo temporal.
A pesar del rechazo social a las empresas de trabajo temporal , estas suponen una actividad creciente en la gestión del trabajo temporal y el trabajo a tiempo parcial. Su volumen de trabajo está muy concentrado y se distribuye en los sectores que menos cualificación de la mano de obra tienen (hostelería, comercio, transporte, construcción…), lo que se corresponde con el perfil del trabajador que participa en este tipo de relación de empleo: hombre en industria y construcción a jornada completa y mujer en servicios a las personas en jornada parcial. Siempre tendrán preferencia aquellos trabajadores que tengan cualificación laboral, estudios medios o superiores, pero para acceder a puestos que no la requieren, lo que supone una devaluación de sus capacidades.
Estos datos deben hacernos necesariamente pensar en el papel que este tipo de trabajo y estas figuras de gestión del mismo tienen en el proceso de segmentación laboral en asuntos como la estabilidad en el empleo, la institucionalización de la desigualdad por género en el empleo y características formativas del trabajador; dado que el trabajo temporal no promueve la formación ni la estabilidad en el empleo y que las empresas de trabajo temporal y su rápida expansión han supuesto un paso más en esta estrategia de utilizar la contratación temporal como un método para desarrollar una gestión laboral basada en la segmentación de la fuerza de trabajo. Esto es así porque además de reducir los trámites de gestión de contratación, externaliza el control disciplinario de la misma e introduce nuevos sistemas de coerción.
Este tipo de empleo es extremadamente temporal lo que impide acumular derechos a los trabajadores ya que la mayoría de ellos se derivan del tiempo que permanecen en el mercado de trabajo, por otro lado es un empleo extremadamente poco cualificado y poco relacionado por tanto con la posibilidad de reciclaje y aumento de la cualificación del individuo. Finalmente a través de las ETTs se hacen más marcadas las diferencias entre géneros en cuanto al tipo de actividad y a la duración de la jornada. Es decir, reproduce la conocida separación entre trabajo femenino de jornada parcial (con doble presencia en el ámbito reproductivo) y trabajo masculino en actividades tradicionalmente masculinas y de alto riesgo.
Por todo ello las ETTs significan la panacea de la temporalidad y la precariedad por lo que nos resulta facilmente deducible que son un agente que fomenta la segmentación y no sólo la aprovecha . Algunos expertos en temas laborales piensan que quizá la desaparición de las ETTs no haría desaparecer el problema de la temporalidad del mercado de trabajo español ya que éste responde a características estructurales profundas, pero estas características serían relativamente más fáciles de combatir si se eliminara un agente institucional que las fomenta.
En un momento en el que estamos dándo vueltas al papel social del arte contempóraneo, su conexión con la sociedad civil, discutiendo su capacidad de incidencia en otros ámbitos, viene el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga y nos pone un buen ejemplo de uso social del arte: dar brillo y esplendor a una empresa de trabajo temporal que no está muy bien vista, mostrándo su relación con el arte contemporáneo a través del mecenazgo y el coleccionismo, algo que siempre da prestigio y buena imagen… ¿y el mercado laboral? bien, gracias.
La exposición «Rétoricas del Trabajo» es lo que podríamos llamar, usando la jerga críptica de muchos críticos de arte, un artefacto de generación de sentido capitalista.
Mientras los museos siguen colgando buenas fotografías en sus paredes esperemos que la sociedad civil avance en un próximo logro: la Renta Básica