La escultura pública es sin duda uno de los principales males del espacio público. Bien monumentos conmemorativos de las más rancias esencias, bien muestras temporales de algún figurón atacan nuestras retinas y nuestro entendimiento. Ahora en Madrid, en el paseo del Prado hay unos tochos broncíneos de Manolo Valdés que son horrorosos, menos mal que un grafitero los ha mejorado…
También una Dama de Elche posmoderna esculpida por Valdés se convierte en una princesa Leia de la Guerra de las Galaxias gracias al aporte anónimo
Las fotos están cogidas de Recuerdos a Olvidar
La verdad es que sí. Que las ha mejorado bastante.
Estos truños «king size» tocan las webs convenientemente por las calles y plazas.
Y parece que a la gente le parece bien estás iniciativas promovidas por la obra social de la banca.
No contribuyen en nada más que en confundir términos, y derivar la atención de lo importante…
La primera ha quedado clavadita a Esperanza Aguirre
El arte callejero es legítimo, tanto o mas como los programas de callejeros. Hay que localizar al artista y proponerle una expo en el reina, esto le dará alas, inspiración, fama y reconocimiento social.
http://www.flickr.com/photos/bioxid/3683204545/
jejeje, enorme
Cunde el ejemplo:
http://www.elpais.com/articulo/cultura/Detenido/romper/escultura/Bernardi/Roig/IVAM/elpepucul/20091216elpepucul_8/Tes