Tres posts más abajo os informábamos del proyecto de El Perro llamado Virtual Demolition Mobile, consistente en un vehículo dotado con un cañon de vídeo que proyecta explosiones sobre edificios de alto significado simbólico, que estos momentos estamos llevando a cabo en Bruselas, capital belga y corazón burocrático de la Unión Europea.
Al parecer algunos parlamentarios europeos no están muy de acuerdo con que los símbolos de la Unión Europea sean cuestionados de esta forma…
…. y después de denunciar los hechos ante la policia, han cursado un fax al centro de arte BPS 22 de Charleroi, que es quién produce el Virtual Demolition Mobile en Bruselas, instandoles a que no sea reproducida ninguna imagen en la que aparezcan las explosiones virtuales sobre los edificios comunitarios.
De momento tanto la intención del centro de arte como la nuestra es que los videos de la acción sean exhibidos durante la feria Art Brussels, que se inaugura esta misma tarde y cerrará el 24 de abril, en el stand que allí tiene el BPS 22.
Seguiremos informado….
¡Que pereza!
leí a un crítico que este proyecto era copia o amplificación de aquel situacionista de poner una pegatina en los edificios que odiamos ¿Acaso el perro es un amplificador y por lo tanto una herramienta del espectáculo?
Querido «uno»: no sabes como nos alegramos de que nos hagas esta pregunta…
Aunque hay que matizar que es una buena pregunta pero con una mala referencia crítica.
Ese crítico al que te refieres es Eugenio Castro, y vistas las cosas que defiende habitualmente, estamos orgullosos de contarnos entre lo que aborrece.
Nosotros también leímos la crítica en su momento y fue la primera vez que oímos hablar del proyecto de las pegatinas en edificios hecho por el grupo surrealista de Chicago, la verdad es que la acusación de plagio era un delirio del mencionado crítico (uno más, podríamos apostillar).
Pero por otro lado en un momento en el que el recurso a la «cita» es constante, y los artistas reinterpretan, mezclan y remixan hay que ser o un cínico o un indocumentado para agitar el espantajo del plagio como algo negativo por si mismo. Aparte de la inconcruencia que resulta el reclamarse heredero del situacionismo más auténtico, como hace este señor, y atacar algo defendiendo nociones asociadas a la idea romántica y esencialista del arte, en este caso la originalidad como valor por si mismo.
No se si sabias que el crítico en cuestión también es artista, fotográfo para más señas. Si en sus textos críticos ya adolece de ingenuidad (podeis revisar en este mismo blog el post titulado «MAD 03.Arte Público», donde le respondemos a otra de sus críticas), en su trabajo como artista visual su incoherencia conceptual alcanza cotas más que preocupantes. Este señor, escribió lo siguiente para atacar la idea de arte público:»¿la calle no debería ser lo que ya es, un ámbito de libertad absoluta, y las acciones que en ella se realicen no deberían ser anónimas, no sustantivas, para así preservar su verdad, su ámbito de libertad? Pongamos como ejemplo ese tipo de intervenciones callejeras que circulan por Lavapiés, y que precisamente no llevan firma, son anónimas, un anonimato que las preserva de ser subsumidas, integradas, siendo como son, por lo demás, acciones bellas, creativas, que invitan a la exaltación». Pues bien, despues de haber escrito tan nobles palabras, no se le ocurre otra cosa que sacar fotos de esos graffitis, «expresiones anónimas preservadas asi de ser subsumidas», y hacer una exposición en la galeria de arte Marina Miranda de Madrid con esas imágenes, es decir su obra se realiza directamente en contra de su texto, consiguiendo convertir (subsumiendo) en mercancia las creativas expresiones anónimas. Aquí la autocritica funciona mal (muy mal), y un artista sin autocritica no va muy lejos. Curiosa paradoja la de reunir en uno mismo las categorias de crítico y artista y ser incapaz de hacerlas trabajar coherentemente, esto nos revela un lamentable (por lo que tiene de patológico) razonamiento esquizofrénico.
En fin, dejemos tranquilo al bueno de Eugenio Castro, que como todos «hace lo que puede» y pasemos a responder tu pregunta:
Desde luego si nos convertimos en «amplificadores», no podemos ser otra cosa que herramientas del espectáculo, en este caso de algún espectáculo de tipo musical.
Bueno, dejemonos de bromas. Si asumimos tu discurso especto-situacionista, tendrás que convenir, con el sumo sacerdote Debord, que nada hay que se pueda sustraer al espectáculo.
Nosotros hemos optado por actuar,en contra de la paralisis a la que lleva el acatamiento en sentido estricto de la «doctrina» situacionista y asumiendo el riesgo de caer en lo espectacular. «El que expone se expone»
Digamos que nos gusta meter el hocico, aunque a veces nos lo pillemos con la puerta. Para nosotros, la reacción del Parlamento Europeo consta como una prueba de que esta acción no ha sido neutralizada ni metabolizada. No nos cansaremos de volver una y otra vez a aquella máxima acuñada por Preiswert Arbeitskollegen en su «5º comunicado a los medios de comunicación, en septiembre de 1997»: «sabes que estás haciendo arte porque te busca la policía».