Si bien la publicidad ha perdido cierta capacidad de sorpresa debido a la voracidad con la que absorbe e integra en su discurso tendencias transgresoras aún podemos felicitarnos por algunos hitos (recuerdo la estupenda taxonomía publicitaria que El Perro llevó de muestra a Cuba).
El anuncio del Golf GTI que echan por la tele durante estos días es, cuando menos, digno de mención. Comienza un monólogo en off explicando que mucha gente se considera libre por tener un coche, ya que pueden ir con él a cualquier parte, pero que, en definitiva, están atados a sus trabajos en los que se les dice cómo han de vestir y pensar.
Al poner de relieve esta falacia de la libertad la asociación con la compra del coche es inmmediata: su compra significa otra atadura más. Plazos, responsabilidades y pérdida de libertad.
El anuncio sirve así perversamente a sus fines. Es para aquellos que saben que la publicidad es una estafa. Así el coche se asocia con «los más listos» que aceptan comprarlo a sabiendas de lo que supone. Es un coche tan bueno que merece la pena perder algo de libertad por él.
La película que daban la noche que ví este anuncio era buena, pero qué le vamos a hacer, no somos libres ni para elegir el momento en que nos enchufan 15 minutos de anuncios indiscriminados. Este coche en cuestión lo metieron en todos los intermedios de la noche lo cual significa que la marca esta respaldada por un plan de medios generoso y en prime time. No sé si os podeis hacer una idea de la cantidad de dinero que significa eso.
Al cliente le gusta el dinero y no le importa gastar mucho dinero si hablando en nombre de la libertad puede conseguir más.
Por otro lado presuponer que la gente que hace anuncios es tan «lista» es hacerles un regalo que no se merecen y además puede que hasta les aliente a seguir en esta linea.
También es cierto que en publicidad siempre que hablen de ti, bien o mal, siempre es bueno. (La bomba no dió en el blanco pero todos vieron el estallido y… menudo espectáculo). Por eso propongo hablar de este anuncio como «el anuncio del coche de mierda que cuesta una pasta y además funciona con gasolina y si lo compras será mejor que te pagues un garaje si no quieres te raje las ruedas por listo».
Su querido topo.
Este anuncio es una versión reducida, o no se si directamente una copia, de un video de Lluis Escartín titulado «Texas Sunrise».
«Texas Sunrise» (Amanecer en Texas), realizado en 2002, y de 17¬í20¬í¬í de duración. Es una sutil (y magnífica) road movie en un montaje de paisajes del sudoeste norteamericano unificado por las palabras de un vagabundo-filósofo invisible, Johnson Frisco. Este invoca los valores perdidos de las tribus indígenas y su rechazo a la explotación o propiedad de la tierra como modelo personal. Las imágenes posapocalípticas de la basura humana y de la belleza natural sugieren la latencia de fuerzas que son más potentes que la codicia o la destrucción.
La alocución que aparece en este anuncio, son extractos de este discurso de Jonhson Frisco.
¿qué es este anuncio entonces? ¿está inspirado (o copiado) del video de Escartín? ¿O directamente es un trabajo suyo?