YIHAD CONTRA LAS CORPORACIONES DE LA DISTRACCIÓN

Visto en las calles de Buenos Aires.

Manifiesto

Queridos Yihadistas,

Me llena de alegría saberlos hoy reunidos. Más feliz me pondría poder acompañarlos. Pero hoy la inescapable precariedad del cuerpo humano me lo impide.

Hace algunos años junto a los fundadores del movimiento yihadista pensamos que todas las razones para hacer la revolución están presentes. Pero no son las razones las que hacen las revoluciones, son los cuerpos. Y los cuerpos están detrás de las pantallas.

Nuestro presente está plagado por dirigentes que perciben la realidad a partir del lente que les proveen las corporaciones de la distracción. Cegados por los fotones que emanan de sus dispositivos no pueden ver las sombras de nuestra era. Encandilados, sin percibir las tinieblas, no pueden interpretar nuestro tiempo. Fallan, por lo tanto, en la tarea de ser contemporáneos, que requiere un reconocimiento de las luces y las sombras del tiempo que vivimos. La Yihad les propone asumir el peso de ser contemporáneos y apuntar directo a esas sombras. 

Aunque mi cuerpo no pueda presentarse ahí, hoy ustedes se encuentran reunidos, sin pantallas de por medio. Sus cuerpos no están en este momento detrás de la pantalla. Quiero hacerles notar que están así empezando a imaginar la revolución que vendrá una vez que la Yihad haya logrado su cometido. Una revolución que no tiene manual ni texto fundacional, mucho menos un algoritmo que la regule. Una revolución que no quedará ubicada dentro de un espectro político lineal que data de finales del siglo XVIII. Una revolución que es simplemente el devenir histórico de sujetos que al atravesar un cambio de paradigma tecnológico y productivo no se conforman con tirarse de palomita adentro de la matrix.

Cualquiera de los que están hoy jugando al slam tiene mayor capacidad de representación que los que este año o los subsiguientes ocupen cargos y posiciones en listas de los partidos que se disputan la organización de nuestra sociedad.

Por darse el espacio de vivir no algorítmicamente pueden conjurar lo arcano y practicar el arte de convencer. ¡Ojo! Convencer no tiene nada que ver con domar al adversario. Convencer es generar una certeza en la mente y el corazón.

A pesar de nuestra precaria situación de monos subidos a una piedra que gira alrededor del sol, podemos llevar a cabo hazañas inolvidables con un par de convicciones. Hazañas que no pueden ser medidas por su repercusión en twitter, o en reddit o por la mención de algún periodista.

Coraje y convicción para llevar a cabo hazañas inolvidables. Ese es el camino de la Yihad.

Así que entinten sus biromes en la tiniebla del presente, esa que aparece cuando drenan sus retinas de la inundación de fotones que generan las pantallas y escriban un poema inolvidable sobre la página de nuestra era.

El destino de la humanidad está en sus manos.

Los saluda atenta y cariñosamente, 

Lisandro Al Gaib. 

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