La segunda entrega de una serie de comentarios sobre la transferencia entre lo proyectado y lo casual, bonito y feo, preciso e impreciso o, símplemente, entre lo bien y mal hecho dentro del ámbito del grafismo.
Este es el logotipo de La Casa Blanca.
Recientemente ha caído en mis manos el libro «Gracias por la música», editado por Belleza Infinita.
El libro es una extensa muestra de portadas para CDs y casetes producidas de forma artesanal para ilustrar las copias de discos que, de forma privada, se distribuyen entre amigos. Y, otra vez, amigos, esta frescura y la arrebatadora ausencia de la intención de vender masivamente un producto cristaliza en una espontánea red de sugerentes referencias y giros humorísticos. Una persistente actitud poética que difícilmente podemos encontrar en trabajos de corte comercial o elaborados para el mainstream. Por dos razones. Primero porque el autor de la portada es un fan incondicional de la música que está ilustrando. La conoce bien y conoce los marcos estéticos en los que esta música se inscribe. Conoce el lenguaje gráfico e iconografía que puede utilizar. Segundo. Al dirigirse la comunicación de forma personal, de una persona a otra (o a un grupo muy reducido), el autor no se ve obligado a utilizar códigos universales. Puede utilizar un lenguaje gráfico de mayor capacidad expresiva con más precisión.
Como resultado de todo esto algunas portadas contienen referencias locales y referencias a otros ámbitos de la cultura (imposibles de usar cuando te diriges a un público masivo), chistes privados (imposibles de usar cuando te diriges a un desconocido), chascarrillos (demasiado zafios para ser usados en un trabajo producido industrialmente en serie) o referencias cultas (por ejemplo, la reproducción a mano de El Grito de Munch, que en un trabajo comercial resultaría pedante). Una red de referencialidad mucho más rica que la ofrecida en el ámbito del diseño profesional.
El acto de regalar un producto de manufactura propia y artesanal queda al margen de las consideraciones económicas. Sin embargo, su repercusión indirecta es enorme si pensamos en términos de distribución de la información y economía de la atención. Este tipo de copias funciona como recomendación personal, avalada por un vínculo de confianza íntimo, vínculo que la publicidad comercial insiste en reproducir incurriendo en lamentables ficciones de seducción. Así, una determinada tendencia o el apego por un autor pueden arraigar en un grupo de personas con más facilidad si es recomendado por alguien de confianza. Este grupo invertirá gran parte de sus recursos en ropa, discos, libros, revistas, cine y todo tipo de productos culturales que la sociedad del bienestar produce.
Reproduzco a continuación un extracto del libro «Introducción a la economía» de J. K. Galbraith en donde se explica el asunto en forma de entrevista:
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¿[El crecimiento económico] Es lo mismo que aumento del producto nacional bruto, el PNB?
Sí. El PNB está constituido por el valor, a precios corrientes, de todo lo que se ha producido o vendido en el curso del año en un país dado. Comprende, desde luego, el valor a precios corrientes de todos los servicios públicos.
¿Y la renta nacional?
En realidad son casi la misma cosa. Todo lo que es producido o vendido por alguien vuelve en forma de renta a algún otro. Cada vez que alguien vende un producto o un servicio percibe un beneficio, un sueldo o un salario o bien si vende con pérdida esta pérdida se convierte en ganancia para algún otro. Toda operación de cambio tiene una doble cara, la del valor de lo producido y la de la renta distribuida. Pero el PNB y la renta nacional no coinciden por completo. Ciertos elementos del valor de un producto no se traducen forzosamente en renta. Más adelante profundizaremos en este punto.
¿Por qué son tan importantes el PNB y la renta nacional?
Ambos son instrumentos de medida. Durante los años posteriores a la segunda guerra mundial, el crecimiento económico, es decir, el incremento del PNB, se convirtió en el test del buen funcionamiento económico de un país y, en cierta medida, de su virtud nacional. Se decía de un país que iba bien o mal según que la tasa de crecimiento de su PNB fuese más rápida o más lenta. A tal punto llegaban las cosas, que cuando un economista o un político se presentaban a las puertas del paraíso, san Pedro sólo les hacía una pregunta: ¬´¿Qué habéis hecho por vuestro PNB?¬ª. Japón se ponía como ejemplo porque había multiplicado el suyo. A los ingleses se les señalaba con el dedo porque su PNB no aumentaba lo suficiente. En realidad, la importancia del PNB ha sido más bien sobrevalorada.
¿Acaso porque es necesariamente incompleto y no puede medir más que una parte de las cosas de la vida?
En parte sí. El PNB no incluye sino aquello que puede ser cuantificado. Si yo trabajo a mi satisfacción, como debe hacerlo un profesor de Harvard, mi producción, en forma del sueldo que percibo, se contabiliza en el PNB.
Pero mi mujer, que realiza un trabajo mucho más duro ocupándose de nuestra familia y de nuestra casa, no es tomada en cuenta por el hecho de que no percibe un salario. Una buena manera de hinchar el PNB sería incluir en él el trabajo no retribuido de las mujeres. Y puesto que estamos con el sexo, existen otras singularidades. Una mujer de la vida que haga pagar sus afectos contribuye al PNB, al menos en principio. Ahora bien, una amante que ame y sea amada está excluida.
Pero tomemos un ejemplo más serio. Una ciudad bien cuidada cuyos parques sean arreglados y cuyas calles se distingan por su limpieza y seguridad puede tener una incidencia menor en el PNB que una ciudad que carezca de todas estas cualidades pero en la que la industria y el comercio sean más activos. Antes se había usted referido a la pornografía. Un establecimiento próspero de libros pomo hace más por el PNB que la lucha contra la polución del aire.
Es evidente que no se puede cuantificar el placer de vivir en una ciudad tranquila, de pasearse por bellos jardines y calles seguras. Tampoco se puede medir el amor verdadero.
Ésta es la razón por la que no se tiene en cuenta todo esto, lo que es completamente arbitrario. Sin duda, hay muchas cosas no cuantificables que nos proporcionan una satisfacción mucho mayor que lo que puede ser medido.
¿Se aplica esto también al arte?
El arte, el amor, un marco de vida agradable, autopistas en las que el paisaje no esté desfigurado por horribles paneles publicitarios. Todas estas cosas nos proporcionan bastante placer, pero escapan al cálculo del PNB.
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En fin, el libro «Gracias por la música» me ha servido de estímulo para enseñar la breve colección de artesanía urbana que sigue a continuación.
Portadas de Blanca.
Arto Lindsay. Invoke.
Astrud. Gran Fuerza.
Buffalo Springfield. The best of…
Byrds. The hits.
Byrne. Slowly and Gloriously.
Recopilación canción popular francesa. Chansons d’amour et desamour.
Clint.
Croshby, Still & Nash.
Dominique A. La fossette.
Dominique A. La memoire neuve.
Dusty Springfield.
Bob Dylan. Bolnde on blonde.
Bob Dylan. Highway 66.
Flamin Groovies.
Gene Vincent. The original.
Jacques Brel.
Jayhawks. Tomorrow the green grass.
The Jesus and Mery Chain. Psychocandy.
Julio Iglesias. En Directo desde el Olympia.
Lali Puna. Faking the books.
Love. Forever changes.
Mus. Divina luz.
My Bloody Valentine. Loveless.
Neil Young. On the beach.
Neil Young. Everybody knows this is nowhere.
Nick Lowe. The convincer.
Ramones. End of the century.
Red House Painters. Ocean Beach.
Nick Drake. Bryter layter.
Ron Sexmith. Where abouts.
Sophie Zelmani. Sings and dance.
Bruce Springsteen. Nebraska.
The New Pornographers. Electric version.
Tindersticks. Waiting for the moon.
Tom Petty & The Heartbreakers. The last DJ.
Portadas de Almudena.
Clementine. En prive.
Tom Zé.
The Unicorns. Who Will Cut Our Hair When We’re Gone?
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Entrevista con Blanca Lacasa:
PREGUNTA. ¿Para qué hacer cosas que ya están hechas?
RESPUESTA. Las cosas, en general, están poco hechas.
P. Pero hacer portadas para discos que ya tienen portada…
R. Todo empezó con el pirateo. Cuando un disco me gusta y se lo quiero enseñar a un amigo, lo mejor que puedo hacer es grabárselo y, además, le hago la portada.
P. Eso parece una actividad ilegal.
R. Parece ¿Verdad? Pero no lo es. Sin embargo es un trabajo de promoción muy bueno para los discos, porque todos los discos que copio son recomendaciones. Cuando alguien copia un disco es un éxito para los autores y eso también lo saben en las compañías discográficas. Tengo un amigo que siempre dice que le gustaría ver sus discos en el top manta. Además, como hago todo recortando trocitos de revistas o envases… eso sí debe ser ilegal.
P. ¿Sabes? tu trabajo como diseñadora improvisada me recuerda a una tendencia actual del diseño gráfico que trata de alejarse de la sofisticación y la tecnología. Un trabajo expresivo, fresco y divertido, como el de los alemanes The Hort (por poner un ejemplo).
R. En mi caso no es nada premeditado. Seguramente no podría hacerlo de otra manera. De todas formas no tengo ni idea de lo que se hace por ahí.
P. ¿Cuantas re-portadas has hecho? Mucha gente que conozco tiene una de las tuyas.
R. No muchas. Lo que pasa es que cuando hago una la gente me la pide y se la mando por internet.
P. Perdona que insista, pero ¿para qué? ¿Les gusta cambiar la portada original?
R. Puede ser, pero como te he dicho antes, seamos realistas, seguramente tienen el disco sin portada.
P. ¿Tienes un método de trabajo?
R. ¡Qué va! a veces tengo una idea, otras es el azar quien trabaja. Es muy aplicado.
P. Parece el cuento de la lechera a la americana. Una persona que se hace famosa por las mermeladas caseras y acaba forrándose en la industria agroalimentaria.
R. Difícilmente me voy a forrar con una cosa gratis. No hay que darle tanta importancia. Todo empezó porque le hacía portadas a un amigo y, de broma, las publicó, entonces otros amigos se enteraron y, también de broma, empezaron a pedirme que se las mandara.
P. ¡Pero si tienes hasta logotipo!
R. Lo del logotipo también es una broma de un amigo.
P. La verdad, toda esta historia me parece inverosimil.
R. A mí también.
cortar y pegar no deberia ser cortar y pagar. si nos ponemos legales tambien arrancar una flor para darsela a ella es un crimen ecologico. ponernos estupendos nos cambia el gesto y remarca la arruga entre cejas. no hay que enfadarse tanto. los collages para portadas son un arte y crean algo más exclusivo que lo que haga corbijn. ademas alguien ha pensado en ti al hacerlo, antes eran las tdk y ahora ya no le damos la vuelta a la recopilacion que nos regalan. que llueva! F.
Ya sospechaba yo que la plenitud espiritual no se vende en ningun lado.
¡Quiero portadas de Blanca!
Impresionante, Clarice
Qué poco respeto al diseño gráfico!!!
Zapatero a sus zapatos!!!
La portadas deben ser siempre originales ya que por coleccionismo y como fan de los grupos queremos conservar el documento musical y gráfico.
Sino sería igual que cantase una canción de Bob Dylan mi vecina del sexto
Amigo coleccionista, no hay que hacer «siempre» lo mismo. Las pesonas somos distintas y, claro, disfrutamos con cosas distintas.
Lindo trabajo, me encantaron las portadas. Es una forma muy original de regalar los amigos. Pero lo que más llam√≤ la atenci√≤n fue la lista de los músicos! Che, amo The Byrds, Love, Buffalo Springfield y Dylan! Excelente.
Cualquier objeto creado artesanalmente es más valioso que uno producido en serie. Eso es una obviedad, ya que precisamente la producción en serie tiene como objetivo abaratar costos y hacer los objetos más accesibles a todos.
Al margen de eso, todo proyecto de diseño incluye la consideración del público objetivo, número de copias, mensaje a comunicar, etc. Con lo que una portada creada como regalo para un amigo no es sinó un problema de diseño distinto que, como tal, requiere de otro tratamiento.
Peligrosamente asumes que el diseño es un generador de dinero y está enfocado a la venta. Pero eso sólo es una parte del diseño gráfico, y es la que se refiere a la publicidad y, como mucho, al ‘packaging’. Hay otros muchos campos en que el diseño escapa de esos terrenos y es sólo una herramienta de comunicación.