ANTITODO. El poder de la antimarca en el sistema de mercado.

Viendo el interés de algunos lectores por la mítica banda Eskorbuto y hablando recientemente sobre ellos con Ricardo «Amasté» Antón, hemos recuperado el siguiente texto, escrito en colaboración por el susodicho y Txelu Balboa para el proyecto BESTE BAT (sala Rekalde, octubre-diciembre 2004)
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ANTITODO
El poder de la antimarca en el sistema de mercado
del capitalismo avanzado

Por Ricardo AMASTÉ y Txelu AMASTÉ
B.S.O. para la lectura de este artículo: Mierda, mierda, mierda. Cerebros destruidos. Antitodo. ¡Cuidado! Eskorbutín. Cosas de la vida. Tamara. Cuando los dinosaurios dominaban la tierra. Maldito país. A la mierda el País Vasco. Rock y violencia. La mejor banda del mundo. Adiós reina mía.
Si Malcon McLaren se hubiese cruzado con Eskorbuto por Santurtzi quizá le hubiesen partido la cara o mangado las pelas, porque Eskorbuto nunca necesitaron a nadie que les dijese cómo hacer las cosas o qué estaba bien y qué estaba mal. Iban a lo suyo y lo tenían muy claro: «Hemos aprendido las reglas y jugamos a ganar».


Eskorbuto siempre ofreció un producto posmoderno que conjugaba rock, violencia y muerte con grandes dosis de diversión y cinismo, tratando siempre de pasarlo lo mejor posible, aspecto que queda patente en declaraciones como: «Luchamos por la diversión, somos más gamberros que políticos» o «Esto es una mierda. Yo aquí me aburro», y en temas como Mucha policía, poca diversión.
Pese a que la oferta era de calidad y no se vendía mal, el modelo de negocio Eskorbuto quizá llego demasiado pronto. Los demenciales chicos acelerados, fueron realmente antitodo, «la última independencia», apostaron sólo por ellos mismos y por ese motivo fueron arrinconados, condenados y censurados por unos y por otros. Su objetivo era ir a por todas y su estrategia para lograrlo no fue para nada agradar, preferíeron buscarse enemigos. En Euskadi atacaban con A la mierda el País Vasco y en el resto del Estado preferían tocar Maldito país España, «Hemos tocado para HB y contra HB».
Siempre afrontaron su proyecto con una especie de clarividencia anarco-neoliberal que difícilmente podría igualar ningún gurú marketiniano hoy en día, Jualma, Iosu y Paco sabían que Eskorbuto era su empresa, su marca (durante muchos años la pintada más presente en el Casco Viejo de Bilbao) y que ellos, diluyendo sus identidades individuales, eran Eskorbuto ‚ÄìIosu Eskorbuto, Jualma Eskorbuto y Paco Eskorbuto- con una implicación del 100%.
Eran arrogantes, nunca agachaban la cabeza y les daba todo igual. Nunca marcaron límites entre su tiempo de trabajo y su vida, para ellos todo era lo mismo, «Del útero a la tumba jugamos y vivimos, vamos hacia una muerte segura, pero mientras dure, seguiremos siendo los mismos». Quisieron estar orgullosos de cada cosa que hicieron, pero a la vez, eran conscientes de que no había nada de lo que estar orgullosos: «¿Positivo? No, nada es positivo. Cada cosa que pasa es negativa porque cada vez te haces más viejo. Bueno, pero hay algo positivo también, que todavía seguimos vivos. Y vivimos para demostrarlo». Hicieron suya mejor que nadie la proclama No hay futuro, por eso era imposible que perdiesen, para ellos todo eran «cosas de la vida» y al final de la vida está la muerte, así que nunca hubo nada que perder: Además, lo tenían todo planeado: «Cuando me muera ya me he comprometido con una muerta, me voy a casar con ella».
Esta anticipación a las tendencias del mercado les condeno a arrastrar una cuenta de resultados negativa y les llevó a la quiebra. Una muerte heroica y jonkarra que cualquier plan de viabilidad hubiese presagiado pero que puso las bases para numerosas experiencias sostenibles hoy en día basadas en la autogestión, la disidencia o la infiltración en un sistema de mercado más brutal que nunca. Un antimodelo que debería estudiarse en cualquier master de dirección de empresa dirigido a ejecutivos que quieran ir de arriesgados.
Su principal valor diferencial respecto a otros muchos grupos coetáneos, en su mayoría abertzalillos del RRV (al que nunca quisieron alistarse pese a que podía haberles reportado grandes beneficios, se mantuvieron firmes en su idea de que «el rock no tiene patria, ni siquiera la vasca») y pijos de La Movida, se basó en tres factores fundamentales: El primero, ser únicos e inclasificables «Mira, nosotros estamos locos, lo sabemos. La gente esta loca, no lo sabe ¿no?. Nosotros somos unos locos muy cuerdos, somos esquizofrénicos y la cosa esta clara». Después, no estar de acuerdo con nada ni con nadie: «Nosotros no somos antitodo, la que es antitodo es la sociedad», «A mi lo que me gustaría es tocar en un mitin de Alianza Popular en las elecciones autonómicas». Pero sobre todo, en ser honestos a su manera: «Somos la banda más honesta que ha pisado este planeta en millones de años y no somos honestos. Decimos la verdad, pero dentro de la verdad tenemos nuestra propia mentira, que son nuestros intereses».
Eskorbuto también fueron extremadamente innovadores a la hora de entender su trabajo, no como meros vendedores de discos, sino como proveedores de experiencias, algo que aún no ha entendido la mayoría de la industria musical que se desvive por controlar la piratería sin saber abordar nuevas estrategias de mercado. Su mensaje se propagó a gran velocidad en cassettes copiadas (ahora por internet), contagiando masivamente un virus de rabia en su barrio, en Madrid, en México o en Japón. Pensaban en sus conciertos como en hitos memorables: «Desde ahora nuestras actuaciones serán muy peligrosas. Para no extenderme diré: nosotros tenemos ideas que las pobres ratas de alcantarilla como vosotros ni siquiera os atrevéis a imaginar. Lo que se trata es de hacer algo digno, exclamar: lo he visto hoy y lo recordaré dentro de 40 años».
Más allá de esto, se proclamaron como profetas de una secta política autodestructiva, «Con nosotros los que puedan, contra nosotros los que quieran», que proponía cambiar la guitarra por una metralleta y el bajo por un lanzagranadas, conformándose finalmente con proyectiles sonoros y eslóganes como: «Somos Eskorbuto y ya, hagamos lo que hagamos, tenemos razón» o «Ya no quedan más cojones Eskorbuto a las elecciones, para vivir alegre y contento Eskorbuto al parlamento».
De este modo consiguieron fidelizar a su público objetivo: una minoría de ratas que nunca se sintió traicionada por este antigrupo. Un ejército de eskorbutines más devastadores que una plaga, que tenía la certeza de que cada nuevo tema o acción de la banda cumpliría las expectativas: molestar al 90% (una muy ambiciosa cuota de mercado que lograron mantener).
Punto y aparte merece su plan de comunicación basado en la intimidación de los media. Exigir lo que creían era suyo, mas que mendigar un espacio de difusión. Sus notas de prensa fueron alaridos amenazantes tipo: «Vosotros, bastardos, siempre que empuñéis vuestras sucias plumas para escribir sobre nosotros, procurad hacerlo a favor, ya que de lo contrario podríais encontraros entre los muertos» o «En muchos sitios nos prohíben o nos amenazan con prohibirnos. Entonces vamos a tener que llegar a amenazarles físicamente porque no nos queda otra cosa. Ellos nos amenazan moralmente y eso es chungo. Esa gente que tenga cuidado. Ya que nos prohíben, nosotros también vamos a prohibirles».
Por todo esto, ya en pleno siglo XXI, nuevas hordas de seres salen de las alcantarillas al ritmo de himnos como ¡Cuidado!, Tamara o Cerebros Destruidos. Su rock eskizofrénico es todo un legado de actitud punk: cruda, salvaje y fronteriza, que muchos utilizamos como referente para tratar de no cruzar esa delgada línea que nos separa de el otro lado y nos mantiene, o eso esperamos, junto al resto de criaturas.
BIBLIOGRAFÍA:
http://www.geocities.com/tributo_eskorbuto Entra y contágiate.
– DETESTABLE RAZA HUMANA, un dossier de entrevistas y artículos relacionados con el grupo compilado y editado por David R.Z.
– ESKORBUTO: HISTORIA TRISTE. Diego Cerdán. Ediciones Marcianas, 2001. Se supone que el libro definitivo.
Un texto para el proyecto BESTE BAT (octubre-diciembre 2004), comisariado por Fito Rodríguez y Miren Jaio en torno al Rock Radikal Vasco en rekalde (Bilbao).

2 responses to “ANTITODO. El poder de la antimarca en el sistema de mercado.

  1. justo hoy he estado escuchando unos directos y grabaciones viejas, donde incluso cantan 2 canciones en ingles..jajaja
    el tiempo lo pudre todo y solo lo bueno muere joven, que también se podría a aplicar al mismo grupo..jejeje

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