CULTURA POPULAR VS GESTORAS CULTURALES

CAPÍTULO 1

Destruir o destruirse, tales son los términos de la apuesta: el objeto del teatro revolucionario es intensificar la violencia hasta que él mismo se quiebre, o que el sistema contra el cual se rebela sea quebrado.

Julian Beck. Living Theatre

El estado más peligroso de la humanidad sería aquel en el que la mayoría se encontrara a gusto y, no queriendo ser molestada, mantuviera su reposo a costa de pensadores y de una minoría’. La salvación del hombre que quisiera rebelarse contra ese estado se encontraría en el arte, ‘hijo y padre a la vez de la libertad’. El arte es la creación, la invención, es el genio anarquista que ‘crea a despecho de todos los intelectualismos’ y que eternamente hace mofa de todos los pedantes de escuela, de academia y de Estado.

André Reszler. Estética anarquista


El sábado 1 de diciembre de 2018, el Centro Cultural Daoiz y Velarde, abrió sus puertas con cuatro flamantes carteles pegados en ellas. Los impresos declaraban: la invención del autor es la construcción de una clase superior, la feria gentrifica para la construcción de una clase superior, privatizar la escuela es la construcción de una clase superior, mercantilizar el libro es la construcción de una clase superior. Y como toda acción directa, iba acompañada de un comunicado que, deslizado por debajo de la entrada, comenzaba: Sobre Fiebre PhotoBook. Lo firmábamos nosotrxs, Queen of the Bongo, e invitábamos a la destrucción inmediata del arte.

Por lo visto, atemorizados por la cartelería, Fiebre PhotoBook y el propio Centro Cultural barajaron la posibilidad de dar aviso a las fuerzas del orden para interponer una denuncia, mientras, en un acto de higienización casi igual de autoritario, ordenaban al personal de limpieza la retirada de los carteles. Tres horas más tarde de la apertura, no quedaba absolutamente nada en el Centro Cultural Daoiz y Velarde, y aledaños, de la operación callejera. Y como réplica, y evidencia de nuestra violencia, el entorno de Fiebre Photobook hacía pública la imagen victimizada de la trabajadora asalariada realizando la tarea de lavado. El resto de muestras de desaprobación lideradas por un hombre feminista declarado y sorprendentemente anarcosindicalista, que tachó la acción de agresiva, machista e infantil, no tardaron en llegar:

no tienen güevos a hacerlo en la mezquita de ARCO no sé si es cachondeo o algo serio flaco favor hacen a los principios que ahí han rebajado a parodia hay una tendencia histórica de grupos masculinos a autodenominarse ‘Queen’ he tenido rabietas de la peque mucho más duras también tiene una edad donde es normal que las tenga no sé si me explico el argumentario contra Fiebre se sostiene con dificultades querían llamar a la policía y denunciar he pensado que era una cuenta fake conozco a alguno de los que andan detrás y si no fuera porque han tenido movidas con más gente de la que pensaba me lo tomaría con humor compren nuestras fotos hay demasiada gente aburrida en su casa pegaron memes en las paredes de ARCO allí los Queen of the Bongo estos no dijeron nada? os veo muy preparaos en lo teórico contra el sistema pero me da que habéis cambiado pocos pañales qué cansancio de desidia vacía y rabietas de ego infantil donde gritar que nada vale yo en el paro compraba muchos libros en ARCO vale pero aquí cómo se pone en la hoguera a alguien con total alegría broma entrecolegas la reconquista de la cultura los metodos no funcionan lo siento en Fiebre hemos pagado a las voluntarias paciencia…


Motivadxs por tan sólidos argumentos, este colectivo mixto (las mujeres ya nos empezamos a sentir excluidas por el gentío) hemos decidido analizar, sin intención de debate, la plataforma Fiebre PhotoBook desde una perspectiva libertaria.

En el sector de la fotografía y la imagen (arte), la deuda no se contrae a cambio de un bien, sino a cambio de un delirio, la paranoia del “líder” (siempre masculino), el poder autoconcedido para decirle a las personas que lo que ven, no es lo que hay y que, lo que hay, no lo pueden ver si no pueden comprar unas capacidades que no tienen y que, sospechosamente, se encontraban representadas, y a la venta, en esa feria.

Las empresas privadas ofertantes de esta deuda, patrocinadoras y presentes (y no por casualidad) en Fiebre PhotoBook como escuelas de arte, galerías, revistas, publicaciones online, gestoras de redes sociales, especuladoras del objeto artístico (representado aquí por el “fotolibro”), subcontratas de arte final e imprentas; junto con empresas de gestión cultural como MOB (organizadora del evento), repiten el delirio hasta hacerlo realidad: si no pagas, no vales lo mismo que quien paga y, cuanto más pagues, más vales.

Un lobby que, con ayudas públicas (financiación, espacios físicos o comunicación), obtiene un beneficio evidente ofreciendo sus servicios a precios desorbitados, manteniendo el control de los medios de producción y distribución de un sector económico poco regulado y silenciando, de forma organizada, sus estrategias para la privatización de la cultura y para la privatización de la educación relacionada con la cultura. Lo que supone el empobrecimiento general de una clase trabajadora que, desesperada y deslumbrada por el delirio, compra su oferta.

Camuflada bajo el concepto de “revolución cultural”, FIEBRE no es un espacio para el encuentro cultural ni para revolucionar nada más que nuevos modelos de consumo y rescatar algunos del pasado, como la especulación del libro en el sistema feudal.

La feria es siempre una tienda y esta, junto con la empresa de gestión cultural MOB, están codirigidas por un youtuber especializado en “fotolibros” y afiliado al sindicato de la CNT de Artes Gráficas de Madrid que hace las veces de patrón. Evidentemente, de patrón del tipo explotador pues no ofrece contratos laborales a sus trabajadoras temporales, sino que utiliza la figura de la voluntaria.

Voluntarias que, al igual que en una secta, agradecen y defienden esta transacción laboral en público porque, o bien no conocen sus derechos y, por tanto, no saben cómo reclamarlos, o bien se encuentran en una situación económica precaria y, entonces, tienen miedo al ser conocedoras de, y ya empobrecidas por, la estructura del lobby.


La voluntaria suele acercarse a esta estructura a través de la escuela privada de arte (en Madrid, la mayoría con conexiones con MOB), las campañas en redes sociales de estas (servicios que oferta y controla MOB) y las publicaciones especializadas de turno (revista, web, blogs, etc. que patrocinan o se encontraban representadas en FIEBRE), que se benefician de la escuela si legitiman en sus contenidos la calidad de la educación ofertada.

Pero la educación en la escuela privada no termina nunca porque, las campañas en redes sociales y la presión de las publicaciones junto con las campañas de elitización de las galerías de arte, lanzan el mensaje de que hay que saber más para ser mejor, porque siempre hay que ser mejor.

La escuela siempre oferta una serie de recorridos formativos por los que hay que avanzar en orden, bajo supervisión, pagando precios abusivos y desproporcionados por cursos trimestrales que suelen superan el SMI y cuyos propios nombres: “Curso de Iniciación”, “Curso Intermedio” y “Curso Avanzado”; indican el grado de proximidad del objetivo ficticio final prediseñado que parece no llegar nunca.

Como buenas empresas neoliberales, saben que la clave para su éxito es ofertar la especialización (representada en este sector por la figura del “fotolibro”) y es en este  momento en el que la escuela, publicaciones, redes sociales y galerías, te recuerdan que, no hay conocimiento avanzado que valga, si no sabes contextualizar ese conocimiento en un objeto físico (como si una idea no fuese suficiente representación de sí misma) que pueda ser vendido en una feria.

Para la contextualización del objeto “fotolibro” también hay un recorrido formativo en la escuela, por ejemplo: “Diseño de Fotolibros”, “Historia de los Fotolibros”, “Edición para Fotolibros”… incentivado por publicaciones, redes, galerías y ferias que, por supuesto, la voluntaria tiene que pagar a precios que vuelven a superar el SMI y que, una vez pagados, no la capacitan para la publicación de su propio fotolibro sin antes tener que volver a pasar por caja en la subcontrata de arte final:

Colectivos de profesionales de la edición, producción, comunicación y distribución del “fotolibro” representadas, como no iba a ser de otra manera, por MOB desde su propia y céntrica oficina en la capital y cuya oferta hay que comprar, ya que sus productos han sido expuestos en las clases de las escuelas a las voluntarias como contenidos patrocinados, disfrazados como contenidos especiales.


Para finalizar, nos centramos en dos ejemplos que representan las formas y falta de límites de este colectivo impulsado por el delirio del objeto del foto libro.

DE LA TULIPOMANÍA A LA FOTOLIBROMANÍA

En 1630, la clase alta holandesa, aburrida y en un acto de psicopatía colectiva, decidió especular con los tulipanes generando una subida del precio de los bulbos de la flor tan salvaje que, la cantidad de deuda adquirida por todo el país, relacionada con la compra venta de esta, arrastró a Holanda a una crisis económica histórica tras la explosión de la burbuja económica creada por la falta de garantías que ofrecía un modelo de mercado absurdo.

Hoy, la misma clase social, aburrida y contagiada una vez más por delirios de grandeza, han comenzado a especular con el precio del fotolibro en un mercado de compraventa online, en el que un solo libro llega a encontrarse a la venta a precios que alcanzan y llegan a superar los mil euros (1.2 toneladas de arroz, o 3.030 rollos de papel higiénico, o 1.111 SMI); construyendo una idea, temeraria y elitista, alrededor de la figura de un objeto básico para el desarrollo de la cultura.

LA UTILIZACICIÓN Y COMERCIALIZACIÓN DE LAS IDEAS

Con el objetivo de comercializar y expandir Fiebre PhotoBook en otros espacios y ciudades, en septiembre de 2018 y dentro del marco del Festival Panoràmic Granollers, tuvo lugar la exposición comisariada por Fiebre y titulada, asombrosamente, Biblioteca de la Revuelta. En ella se exhibían una serie de libros (sin previa consulta a algunxs de lxs autorxs) que abordaban la cuestión de la revolución.

Entre estos, y desoyendo la voz de una mujer, se expuso al publico el Manual de Identidad Visual Sindical del colectivo encontingencia.es que, ya en el mes de julio, había informado, tanto al entorno de Fiebre como a la propia organización de Panorámic, del rechazo a la participación en el certamen con el Manual por respetar la ideología y seguridad de las personas que estaban detrás de todos los conflictos laborales expuestos en él y por proteger al libro de cualquier utilidad que no sirviera sencillamente al interés de las luchas ahí presentadas; renunciando, así, a los honorarios y espacio que la institución ofrecía.

En los días posteriores a la muestra, el colectivo, pidió explicaciones e insistió en la desvinculación deseada a varios miembros de las dos entidades pero, el libro (un pdf de libre descarga, al fin y al cabo), volvió a estar expuesto en noviembre de 2018, esta vez en Madrid, en el Centro Cultural Daoiz y Velarde, acompañado de una cartela firmada por Fiebre PhotoBook y Panoràmic.


3 responses to “CULTURA POPULAR VS GESTORAS CULTURALES

    1. Sin quitarte la razón, aclarar una cosa.
      Como ya argumentamos, no cuestionamos el obvio derecho al trabajo pero sí el llevarlo a cabo en unas condiciones dignas y, entre estas, la de poder desarrollarse en situaciones libres de acoso, algo que, como denunciamos, no sucede en Fiebre.
      En este caso concreto, Photoespaña, nos ha contratado para hacer un trabajo con unas condiciones laborales aceptables, mientras que, Fiebre, utilizó dos veces nuestro trabajo sin remuneración ni consentimiento (a pesar de que ya antes y durante la primera vez, yo misma, informé de nuestra negativa reiteradas veces, por diferentes medios y a diferentes personas de la organización). Y posteriormente, como continuación al asedio, manipuló y difundió los contenidos de esas informaciones por diferentes medios.
      Menos flipando y más contratando.
      Saludos

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