Cultura Zero

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Por su interés en la discusión sobre políticas culturales reproducimos este post de Jorge Luis Marzo publicado en soymenos.net . Aunque más bien parece que ya no hay nada más que discutir.

Cultura Zero.

La degradación de la política cultural en España alcanza ya cotas de manifiesto patetismo, con toques de hilaridad.
 
El Ministerio de Asuntos Exteriores, que es quien siempre ha cortado el bacalao en cuestiones de cultura -por la cosa de la hispanidad y de la lengua-, está preparando una campaña de marketing con la intención de transmitir…

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Se llama CULTURA ZERO. CULTURA ESPAÑOLA EN EL EXTERIOR PARA TIEMPOS DE CRISIS (ver aquí). Una tronchante aberración que se ufana de disponer de una cultura con cero recursos. Dicen

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Se asume que la cultura no necesita presupuesto, porque es natural y consustancial: «Cero presupuesto, 100% cultura». Y al mismo tiempo, que la cultura existe sin que le afecte la realidad, como si la cultura no tuviera que ver con la realidad. Da pena decirlo, pero este es un argumento que pulula desde hace miles de años en España: la religión de la cultura. No hay que invertir en ella, sólo es una cuestión de fe. A nosotros nos va mal: todo es tramoya y trampantojo, y las cosas no funcionan en lo económico, en lo político, en lo social… pero tenemos la cultura. Los demás puede que tengan más democracia, bienestar, pero nosotros tenemos el 100% de sabor, que es por eso que vienen a millones a nuestros hoteles.
 
Lo mejor es que cuando había dinero el argumento era exactamente el mismo. Cuando se gastaron 20 millones en 2008 para que Barceló pintara el techo de la sala de los derechos humanos de la ONU en Ginebra, la respuesta del ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, a las críticas por el gasto fue: «No voy a contestar sobre el coste porque el arte no tiene precio«. El arte y la cultura están por encima de los avatares. Esta chorrada tiene muchos adeptos por estos lares. Se basa en la idea de que por muy mal que lo pase España, siempre tiene a sus artistas y a su cultura.

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La cultura como sustituto de lo político, como mito que emborrona el fracaso real de la política y, de paso, la responsabilidad consiguiente. Es lo que hay.

17 responses to “Cultura Zero

  1. La estrategia no es en absoluto inocente: si la política cultural no está dotada de dinero público la financiación vendrá del mercado. Así se consigue un doble objetivo: mínima intervención y gasto público y máxima instrumentalización a la hora de producir subjetivación. Aquello que financien las empresas no producirá mas que ideología capitalista.

  2. realmente es lamentable, fruto de un marketing aberrante, tratar de ahorrar dinero público en cultura, partiendo de la bochornosa elección de esa imagen de que la cultura es gratis. Y lo peor es que esto es síntoma de poca civilización. Se lee que se trata de aprovechar a la china Dora, la sosa Almárcegui o…Santiago. Habría que ver cuánto se estará gastando en el pabellón veneciano. POrque Dorita, gastó lo suyo. Y Larita, ya me dirás. Solo necesita arena, cemento y alguien contando. Esto es para mear y no echar ni gota. Probablemente deberían cortar presupuesto en otros espacios. Como en el armamento. Vaya panda de tarados. Y lo peor es que seguramente sí hay presupuesto, aunque sea menor. Acabaremos todos trabajando para cocacola, esos sí saben de arte. Este proyecto es de juzgado de guardia. A ver qué dicen los agentes culturales

  3. puedo suscribir que es todo tal cual. Lo que desconocía era el argumento publicitario y la imagen. Mira que podían haber usado un marketing más interesante, pero no han dado más de sí. Preguntad a Rosa Olivares si hay pasta para hacer libros desde ese organismo. Es aberrante.

  4. Gracias Tango por aclararme que la subvención es un derecho fundamental del hombre y de las empresas culturales,espero que encuentres en la ley de dependencia un apartado en el que poder encajar tu proyecto de baile paraolímpico.

  5. Desilusionado de mis entretelas, no te amargues tanto, seguro que en breve te sentirás mejor con la llegada de la primavera y la consiguiente reactivación del mercado soberano.

  6. «Me parece que los valientes que dan un paso adelante a la búsqueda de un espacio nuevo merecen al menos todo este debate que han despertado. Alguien se está moviendo. ¡Ya era hora!
    Creo que no son tiempos para esperar sino para actuar. Y en esta propuesta, al menos, vemos que hay gente dispuesta a asumir el riesgo. El proyecto da un paso adelante y ofrece una alternativa al espacio laboral tradicional del ámbito cultural y plantea el co-warking de un de forma abierta e inclusiva. La Cultura no es una imposición sino una opción en libertad y creo que el proyecto transpira y es, un ejercicio de democracia.
    Mejorable, claro, pero reitero lo dicho más arriba, al menos alguien se está moviendo y yo prefiero a aquellos que rechazan la pasividad y desarrollan una actitud activa y voluntarista, anticipadora y moldeable, abierta al cambio, autocrítica, que se salen de la rutina para descubrir y poner en marcha soluciones creativas, flexibles frente a inmovilistas, arriesgados frente a conservadores, proactivos frente a reactivos, imaginativos frente a tecnócratas»

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