Independencia y emancipación

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El hecho de que cualquier tipo de nacionalismo nos pueda resultar, a no pocos, detestable no impide reconocer que, a día de hoy, la única fórmula verdaderamente exitosa de internacionalismo que se ha producido es la del dominio financiero global. Desde esa perspectiva es hasta cierto punto comprensible la deriva independentista de ciertos sectores, ubicados en lo que tradicionalmente se ha llamado el espacio político de la izquierda, del contexto catalán. Este fenómeno explica, en parte, los éxitos de participación popular en las dos últimas convocatorias de la Diada, las más explícitamente independentistas. Parece existir un repliegue hacia la, ya un tanto vetusta, estructura del estado-nación, desde posturas que antaño pensaran en claves internacionalistas, como delimitación de un espacio posible de transformación frente a la explotación transnacional corporativa. 

Bien es cierto, sin embargo, que históricamente estos planteamientos forman parte de los argumentos sostenidos por parte de la izquierda más nítidamente anticapitalista, concretándose en la defensa del derecho de autodeterminación de los pueblos. En cualquier caso, ante la multitudinaria Via Catalana. Cap a la Indepèndencia parece que durante los últimos tiempos se han ido adhiriendo a estos planteamientos un gran número de personas que, quizá, no hace tanto no encontraban en la escala nacional un lugar adecuado para el desarrollo de sus aspiraciones de emancipación. Quizás esta sea, únicamente, una postura táctica cuya validez sólo podremos conocer si se pone en práctica, aunque no está, desde luego, exenta de numerosos riesgos de subsunción en una noción nacionalista esencialista que habitualmente ha defendido los intereses de las clases dominantes locales y globales. Es posible –como explica Manuel Delgado en su contribución a la publicación editada por Espai en Blanc Un esforç més  [Un esfuerzo más] bajo el título Notas sobre el patriotismo revolucionario y otras identidades discretas— que el término nacionalismo, si se analiza su genealogía histórica, puede resultar mucho más ambivalente de lo que el pensamiento izquierdista internacionalista esté dispuesto a admitir. Que, asimismo, desde el marco nacional se puedan articular nuevas formas políticas que se opongan de un modo beligerante y efectiva al modelo neoliberal global. En definitiva la independencia como vía de transformación de las estructuras del estado en un marco de acción manejable, que le confiera cierto grado de verosimilitud como propuesta que active un movimiento emancipador. Una Catalunya, una independencia para los de abajo como sostiene en el diario El Público Esther Vivas.      

El nacionalismo como herramienta, y es necesario recordar en este punto que ningún instrumento es neutral, como ya se ha dicho entraña un peligro probablemente insalvable en lo concerniente a su utilización en la práctica de una política de carácter emancipador. Como ejemplo histórico podría citarse el resultado final de la Guerra Civil Irlandesa y su extensión, debido entre otros aspectos al desacuerdo en el modelo de sociedad entre las filas que se rebelaron contra la tiranía británica, en la Guerra civil de 1922. En este sentido, el personaje de la película, que aborda este episodio histórico, El viento que agita la cebada [Ken Loach & Paul Laverty, 2006] Damien O’Donovan, al parecer parafraseando al marxista irlandés James Connolly, afirma: Aunque el ejército inglés abandone la isla y se ondee la bandera verde sobre el Castillo de Dublín, si no se acaba con el sistema económico imperante Inglaterra os seguirá dominando, a través sus capitalistas, sus terratenientes, sus financieros y el conjunto de las instituciones comerciales e individualistas que ha establecido en este país. Ni que decir tiene que el bando que se mostró contra el Tratado anglo-irlandés de 1921, que dejaba intactas las estructuras socio-económicas de la isla, fue derrotado. 

Resulta indudable que la española es una de las identidades nacionales, de nuestro entorno cercano, más incomodas, por decirlo de manera suave y en el caso de uno quisiera o necesitase ese soporte, en términos de una identificación subjetiva. No obstante, adoptar la vía independentista, como en el caso de Cataluña, dejando indemnes las estructuras políticas, sociales, económicas y culturales previas, puede ser comprensible pero, asimismo, decepcionante. En cualquier caso, las demostraciones, en este terreno y en cualquier otro de la experiencia humana, sólo se podrán realizar mediante la praxis. Para todas y todos aquellos que vean en el impulso soberanista nacional una oportunidad para una transformación que opere en términos de resistencia al modelo global de explotación neoliberal, sólo queda desearles suerte. Por parte de quién escribe esto, gustosamente también se embarcaría en un proceso soberanista en el que la autodeterminación no dependiese forzosamente de la idea de nación que, finalmente, organiza aquella noción esencialista que comúnmente se denomina pueblo.  

 

41 responses to “Independencia y emancipación

  1. Como siempre… cui prodest?
    No hay que obviar el hecho de que el nacionalismo catalán es eminentemente burgués, a diferencia de otros nacionalismos, como el gallego, que tienen origen agrarista/marinero.
    La cuestión de clases explica por qué ahora se relanza la cuestión independentista, a modo de cortina de humo/placebo para la clase trabajadora a la vista de la realidad político-social catalana actual.
    («Fuera de España no será necesario hacer recortes y podréis disfrutar de los derechos que hasta no hace mucho os pertenecían», etc.
    «Los políticos catalanes no tienen culpa alguna de los resultados de su política, que no son sino consecuencia de la nefasta y voraz influencia de España»)
    A modo de ilustración de lo anterior:
    Mientras todos estos años las clases altas catalanas se han dedicado a educar a sus hijos en escuelas de carácter internacional (enseñanza en alemán, francés o inglés), han promovido en los centros educativos de las clases trabajadoras un modelo lingüístico que va más allá de la normalización lingüística del catalán, dejando las competencias de los alumnos en lengua castellana ciertamente mermadas.
    Así, mientras las clases burguesas preparan a sus vástagos para defenderse en un contexto tanto local como internacional, se limitan por default las posibilidades de los hijos de trabajadores para desenvolverse incluso dentro del territorio nacional.
    (http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/politica/politica/los-politicos-catalanes-prefieren-espanol-o-ingles-para-sus-hijos-
    http://www.elmundo.es/elmundo/2010/02/26/barcelona/1267184913.html
    http://www.lavozlibre.com/noticias/ampliar/173182/los-hijos-de-artur-mas-no-sufren-su-imposicion-del-catalan)
    Entendida una nación como un territorio delimitado, en el que existe una lengua propia y unas expresiones culturales singulares, para satisfacer sus necesidades de reconocimiento y viabilidad, el sistema autonómico (que es más generoso que el sistema federal) es suficiente, sin tener que plantear la cuestión de la autodeterminación.
    La semana pasada se anunciaba la postergación de la fecha inicial del referéndum soberanista. Así Mas, quien hábilmente capitalizó el año pasado el éxito de la Diada para revalidarse en el puesto unos 4 años más, gana tiempo y despista a la opinión pública.
    Mientras tanto, asuntos como el del Palau, el paro en Cataluña, la desaparición del sector industrial, cuentas en Suíza, etc… se caen de los titulares.
    La Gauche Divine y sus herederos, como izquierda son un bluff.
    https://www.facebook.com/photo.php?fbid=628607900512108&set=a.428521020520798.98651.229201933786042&type=1&relevant_count=1

  2. Algunas consideraciones desordenadas sobre el presente texto
    I. «la única fórmula verdaderamente exitosa de internacionalismo que se ha producido es la del dominio financiero global» // (retorno al estado nación como) «delimitación de un espacio posible de transformación frente a la explotación transnacional corporativa.»
    Puede ser. Pero el dominio global de la economía capitalista se ha venido reforzando con la destrucción del estado nación y con la creación de nuevos estados por doquier, cada vez más pequeños y fáciles de controlar (aunque sean recuperados en estructuras más grandes luego, UE, ONU… que nada significan para la población): fragmentación de Yugoslavia, de Sudán, derrocamiento de los tiranos laicos en Magreb y Oriente Medio, desmembración de la URSS en pequeños países ultracapitalistas… El capitalismo internacional y el nacionalismo, desde la I Guerra Mundial (quizás antes) no ha hecho más que apoyar reivindicaciones nacionalistas. Caigo en que habría que remontarse a la independencia de USA y su república de los dueños de esclavos, etc.
    * Me gusta recordar que la fortuna de la burguesía catalana se basa en gran parte en el tráfico de esclavos durante la época colonial.
    Conclusión I: LAS REIVINDICACIONES NACIONALISTAS NO SE OPONEN CASI NUNCA AL AVANCE DEL INTERNACIONALISMO FINANCIERO, no veo razón para contraponerlas.
    II. La autodeterminación de los pueblos
    Desde una postura revolucionaria hablar de autodeterminación de los pueblos en referencia a crear su propio estado o su propia nación me parece caduco, la nación es un constructo, una imagen y toda imagen tiene dueños y amos. Obvio que para los catalanes España (un cadáver político) no tiene nada que aportar, pero TAMPOCO PARA LOS CIUDANOS DEL RESTO DEL ESTADO, hacer hincapié en un conflicto territorial y no de clases sociales, es cuanto menos reaccionario.
    Pensamiento II MEJOR QUE LA AUTODETERMINACIÓN DE CATALUNYA, LA DESINTEGRACIÓN DEL ESTADO ESPAÑOL, EL ABANDONO DE PENSAMIENTOS TERRITORIALES Y GUERRA TOTAL CONTRA LOS DUEÑOS DE LA SOCIEDAD
    – III Independencia como táctica (advertencia de no confundir deseos con la realidad)
    «En definitiva la independencia como vía de transformación de las estructuras del estado en un marco de acción manejable, que le confiera cierto grado de verosimilitud como propuesta que active un movimiento emancipador».
    La independencia es un premio demasiado grande para que tras ella las movilizaciones continúen, lograda bajo el gobierno de CIU convertirá a este partido en un partido hegémonico durante largo tiempo. Es cierto que el deterioro de la situación económica reactivará luego las luchas, pero al principio será fácil para la burguesía vender esta victoria a las masas. Es facilmente entendible que después de un «éxito» la gente no se moviliza, por más que un número significativo de catalanes quiera seguir un camino hacia una libertad más profunda.
    Y SÍ, Aunque el ejército inglés abandone la isla y se ondee la bandera verde sobre el Castillo de Dublín, si no se acaba con el sistema económico imperante Inglaterra os seguirá dominando, a través sus capitalistas, sus terratenientes, sus financieros y el conjunto de las instituciones comerciales e individualistas que ha establecido en este país.
    Pensamiento III: EL PREMIO DE LA INDEPENDENCIA PODRÍA POSTERGAR TODA LUCHA POSTERIOR LARGO TIEMPO.
    Finalmente religión, nacionalismo… son yugos, todo lo que crea masa detrás de símbolos es de naturaleza reaccionaria, hace que categorías de rápida comprensión sustituyan el pensamiento, siembra “certezas” en las masas que las adormece, que las hace controlables…
    Es tiempo histórico de desterrar naciones y religiones.
    Estoy sencillamente en contra de la existencia del Estado, sea este Catalán o sea este Español
    Estoy sencillamente en contra de la idea de Nación, sencillamente porque me parece reduccionista, porque no creo que los territorios pertenezcan a nadie, y porque no creo que las culturas sean compartimentos estanco.
    Así pues, estoy contra España y contra Catalunya, por más que la moda sea otra

  3. Brevemente aclarar algunas cuestiones:
    El asunto no es si el modelo de estado-nación [la minúscula es intencionada]efectivamente se opone de forma clara al dominio financiero global, cosa que no creo que sea cierta, más bien se trata de establecer una hipótesis sobre la percepción que cierta parte de la izquierda puede tener en relación con el nacionalismo como instrumento. En el texto en ningún momento se da por hecho que se contrapongan, de forma efectiva, nacionalismo y capitalismo transnacional. Sin embargo, lo que se afirma es que sí parece existir una narración en el contexto político de la izquierda que establece esta relación. Asimismo, desde este espacio se sigue defendiendo a día de hoy el derecho de autodeterminación de los pueblos [p.e. Izquierda Anticapitalista] por muy caduca que pueda parecer la fórmula. Aludir a tal circunstancia en el texto no tenía una intención afirmativa, se trataba de una constatación de la existencia de tales posturas, que gustarán más o menos pero cuya presencia no puede ser negada, y que podían, al menos parcialmente, explicar una parte significativa de las adhesiones provenientes de la izquierda a la agenda soberanista.
    En resumen, que ya me extendí demasiado. Creo que es obvio que quién escribe, sólo hay que leer el último párrafo del texto, no comparte la idea de que el nacionalismo sea un instrumento para el desarrollo de una política emancipadora. Esto, sin embargo, no significa que no se pueda hacer un ejercicio de análisis de determinadas posturas bienintencionadas que gravitan en la órbita de un nacionalismo, como el catalán actual, que no se le puede aplanar con el rodillo hermenéutico que lo interpreta, de manera excluyente, como arma de las clases dominantes y sus lacayos. Cosa distinta es compartir las esperanzas, tomando como referencia un hipotético horizonte de independencia, con quienes ven en el nacionalismo una posibilidad para desde un espacio, que por su menor escala creen que puede ofrecer oportunidades a los individuos para contribuir efectivamente en un proceso de transformación, resistir a la hegemonía global.

  4. Considerar que el nacionalismo catalán es un falso problema es ignorar a toda una multitud visiblemente descontenta. Es ignorarla o tratar de abordar su claro mensaje con la condescendencia de quién, desde la distancia, se cree más listo. Es obvio que hay un problema. Y es obvio también que la derecha catalanista trata de amplificar y dirigir este problema. ¿Qué otra cosa se podría esperar?
    Lo que sí me parece bastante interesante es que aquí, como en tantos otros lugares, la izquierda adopta una posición nacionalista (según como se mire, todo un oxímoron), al parecer tratando de conquistar un marco de acción más reducido, más manejable, en su búsqueda de emancipación. La vuelta al rural, por ejemplo, preconizada desde otras ramas de la izquierda, podría ser otro indicio de este intento de reducir escalas.
    Creo que el texto de Daniel va de esto, tratando de acercarse a estas cuestiones, que obviamente van más allá del blanco y negro.

  5. Sinceramente Carlos, no sé dónde quieres ir a parar. Nadie aquí está omitiendo nada. Pareciese, siguiendo tus «desordenados» argumentos, que quienes hemos aportado algún elemento de debate a esta cuestión ignoramos las posturas de la izquierda de las que te haces portavoz. Aunque te sorprenda somos muchas y muchos los que pensamos que el nacionalismo es una trampa y que resulta incompatible con un proceso de transformación. Vuelvo a decir que creo que el texto dejaba claro este punto. No obstante, parece que te empeñas en sugerir que esto no es así y que lo planteado aquí defiende de alguna manera o desconociendo otras posiciones, que calificas como más avanzadas [Ruskin y Proudhon están obsoletos, pero el sistema histórico hegeliano del cual te pertrechas no, ¿verdad?], sólo refleja una parte del asunto.
    En todo caso, creo que es inútil que ahora repita cual era el objeto de análisis de esta entrada. Cuando se trata un determinado asunto, claramente acotado, no necesariamente se ha de incluir en el razonamiento, y más si es un texto breve como este, todas las posturas que existen alrededor de un problema. Concretando que una parte importante de la izquierda catalana está engrosando, en los últimos tiempos, las filas del independentismo de manera más o menos tibia. La existencia de otras posiciones contrarias creo que no son tan claras en aquel territorio. Tu aportación crítica explica otra manera, en contraste con la de la izquierda soberanista, de enfrentarse a este asunto. Lo que resulta más complejo de entender es un cierto impulso crítico latente hacía el texto, como si éste se constituyera en defensor de las posturas que tú criticas.

  6. Bueno pues nada… no creo que Daniel necesite hooligangs (o felatores ya que nos ponemos tan grecolatinos), pero en fin.
    ¿Dónde quiero llegar?
    Más que una crítica al texto quería aprovechar para criticar la posición de esa izquierda. En general los partidos de izquierda y sus organizaciones burocráticas se dejan llevar por la inmediatez y el populismo. Se ganan fácilmente votos siendo independentista en Catalunya. Ok.
    A mi poco me interesan las elecciones, lo que me preocupa es el nacionalismo como una forma de privatizar el territorio, sobre eso reflexionava.

  7. Termino,
    la izquierda que de una forma y otra asume posiciones nacionalistas debe ser combatido. Al menos desde mi posicionamiento político, claro y sin ambigüedades.
    Resumiendo en consignas sencillas:
    El nacionalismo es un tipo de fundamentalismo.
    El nacionalismo es una forma de propiedad privada sobre el territorio.
    El nacionalismo implica la falacia de que la cultura es constante en el tiempo creando una suerte de presente perpetuo.
    El nacionalismo va en contra del movimiento de los grupos humanos.
    El nacionalismo implica que la cultura de un individuo está determinada a priori por el lugar dónde nace.

  8. Carlos, tú que lo ves todo tan simple, que lo tienes todo tan claro, deberías plantearte contárselo también a Saharauis y Palestinos.
    Vé y explícales que «hablar de autodeterminación de los pueblos en referencia a crear su propio estado o su propia nación» te parece de lo más caduco.
    Y una vez los hayas convencido de que la solución inmediata es el «ABANDONO DE PENSAMIENTOS TERRITORIALES Y GUERRA TOTAL CONTRA LOS DUEÑOS DE LA SOCIEDAD» (así en plan general, a escala global y sin fronteras), podrán descansar con la conciencia tranquila mientras se dejan matar por unas entidades bastante concretas que vienen siendo estados.
    Y si se te ocurre cómo lograr su liberación ante la agresión de esos estados opresores, sin pasar por intentar establecer, para empezar, un territorio independiente, por favor cuéntanoslo también a nosotros.

  9. claro, claro… muy español que soy, sólo eso puede ser.
    De la ignorancia sorprende su valentía. El pueblo Saharaui era un ejemplo perfecto de pueblo sin nación y sin estado porque era nómada, precisamente sus problemas comenzaron con la colonización y la implantación de fronteras. Su forma de vida la destruyó el colonialismo y encerrarlos en un estado es una muerte cultural de todos modos. Es decir, aceptar la forma de organización territorial de sus colonizadores.
    Pero quizas esto es demasiado complejo. Y es + sencillo leer que he dicho Arriba España.

  10. Caganets + chistes de catalanes avaros + «jajaj, los zombies de Guerra Mundial Z hacen castellets» + aportaciones al Estado= NEVER FORGET. VENDETTA!!!

  11. Ay Carlos…
    ¿Al final tus consignas tan «claras y sin ambigüedades» solo te sirven en reacción al caso catalán?
    Es que justo he querido sacar otros ejemplos, a ver si cambiando de sujeto te parabas a pensar este tema con algo de mesura.
    Puedo seguir, si te parece, y hablamos de las múltiples comunidades indígenas que reclaman un territorio autónomo, que permita garantizar su supervivencia, y tu me explicas mejor eso de que no crees «que los territorios pertenezcan a nadie».
    Es que tal y cómo lo veo yo, mientras los territorios pertenezcan a alguien (y desafortunadamente así estamos) también podrán pertenecer a otros. ¿O abolimos la propiedad solo para los desposeídos? ¿Solo para los catalanes? Me encantaría que me lo aclararas.

  12. Esto es otra cosa.
    Mis consignas tan «claras y sin ambigüedades» sirven en todo caso para los nacionalismos (catalanes, españoles, polacos…). Pero otra cosa es el caso de los indígenas donde el territorio se liga al valor de uso. Estoy a favor de que las comunidades posean el uso de la tierra en la que viven y en la que trabajan, y la defiendan. Pero esto no tiene nada que ver con las naciones, en nuestro mundo estamos desposeídos del territorio y encerrados en ciudades, el nombre de la nación no cambia la situación.
    Precisamente creo, y por eso he comentado el post, que lo interesante es cuestionar el modelo de territorio, asumir la lógica de la nación es ya asumir la perspectiva del poder, que como Roma sólo negociaba con ciudades. Por eso para mi no significan nada las naciones y no son mi lucha, y no comparto el posicionamiento de una izquierda como la que se trata en el texto presente.

  13. Carlos, tú eres quien ha entrado a defender el «ABANDONO DE PENSAMIENTOS TERRITORIALES», a hablar de la «autodeterminación de los pueblos en referencia a crear su propio estado o su propia nación» como algo «absolutamente caduco», a decir que no crees que los «territorios pertenezcan a nadie», etc., etc.
    ¿Territorio? ¿Nación? Los términos que ahora pretendes distinguir los has mezclado previamente tú mismo. Pero bueno, con lo anarquista que querías sonar y ahora te sale la vena marxista… Ya pasa.
    Sea como sea, me alegra que se te haya enfriado un poco la sangre y empieces a procurar razonar. Me parece que la complejidad del tema lo merece.
    PS – Por cierto, y ya que lo mencionas de pasada, también deberías repasar tu posicionamiento respecto al sentimiento nacionalista polaco. Prueba a acotarlo temporalmente en el período de la ocupación nazi. No te costará mucho ver que, insisto, las cosas van más allá del simple blanco y negro.

  14. Hola, me uno al hilo polémico del mes.
    Queria terciar en esta polémica un tanto forzada, tan forzada que no parece haber tal, sino un un desencuentro entre maximalismos y gradientes, o entre ideología y estrategia, habiendo un acuerdo de fondo. Aunque hablando de estrategia me gustaría traer a colación a uno de los protagonistas de la Revolución Social española, el anarcosindicalista Juan Garcia Oliver, que explicando su visión revolucionaria escribía esto:
    «Creo que toda revolución contiene un mucho de nacionalismo»
    Y en una entrevista con Alvarez del Vayo se despachaba asi sobre las brigadas internacionales:
    —Tengo entendido que usted nunca simpatizó con los internacionales. ¿No estará ello en contra de sus principios internacionalistas?
    —En efecto, algo en contra está de mis principios internacionalistas. Sin embargo, prefiero claridad en los planteamientos de lo que se dice y se hace.
    El internacionalismo, en nuestro caso, sería beneficioso si en el extranjero todos los amantes de nuestra causa se manifestasen enérgicamente contra los muchos enemigos que tenemos y que nos atacan incesantemente. Pero si en vez de manifestarse en sus países vienen a España para hacer el papel de combatientes internacionales, cuando a nosotros nos sobran luchadores y nos
    faltan armamentos, ¿qué beneficio logramos con su presencia?
    —No podemos negar que mucho les debemos a los internacionales. Por ejemplo, en las batallas por la defensa de Madrid…
    —No estoy de acuerdo —le interrumpí—. En las batallas por la defensa de Madrid ellos no participaron en la estrategia del 7 de noviembre, cuando abandonamos la ciudad. Por lo que al frente propiamente dicho se refiere, si es Madrid quien resistió o fueron los internacionales, el número de bajas nos lo puede decir, pues se calculan sobre veinte españoles republicanos por cada
    internacional, del cual podríamos prescindir sin que se notase su ausencia.
    —Sus opiniones al respecto son muy peculiares, personalísimas, y no corresponden a la opinión general de la gente.
    —Se equivoca. La gente ya se cansó de ver en los internacionales a un ejército de privilegiados. A los internacionales, que nadie llamó y que sólo vinieron a reforzar las posiciones de quienes, como los comunistas, eran una ridicula minoría.
    Oliver tambien tenia una curiosa postura sobre la posibilidad de dos estdos españoles como consecuencia de la guerra civil:
    «Si por la situación geográfica y política del fascismo no cabe esperar que abandone la partida, cabe esperar dos formas de poder conseguir la victoria. Una, la reconquista palmo a palmo de todo el territorio nacional, de las posesiones coloniales y de sus hijos. Otra solución sería lo que podrían hacer como máximo sacrificio,
    como máximo favor Francia e Inglaterra en beneficio de la causa antifascista española. Esto es: que la unidad nacional existente hasta el 17 de julio del año pasado fuese transformada mediante un nuevo statu quo, según el cual se
    impusiese la paz, concediéndonos a nosotros esa pequeña porción de España que tenemos y reconociendo la otra media España a un Estado fascista. Y nosotros, que somos anarquistas, que hemos sido siempre internacionalistas, que no compartimos el concepto político del nacionalismo; nosotros, anarquistas, decimos que eso no puede ser. Acaso de todos los cálculos que actualmente se hagan ése sea el que prive en el pensamiento de la diplomacia internacional: partir España en dos.
    Nosotros, anarquistas, nosotros Confederación Nacional del Trabajo, que representamos a nuestros trabajadores de esta España liberada, pero que representamos también a los trabajadores de la otra media España, nosotros decimos que la CNT no consentirá nunca que España sea partida en dos.»
    Bueno, simplemente espero haber aportado mayor confusión a la discusión.

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