La galería okupa de ARCO 2015

Nos afean los lectores que no nos pronunciemos sobre ARCO, pero ¿qué decir de ARCO que no se haya dicho ya?… despues de años de repetir una y otra vez lo mismo, como si fuese el día de la marmota. El Rey lo inauguró, las élites babosean por la zona VIP, la diplomacia colombiana mete pasta a saco (esto sí es nuevo, pero es que es el país invitado, invitado a pagar unas cuantas cuentas), los artistas se apiñan en la zona Bombay Saphire a trasegar gin-tonics por la patilla y unos y otros se afanan en sus trapicheos, por si cae algo para ir tirando o para engrosar cuentas en el extranjero… un mercadillo, mal lugar para el arte. No queríamos hablar de ARCO porque no nos interesa… pero ayer circulaba de móvil a móvil esta foto de una oscura galería en un rincón de la feria que capturó nuestra atención (¿vinieron de Popayán?).

narcocolombia

26 responses to “La galería okupa de ARCO 2015

  1. Apreciado Germano: ¿En verdad ya no podemos decir nada nuevo con respecto al lugar del arte en la era de la globalización de la avaricia? ¿El lugar del artista dejó de estar al lado del «proletario» excluido y vejado, y damos por sentado que ahora su lugar está del lado de la mercancía? ¿No podemos insistir en que aquello que nos interesa del arte son las experiencias de igualdad y libertad que propicia? ¿No podemos insistir en que la mercancía de feria no proporciona ninguna experiencia real, capaz de transformar sus propia teoría enlatada? ¿No podemos exigir a los Estados que los impuestos de los ciudadanos y las ciudadanas no se usen para hacer turismo diplomático y artístico? ¿Tan agotados estamos?

      1. … pero respondo sin tino a Jorge porque me cae bien.

        -«¿En verdad ya no podemos decir nada nuevo con respecto al lugar del arte en la era de la globalización de la avaricia?»
        Sobre uno de tantos lubricantes sociales útiles para el mantenimiento de las dinámicas actuales podemos hablar cuanto nos plazca. Otra cosa es que lo que digamos pueda o deba ser nuevo.

        -«¿El lugar del artista dejó de estar al lado del “proletario” excluido y vejado, y damos por sentado que ahora su lugar está del lado de la mercancía?»
        Dejando de lado si alguna vez ha existido ese tiempo mitológico en que el artista se alineaba, como ente diferenciado y lleno de autoridad, a un proletariado desposeido, lo que resulta innegable es que aquellas artistas que hoy participan activamente, con sus mejores galas y sus más obedientes propuestas, en eventos de este tipo, se subordinan de forma indeleble a los explotadores y privilegiados. Por más que nos pese, ell propio modo de producción que abrazan no permite marcha atrás ni dobleces discursivas.
        Puede que algunos de los más vulnerables a la culpa entre estos artistas cortesanos intenten en paralelo minimizar su consciencia de servidumbre mediante operaciones estéticas de diverso tipo (enunciados pseudo revolucionarios aparentemente extremos, exposiciones reivindicativas en espacios «alternativos», confrontaciones escenificadas contra estructuras sistémicas de tercer orden…), pero hablamos de esfuerzos que irremediablemente operan como elaborado teatro kabuki, como sobreactuadas pretensiones de ubicuidad o disfraces añejos de falsa candidez.

        -«¿No podemos insistir en que aquello que nos interesa del arte son las experiencias de igualdad y libertad que propicia? »
        Sin duda, mas esas características e intereses, asumiendo que existan residualmente en el arte occidental, desaparecen por completo y de forma palpable en un recinto y contexto como el que ahora analizamos.

        -«¿No podemos insistir en que la mercancía de feria no proporciona ninguna experiencia real, capaz de transformar sus propia teoría enlatada? »
        De hecho, es necesario insistir en ese extremo.
        Adelante, ejemplos no faltan.

        -«¿No podemos exigir a los Estados que los impuestos de los ciudadanos y las ciudadanas no se usen para hacer turismo diplomático y artístico?»
        Podeis…
        Yo a nivel personal no abogo por establecer interlocuciones con los «Estados» en términos de ciudadanismo, y mucho menos en temas de materia fiscal, donde continuamente ciertas posiciones camufladas tras la terminología libertaria se solapan peligrosamente con el neoliberalismo más rampante.

        -«¿Tan agotados estamos?»
        No.
        Cansados tal vez, agotados nunca.
        ¡Habiendo café!

        1. Encuentro muy generosas las respuestas de Germano, también me cae bien, sabe de qué habla. Ahora comprendo mejor el silencio estratégico de este blog respecto al dispositivo de las Ferias y al boato de los gallinazos que se pavonean ahora mismo como pavos reales en ARCO, esos y esas que Germano-París llama elegantemente “artistas cortesanos”.

          Ahora bien, ¿por qué insistimos en gastar pólvora en estos gallinazos y gallinazas? Bueno, creo que es por toda esa ideología burguesa asociada a la palabra Arte, con la cual se mantiene hechizados a muchas y a muchos ingenuos como yo. ¿No es hora de mandarla al diablo? Me da la impresión de que ustedes advierten las Contraindicaciones del Arte, y ya lo han hecho.

          Algo bueno tiene esta feria, me doy cuenta finalmente de que lo que está “agotado” es el Arte. La crítica quizá solo está “cansada”. Después de la temporada ferial se recuperará. (¡Ay! ¡Pero otras ferias vendrán a competir en ostentación! ). Si Germano-París tiene razón, la crítica se ha desplazado a otros campos, más allá del arte y la estética. Sólo una crítica audaz e imaginativa, puede pensar esta feria infame (hecha con recursos fiscales de uno de los países más desiguales del planeta). Ojalá sea cierto que la crítica no ha muerto, tal y como nos dicen los curadores del régimen estético colombiano en boga, el mismo que pomposamente hace presencia en ARCO 2015.

          1. Da igual, lo suscribo casi todo, y me he ahorrado tener que contestar y aún me llaman generoso, ha sido perfecto

      1. Yo creo que si marcas con una X la casilla de la iglesia católica en la declaración de renta, tus impuestos financian esa muestra y la de las edades del hombre.

  2. Gracías a todos y a todas por la conversación. Solo en su despliegue múltiple se comprende qué sentido tiene creerse libres e iguales viviendo presos de los lobos del mercado del arte financiado y subsididado por el Estado, como es el caso que nos ocupa. Así sucede en Arco 2015, así lo padecemos a diario en Colombia, desde hace veinte años.

  3. Seres de luz, amigos, ¿no tiene algo de cortesano todo vuestro anti-cortesanismo? ¿No es la negación del valor de la feria una forma de justificar la ausencia indeseada?

    ¿Acaso los artistas no son productores que venden su tiempo y trabajo a cambio de dinero, como los demás? El mercado, las ferias, los rastros, las galerías, los museos, Internet… lo que sea. ¿O son seres puros, brillantes, augures que rebuscan en las tripas de lo diario, cuya función de oráculo de lo social y lo sublime les sitúa por encima del intercambio transaccional que desde tiempos del trueque les ha permitido comer?

    ¿Acaso no tiene quien publica un galerista? ¿Acaso no hay quien hace tours internacionales para vender, coqueteando con el vil metal? ¿Acaso eso es reprochable?

    Ese artista al lado del proletariado -ROFLMAO- no deja de creerse intelligentsia…

    La globalización de la avaricia data del s. XVI.

    Jorge Peñuela, mucho brindis al sol veo, eh? Pero qué domingo tan bonito ha hecho hoy.

    1. Para el carro.
      ¿Que seres de luz ni que niño muerto?
      Si se acepta le etiqueta de artista (y profesiones aledañas), eso es lo que hay, aquí no se salva ni el tato.
      ¿Acaso crees que para describir una situación hay que situarse fuera de ella? ¿Necesariamente por encima, interpretas?
      Menos infantiladas y aspavientos, censura, que aqui de pureza solo hablan los fans del anciano decorador de interiores.

      1. Net art, creo que has leido pocos posts de Contraindicaciones.

        Me agrada ver que dominas los polisílabos (infantiladas; aspavientos). PA+

        Besicos

    2. Sí, ¡qué domingo tan soleado! Bueno, ¡al menos todavía no tenemos que pagar por salir a las calles a tomar un poco de sol! ¡No todavía!

      Creo que es necesario precisar el contexto de este debate: los artistas pueden seguir vendiendo mercancías culturales, como hasta ahora lo han hecho, y con bastante éxito. Sería mezquino no decir que hay unas muy “bellas”.

      Pero, por favor, ¡qué no nos vengan estos artistas con el cuento de que el suyo es arte político, es decir, crítico con el capitalismo burgués, comercial, industrial, financiero, informático, ministerial, académico, artístico, pictórico, poético, etc., etc., etc… Por favor, alguno de estos artistas comerciales y empresariales nos puede decir cuánta perversión puede soportar un cuerpo. Ser político es ser actual, y la actualidad nos grita que ya no aguantamos tanta perversión neoliberal. Esta perversión metálica es la que ciega la “cosa bella” que se pavonea en las Ferias de Arte Contemporáneo Global. Me vuelvo a preguntar a mí mismo: “mi mismo”, si nuestro interés es la actualidad, ¿por qué seguimos hablando en Contraindicaciones de las Ferias de Arte? “Mí mismo” responde con voz gutural: porque, como Hamlet queremos saber quién mató al arte, a la milenaria esperanza de igualdad y libertad.

      1. Jorge Peñuela, llegados aquí basta ya de vaguedades.
        Queremos nombres.
        ¿Quienes son los diablos neoliberales colombianos?
        Ya está bien de tirar la piedra y esconder la mano.

  4. La respuesta a Anónimo no parece tan obvia. Sin embargo, para facilitar la lectura de los colegas de Contraindicaciones, metodológicamente en mejor decir quiénes no son neoliberales, la lista es más pequeña. Son muchos los artistas que manifiestan en silencio las políticas neoliberales. Sin embargo, el miedo a perder el apoyo del Estado los mantiene en silencio. Quiero hablarles de tres artistas cartageneras que están luchando por su diferencia: Muriel Ángulo, Alexa Cuesta y Helena Franco. En Colombia se las conoce como la “emputadas cartageneras”, nombre bajo el cual hicieron varias acciones de rechazo a la primera Bienal de Arte Contemporáneo de Cartagena. Resumo los puntos del debate interno:

    1) Los curadores de chaqué rojo al servicio del Estado colombiano, han comprometido los impuestos de todos y todas las colombianas, los pocos recursos de uno de los países más desiguales del planeta. Su lucro personal es perverso. Con seguridad, con ellos también haya necesidad de hacer la paz, así, con la soberbia que ostentan en cada una de sus puestas en escena, exijan no pagar un solo día de exilio estético. A nuestro modo de ver, Arco 2015 configura un peculado por apropiación.

    2) El Ministerio de Cultura de Colombia muestra con descaro sus vínculos con la élite comercial responsable de la miseria en que viven millones de hombres y mujeres colombianas. La misma miseria estetizada que los galeristas exportan como “obras de arte”. No se trata sólo de Arco 2015, son más las fiestas privadas financiadas con recursos públicos.

    3) El Ministerio de Cultura de Colombia no muestra ningún interés por los artistas que no sean visibles para las coordenadas comerciales del mercado. El Ministerio de Cultura anglosajona que impera en Colombia, declara una guerra total en contra de las múltiples maneras de pensar de los colombianos y las colombianas. La Cátedra Doris Salcedo, proclamada recientemente, es la declaratoria formal, pero la guerra se venía ejecutando silenciosamente desde hace doce años.

    4) Las maestras Muriel, Alexa y Helena, no quieren estar en los mercados, no quieren ser condecoradas con la etiqueta comercial “artista contemporáneo”, la medalla de reconocimiento comercial otorgada por los curadores de chaqué rojo. Son sabias y no aceptan presentes envenenados. Tampoco quieren ingresar como asimiladas a la estética salcedista que promueve con descaro y entrega total el Estado colombiano. Cabe preguntar: ¿por qué en el Ministerio de Cultura anglosajona se ama tanto a Salcedo si el pueblo del cual se lucra jamás ha oído hablar de ella? La respuesta es obvia: sus formas expresan la ética del país y la lengua amada. La desgracia del pueblo anglosajón consiste en evidenciar que «sus» artistas están en otra parte. La de Salcedo consiste en que su pueblo está allá y no acá.

    Finalmente, la indignación de las cartageneras emputadas es por el uso ilegitimo que el Ministerio de Cultura hace de los impuestos de todos y todas las ciudadanas. Por estas razones es que acompañamos a las artistas y a los artistas ninguneados de Colombia. Estas líneas van en homenaje de ellas y ellos.

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