Las prácticas del conflicto // Antonio Orihuela
La realización del arte en la vida significa la propia extinción del arte
como otra cosa independiente de la vida,
que hablaría a la vida desde otro lugar.
DE VICENTE. Contra la superficie…
Sobre el trabajo de un carpintero que monta una silla o el albañil que levanta una casa hay elementos de contrastación empíricos para juzgar el trabajo final. El trabajo creativo sobre el lenguaje sólo se puede juzgar como una cuestión retórica, reflejo de condiciones sociales y materiales concretas a cada individuo, que hacen que el discurso adopte unas formas y no otras, que llores con una sevillana corralera o con Ionización de Varesse. De ahí que los cánones de calidad sólo sea posible reconocerlos como tales en la medida que se comparta una misma formalización del discurso, derivada de unas particulares relaciones de dominación que delimitan y legitiman comunidades que se reconocen e identifican con ellos. En suma, que las reglas que las comunidades de usuarios asumen como tales ya les vienen dadas. En la medida que sea posible identificar los intereses de las clases dominantes con los intereses de los particulares, aquéllas se aseguran el éxito, reproducción y amplificación de sus propios intereses, que ahora aparecerán como naturales, atemporales y neutrales.
El canon de calidad, lejos de imponerse autoritariamente, adopta la forma de la condescendencia, es decir, utiliza la jerarquía para negarla, así, se manifiesta demagógicamente como objetivo. Al tiempo que lo niega, lo explota (Bourdieu, 2000), y el mercado, al favorecerlo, lo hace aparecer como natural y neutral, lo legitima.
Si la silla o la casa está mal construida te caes o se te cae encima, es una cuestión funcional. Pero el poema es siempre una cuestión de condescendencia, aunque no comunique nada no por eso deja de haber quien considera que la lengua, bajo determinados códigos, no debe comunicar nada. Hay incluso movimientos que consideran la práctica poética bajo estas formas: Dadá, o más cercanos, los poetas de la poetry languague, son movimientos basados en sillas que no asientan y casas que se caen. El problema por tanto, continúa remitiendo a la existencia de una norma reflejo de un sistema de poder, es decir, sigue siendo ideológico, no funcional. Afortunadamente, los códigos poéticos tienen relevancia como prácticas sociales, las configuran, las transmiten, las reproducen (y también, por todo ello, pueden transformarlas, pueden influir en la consciencia, ayudar a los individuos a pensar –y vivir- sus vidas de otra forma), están lejos de determinarlas, sí, y serán, como la Cultura, un reflejo más de aquéllas, también las sillas o las casas, pero a otros niveles de articulación social.
Por favor, buscadle una Diputación, a ver si le dan una paguilla. Ya ha demostrado que se ha leído tres libros, solo le ha faltado mencionar la cama de República X, a ver si no se rompe como la silla. Qué hartura…