Estamos muy acostumbrados a criticar el arte publico depositado en las calles de Madrid. La época de Álvarez del Manzano fue especialmente nefasta, todos nos acordamos de la mítica Violetera en la esquina de Gran Vía con Alcalá, hoy ya desaparecida (quizás comparta almacén con el Franco ecuestre de los Nuevos Ministerios).
De aquella oscura época también es de resaltar el Monumento a la Virgen que se quería instalar cerca del «Angel Caído» (erigido en 1874), quizás la única escultura pública dedicada a Lucifer, para que su divina presencia exorcizara este bizarro monumento diabólico… finalmente en vez de instalar a la Virgen en el Retiro a la vera de Satán, se la llevaron al Parque del Oeste.
También fue muy comentado en su momento el memorial que se proyectó para honrar a la Guardia Civil, consistente en un gigantesco tricornio, afortunadamente no llevado a cabo.
En el parque del Oeste junto a la Virgen, un lugar trufado de numerosos monumentos, destaca el dedicado al Maestro, financiado por los Amigos de la Capa, con su siniestro aire pedofilo…
A estos horrores más o menos ocultos tendriamos que añadir las múltiples esculturas públicas medio naturalistas en las calles del centro, que cuando andas despistado te pueden dar un buen susto…
También podemos señalar en este delirante tour por la capital española la escultura del Papa, sita en ese gran monumento al Kistch ecuménico que es la Catedral de la Almudena…
Las estatuas se han convertido en un cáncer dendro del entramado urbano: no podemos dejar de recordar el luctuoso hecho acaecido recientemente (el pasado dia 7) cuando un vecino se estrelló con su coche contra la escultura de Arguelles en la calle Princesa, defenestrándola.
En fin, que en esto de la escultura pública como en muchas otras cosas deberíamos de fijarnos en nuestros vecinos europeos, y si no me creeis ved este ejemplo de arte público en la ciudad belga de Charleroi…
Marsupilami pour toujours!!
La idea de la estatua de «La Violetera» fué de Rodríguez Sahagún, «a Dios lo que es de Dios y al Cesar …». La estatua de Franco tampoco estaba tan mal, una cosa es el personaje y otra la obra de arte.