Mapa de la Abstención

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Elaboración propia con resultados electorales oficiales (Ministerio del Interior). Total Estatal. Faltan sólo las elecciones Autonómicas, que no se han incluido por ser poco homogéneas con las demás.
La abstención comparada con las otras dos opciones principales donde figuran exclusivamente el número de votos y de censados abstenidos, datos originales que enseguida desaparecen en la mayoría de las informaciones o análisis de los resultados y que son sustituidos por porcentajes abstractos, como primer paso para la manipulación y digestión de los mismos…


Aún siendo la web del Ministerio del Interior la oficial para alojar estos datos, resulta que faltan los resultados de las dos primeras elecciones municipales. Al preguntar por ello al telefono del Congreso y después de rebotar la pregunta unas cuantas veces, te contestan que «en esas dos consultas no se publicaron sus resultados en el BOE y al mostrar mi asombro ante ello, te contestan: «es que por esos años se estaba construyendo España!» y a lo que se ve, el BOE sin percatarse de ello; luego me escribieron comunicándome que «…tampoco la Junta Electoral Central dispone de ellos (los datos) en red. Esta información se encuentra en unos legajos depositados fuera del Archivo».
Prácticamente en 3 de cada 4 de las 26 consultas representadas, la opción mayoritaria es la abstención. El primer triunfo del POSE en la Generales de oct. 1982, supuso la primera ocasión en que un partido político alcanzaban 10 millones de votos para gobernar en este país, destacando la legitimidad democrática que ello otorgaba ¡Que decir entonces de la más que masiva y creciente presencia del abstencionismo actual! Además en nuestro sistema político no existe ningún mínimo legal de participación electoral para legitimar los resultados, al contrario de muchos países de Europa y Latinoamérica, donde invalidan cualquier elección que no supere una determinada participación del electorado.
La abstención tiñe de negro el panorama electoral, que ha ido creciendo desde las primeras elecciones hasta llegar a las cifras actuales, más que significativas. Por entonces, sí que se podía pensar que buena parte de la abstención se nutría de la desinformación y atraso social. Un ejemplo de ello es que en 1.978 la Constitución Española fue rechazada únicamente en Galicia y en Euskadi (que la rechazaron precisamente por lo contrario), hoy día la abstención crece de la politización, la desconfianza y descontento irremediable que produce el sistema actual, unido a otros causas como los resultados de Izquierda Hundida y el prestigio y desarrollo de las ideas autónomas y anarquistas.
Durante estos 32 años de elecciones ha habido 342 víctimas del terrorismo de Estado en sus diversas fisonomías y siglas, 30.000 detenidos, 16.000 encarcelados, 6.000 torturados, 13 muertos en comisaría, 16 presos muertos en las cárceles de la dispersión y cinco medios de comunicación desaparecidos. Además estos años tenemos la ilegalización por la cara de partidos o coaliciones electorales por la sencilla razón de que no interesan las ideas que defienden, así por las buenas. La verdad del Sistema surge en sus excesos y como decía Rosa Luxemburgo «la libertad siempre ha sido y es la libertad para aquellos que piensen diferente» y sin libertad no se debe votar.

3 responses to “Mapa de la Abstención

  1. ¿No es un poco iluso creer que la abstención crece por la politización y el prestigio de las posiciones autónomas?
    No será mas bien que crece por un analfabetismo politico generalizado. ¿Os imaginais a esos abstencionistas presuntamente de izquierda votando a IU? ¿No se lograría en realidad un cambio radical de nuestra sociedad?

  2. La abstención electoral, tu opción.
    CNT de Extremadura
    Elegir que alguien decida por ti no es decidir
    Tradicionalmente, CNT ha propugnado la abstención en todo tipo de comicios, y lle- vamos casi un siglo de existencia, por lo que raramente se nos puede acusar de hacer el juego a tal o cual partido. La democracia representativa se basa en la mentira de que las personas, eligiendo que alguien tome las decisiones que deberíamos tomar entre todos y todas, estamos decidiendo realmente. Lo que se presenta como un día en el que los ciudadanos y las ciudadanas son soberanos y deciden es pura impostura. Porque si uno se para a pensar con la cabeza fría… ¿Qué decidimos? ¿Decidir que alguien decida por nosotros es realmente decidir? ¿Elegir entre diferentes élites que se encarguen de tomar las decisiones colectivas…es democracia? La respuesta no es muy difícil: No. Un claro y rotundo NO.
    Es muy irresponsable otorgar a una camarilla de elegidos nuestra capacidad de decisión sobre el mundo que nos rodea, sean del color que sean. Y además es iluso el creer que metiendo un voto en una urna y reclamando responsabilidades (?), estamos decidiendo realmente.
    EL VOTO, la gran mentira
    Votar no hace sino ayudar a mantener el statu quo del sistema, independientemente de quien de forma circunstancial gobierne. El voto, lejos de dar la palabra a los ciudadanos, lo convierte en sujeto pasivo presto a convalidar la dedocracia de los jefes políticos que mandan en los partidos que son, al fin y al cabo, quienes eligen a los que van a ser elegidos: No se elige a la persona ideal, si es que existen estas personas, se elige a quién te pone la dirección política de un partido.
    El voto anula la capacidad de auto-organización de la sociedad al delegar en otras tareas que nos corresponde a los ciudadanos, acostumbrándonos a ser meros actores de nuestras vidas que son organizadas desde fuera. Los ciudadanos no tenemos capacidad de veto sobre los elegidos, siendo éstos personajes impunes durante cuatro años. La capacidad de control de los ciudadanos sobre sus gobernantes queda así supeditada al «vote a otro la próxima ocasión» repitiéndose de forma viciosa el círculo de descontrol al poder.
    El voto, pues, no es la solución sino la trampa.
    CAMBIAR LAS COSAS
    Frente a quienes piensan que hay que cambiar de gobierno o seguir con el mismo por las circunstancias de todos y todas conocidas y que día si día también nos recuerdan los políticos y sus voceros, no está de más recordarles que los acontecimientos que nos está tocando vivir no es sino puro juego político-parlamentario. En realidad, no hay grandes diferencias entre los partidos políticos y basta leer o ver cualquier medio para darse cuenta que solo comentan cosas anecdóticas, que cualquiera de las cosas que preocupan al grueso de ciudadanos y ciudadanas quedan relegados a grandilocuentes frases vacías de contenido. Pensar que cualquier cambio pueda venir por este lado es política-ficción.
    En efecto, en ningún lado del mundo a través del juego político-parlamentario se ha logrado un cambio sustancial de las relaciones entre los ciudadanos y el poder. En ninguno.
    Si de verdad queremos un mundo mejor, si queremos más cuotas de libertad, si que- remos ser justos y solidarios con los de fuera y dentro, respetuosos con el medio ambiente no hay más camino que el trabajo del día a día y por esas causas. Ni gobiernos ni estados, ni partidos ni políticos, ni capital ni nadie lo van a solucionar ya que ellos son la causa de la desigualdad. Sólo organizándonos de forma horizontal (sin que na- die esté por encima de nadie), autónoma al poder (para ser dueños verdaderos de nuestras decisiones), gestionando nuestras actividades por nosotros mismos, y repartiendo por igual tareas y riquezas podemos empezar a tomarnos en serio aquello de la «democracia».
    Por todo lo dicho planteamos que ante las próximas elecciones del 9 de marzo no hay que ir a votar, porque la mejor forma de decirles NO es simplemente no entrando en su juego.

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