Morquillas, suspensión de exposición y comunicado

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Bilbao, 10/Julio/2007
Estimad@ Sr@:
Supongo que la pasada semana os habréis sorprendido por un comunicado del museo de BBAA de Bilbao aparecido el día 5 en diferentes periódicos (Correo, Deia, Mundo, País…), suspendiendo mi exposición unilateralmente por el señor Viar ‚Äìdirector del museo- por motivos inexistentes, absurdos y peregrinos. Se ha pretendido maliciosamente asociar este asunto por él, a una petición de dinero por mi parte, cuando la única realidad ‚Äìcomo describo en la nota- es que ni cobro ni he cobrado un duro por realizarla.
Estas cuestiones y dichos que pretenden dañar mi imagen, persona y exposición son rotunda y completamente falsas. Te adjunto el comunicado con que he respondido ante la prensa. Te agradecería su divulgación.
Espero que podamos vernos en la inauguración.
Suerte.
Morquillas


Se ha solicitado al museo en numerosas ocasiones, a tenor de los acuerdos firmados el 15 de Noviembre de 2004, que proporcione los medios y recursos económicos que se comprometió a aportar para sufragar el coste de la muestra. Por razones desconocidas los ha negado, impidiendo y dificultando la entrega de diversos materiales imprescindibles para la realización de la exposición. Todos ellos estaban incluidos en las cantidades que el museo se obligó a aportar y no añadían incremento alguno a su debida aportación. Dicha actitud, al margen de intenciones ocultas, no es otra cosa que un incumplimiento de sus obligaciones contractuales.
Pese a estas dificultades y reticencias continuas que han impedido la realización de los trabajos que componían la exposición, siempre ha sido nuestra intención superar los problemas e inconvenientes que la impericia del museo ha situado frente a ella. Así, se ha continuado trabajando en la misma, en la esperanza de que cumpliese sus compromisos. Nuestras esperanzas se han visto defraudadas.
Las persistentes dificultades han ido en aumento hasta el extremo que al día de hoy, 7 de las 10 esculturas que se integran en la muestra no han podido realizarse debido única y estrictamente a la negativa, retención e inmovilización que el museo ha ejecutado. Requerido continuamente para que explicase los motivos, nunca se ha dignado responder (Es significativo al respecto ‚Äìespecialmente para una exposición de producción propia- que durante los cinco años de trabajos, la comunicación y el contacto personal con el Sr. Viar se remitan única y literalmente a dos iniciales minutos protocolarios).
Con la manifiesta voluntad de realizar la exposición pese a todos los inconvenientes descritos, el comisario Iñigo Sarriugarte y yo mismo mantuvimos una reunión con José Julián Bakedano, subdirector del museo, pues la fecha de alquiler del estudio proporcionado por el museo vencía improrrogablemente, y los materiales no habían sido suministrados por el mismo impidiendo la realización de las obras. La única solución consistía en la entrega inmediata de los materiales necesarios para realizar las obras y que tras ello, dispusiese un nuevo local de trabajo para dar continuidad y futuro a la exposición en la fecha prevista. Dado que la situación se había originado por la falta de provisión del museo, a este deberían corresponder los gastos. Tanto el Sr. Bakedano, como el comisario Sr. Sarriugarte, yo mismo y otras personas buscamos un nuevo espacio de trabajo y montaje que permitiese además fotografiar las obras para su reproducción en catálogo. El museo recogió y depositó transitoriamente las obras en un almacén, a la espera de su traslado al taller definitivo. Mientras, el Sr. Bakedano sometía la propuesta al Sr. Viar para su aprobación.
A partir de aquí, todo es conocido. La respuesta del Sr. Viar ‚Äìde la que soy informado por prensa- suspendiendo unilateralmente la exposición, alegando que era una exigencia injustificable, un interés mío por el dinero y otros etcéteras aparecidos en los periódicos, de escasa y difícil justificación ética, moral y personal, es asunto que solo posee la virtud de situar con extrema precisión a la persona que la otorga.
Nada de lo vertido en los diarios es cierto, ni admitimos la suspensión. Mi interés y obligación es la de continuar con el proyecto de exposición. Ni se ha pedido más dinero, ni se ha pedido más financiación, salvo los gastos imputables u originados por la supresora gestión y su falta de provisión. Nunca. Tampoco se ha sobrepasado el presupuesto aprobado en ningún modo o manera. Nunca se ha cobrado nada por mi trabajo, ni han sido abonados los gastos personales y de materiales, aprobados, autorizados y contemplados en la dotación económica obligada y prevista. Todo lo publicado es completamente falso y no tiene otro propósito que dañar y destruir mi imagen, mi persona y los contenidos de la propia exposición y el catálogo.
Por el contrario, esta extraña e ilógica respuesta con disfraz intransigente, acompañada de numerosas interferencias y cuestionamientos vertidos sobre la tipología y la intencionalidad de las obras, cerriles e incultas, impropias de un museo de arte que contrariamente debiera educar sobre estas cuestiones y propósitos, solo encubre un ejercicio censor puro y duro, motivado por mi negativa a firmar un documento de autocensura que por una parte pretendía exigir el silencio de mis palabras e ideas tanto antes como después de la exposición, y por otra anular expresamente mi control sobre la imagen de la misma. Rechazado tajantemente este, se me volvió a reenviar para su firma, incluyendo nuevamente la exigencia de ambas renuncias, a mi palabra ‚Äìconseguir mi silencio perpetuo- y al control de mi exposición y los cientos de textos que la integran‚Äì permitir la exclusión de obras o literatura ‚Äòmolestas‚Äô-. Mi negativa a tal despropósito ha sido la espoleta que ha puesto en marcha toda esta operación de acoso y derribo de mi persona y de la exposición. Recuérdese, que mi exposición es proyecto de Mikel Zugaza y no de Javier Viar y que este último no es la primera vez que se asocia a la censura; vuélvase a recordar que en anterior muestra, donde él ejercía de comisario, se censuró la obra con que participé. Obviamente, el objetivo de todo este proceso no es otro que impedir y ocultar los contenidos de la exposición y esconder la visión de una gestión absurda y deficitaria.
Sr. Viar:
No admitimos la suspensión. Frente a su decisión unilateral de interrumpir la exposición justificada en causas inexistentes o peregrinas, instamos al museo que cumpla sus obligaciones contractuales y proporcione de una vez por todas los medios y materiales a los que está obligado por contrato para poder dar continuidad a la misma.

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