No ghost Just a Shell

Dos artistas compran los derechos de explotación de un personaje de comic manga llamado Ann Lee. Animan a otros artistas a utilizarlo como mejor les parezca y, finalmente, ceden los derechos al propio personaje. Metafóricamente, es de suponer, ya que ceder los derechos de autor a algo que no sea una persona no creo que esté contemplado en ningún marco legal.
Ahora es el propio personaje el único legalmente capacitado para reproducirse lo que, en la práctica, equivale a su muerte.


Como la historia es antigua (2002) y se ha publicado en distintos medios me limito a enlazar estos artículos:
En castellano, una reseña bastante completa.
Revista Wired.
El Moma de San Francisco (en donde fue exhibido el proyecto tras su presentación en zurich).

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