¿Qué está pasando en Irán?

El verano pasado era habitual oir que el siguiente objetivo del imperialismo yanki iba a ser Irán. Sin embargo la victoria electoral de Obama enfrió el belicismo norteamericano, pero eso no quiere decir que sus objetivos de política exterior hayan cambiado más que en las formas. A todas luces lo que está sucediendo en aquel pais en este momento no es sino una operación desestabilizadora promovida por la CIA ( y seguramente otros aliados del Imperio). Asi que cuando el gobierno iraní habla de que las revueltas por la «libertad» están promovidas por «terroristas» no le falta razón.

Si nos creemos que las revueltas de los iraníes simplemente están siendo llevadas a cabo por la reacción de un pueblo que se siente engañado por un fraude electoral es que no conocemos la realidad de ese país. Ahmadinejad no deja de ser una marioneta en manos de los clérigos, asi que si desde aqui nos queremos creer el enfrentamiento entre este y Musavi por un supuesto pucherazo nos estaremos tragando la pildora que están dorando los medios de comunicación occidentales.
Otro de las cuestiones no explicadas es que en Irán no hay un claro núcleo de poder sino que está repartido entre distintos grupos de intereses, todos ellos dirigidos por clérigos con distintas posturas. Un enfrentamiento ciudadano entre los partidarios del actual presidente y su opositor poco cambiaría en el reparto de poder iraní. Ahora bien si se logra crear un clima de descontendo y represión lo suficientemente intenso podría desembocar en una guerra civil, dándose un escenario en el que la inteligencia norteamericana podría hacer valer sus intereses apoyando a la burguesia reformista iraní que se siente excluida de los procesos de globalización y que es claramente pro-occidental
No deja de ser llamativo que el gobierno estadounidense haya pedido a Twitter que no acometa unos cambios de mantenimiento que llevarian a dejarlo offline durante unos días, ya que es propicio para sus intereses que el descontento se propague.
No se trata de una revuelta abierta contra el poder de los ayatolas, como la que se dió en junio de 2003, sino de una pulida operación de guerra psicológica en el frente social que utiliza a la oposición «reformista» iraní como un caballo de troya para desgastar el poder de los clérigos.